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Lo miré, algo confundida por su reclamo. Me sentía como una completa idiota por lo avergonzada que estaba… aunque, en el fondo, no podía dejar de pensar en ese beso. Ese beso. Tan distinto al primero que alguna vez di. Tan inesperado. Tan él.
—No exageres, Jake. Solo fue un beso —dije, intentando sonar casual, como si no importara. Como si no me hubiese dejado temblando.
Jake abrió los ojos, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar, y se llevó una mano dramáticamente al pecho.
—¿Cómo puedes ser tan desconsiderada?
—¡Jake, por favor, no seas tan dramático! Lo lamento, ¿ok? Lo del beso… lo siento —bufé, frustrada.
—¡Estás siendo muy imprudente con mi corazón! —soltó, haciendo un puchero ridículo que, para colmo, le quedaba bien.
No entendía nada. Su actitud me desconcertaba más de lo que quería admitir. ¿Estaba hablando en serio? ¿O solo se estaba burlando de mí? Porque si ese era el plan, lo estaba logrando. Me estaba volviendo loca.
—¿Qué tengo que hacer para que me perdones? —pregunté, sintiéndome cada vez más mal. ¿Había cruzado una línea sin darme cuenta?
Jake me miró por un segundo... y sonrió. Apenas, pero lo hizo.
—¡Dímelo, Jake! —insistí, cruzando los brazos sobre la mesa.
—Déjame ser tu novio —dijo de pronto, y tomó mi mano con una seguridad que me descolocó por completo.
Lo miré, incrédula. ¿Qué rayos le pasaba?
—¡Jake, no deberías hacer esto! —negué, molesta, apartando mi mano—. ¿Por qué estás diciendo eso?
—¿Por qué no? —frunció el ceño, genuinamente confundido.
—Porque sabes... —me detuve, tragando saliva—. Sabes que… ¡que yo sentía algo por ti! —la voz me tembló, pero no pude evitar alzarla—. ¡No puedes jugar con eso, Jake!
—¡No estoy jugando con tus sentimientos! —replicó, herido—. ¡Y te pido que no juegues con los míos!
Me levanté de golpe, sintiendo que todo se me venía encima. No entendía nada. No entendía a Jake, ni lo que acababa de pasar, ni por qué mi corazón latía así de rápido. Solo sabía que estaba harta, confundida, y con ganas de gritarle al universo que me explicara qué demonios estaba pasando.
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—¿¿Yo?? —repetí, a la defensiva—. ¿¿Yo soy la que juega?? ¡Jake, no seas tan cínico! ¿Qué se supone que estás intentando ahora?
—¡Solo déjame explicarte, por favor! —juntó las manos como si estuviera rezando.
No esperé a que dijera más. Me di la vuelta y caminé directo a mi habitación. Escuchaba sus pasos siguiéndome.
—¡Jake, no quiero salir lastimada otra vez! —me giré un segundo para mirarlo. Había miedo en mis ojos, y él lo notó.
—Solo escúchame… y después, si quieres, te dejo en paz. Pero por favor, dame esa oportunidad —dijo, tomando mis manos con una delicadeza que me desarmó.
No sabía si dejarlo hablar. ¿Y si me dolía más? ¿Y si era justo lo que necesitaba? Su mirada me suplicaba en silencio. Y me rendí. Como siempre, cuando se trataba de Jake era débil.
—Sé que todo esto es confuso, pero necesito que me escuches —asentí, sin palabras—. ¿Podemos sentarnos en tu cama?
Me senté despacio, con el corazón latiendo desbocado. Él se sentó a mi lado, lo suficientemente cerca para sentir su calor. Lo miré, esperando… algo. Lo que fuera.
—No voy a excusarme, solo quiero que entiendas —hizo una pausa, como si buscar las palabras fuera tan difícil como respirar—. Siempre te vi como a una hermana pequeña. Eras dulce, amable, y yo solo quería protegerte —se mordió el labio, nervioso—. Pero eso cambió. El año pasado, cuando te volví a ver... no vi a la niña de antes. Esas dos semanas traté de actuar normal, de ignorar cada maldito pensamiento estúpido, pero no pude.
Mis latidos se aceleraron. Si era lo que creía entonces era lo que tanto esperé… estaba en shock.
—Estaba lidiando con mis propios sentimientos, y tu confesión me tomó por sorpresa. Fue en el peor momento —desvió la mirada hacia sus manos, inquieto—. Sentí que tenía que alejarte. Como si eso fuera lo correcto. Como si borrar todo era mi deber...
Lo interrumpí.
—¡Dijiste que no sentías nada por mí! —mi voz tembló. Me dolía solo recordarlo.
—Dije que no podía sentir algo por ti. Que no debía —suspiró—. Puse la lógica por encima de lo que sentía.
—¿Tiene algo que ver con mi hermano? —pregunté, aunque ya lo intuía.
Asintió, bajando la mirada como si le pesara todo el cuerpo.
—¿Jake… me rechazaste porque soy la hermana de tu mejor amigo?
—No quería traicionarlo. Y sentía que no era el momento adecuado—su voz sonaba tensa, nerviosa.
—¿Y ahora qué cambió? —alcé una ceja, dolida, confundida, harta de no entender nada.
—Que me enamoré de ti. Y ya no quiero ignorarlo —dijo sin rodeos—. Además, estamos en la universidad juntos, y... tu hermano ya me dio su permiso.
Abrí los ojos, sorprendida.
—¿¿Él sabe todo??
—Sí. Le confesé que te amo —dijo, con una sonrisa tímida que me dejó sin aire.
Sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Jamás imaginé escucharlo decir eso. Y sin embargo, ahí estaba. Real.
—Jake… me hiciste sufrir mucho —dije bajito, luchando contra las lágrimas.
—Lo sé. Y me duele más de lo que puedas imaginar. No debí haber matado la esperanza entre nosotros. Lo pagué cada segundo desde ese día—su voz se quebró—. Estuve a punto de rendirme porque no quería seguir haciéndote daño. Pero te juro que vivir sin ti es una tortura.
—Jake… no sé qué decir —aunque sí sabía. Solo tenía miedo.
—No tienes que decir nada. Solo quería que lo supieras, que fuera justo para ti —tomó mi mano otra vez, acariciándola con ternura—. Y pase lo que pase, siempre vas a poder contar conmigo. En serio. Para todo.
Me daban ganas de llorar. Porque lo conocía. Porque sabía que él sí lo decía en serio.
—Aunque tenga que pagar con lágrimas mi error, solo quiero que estés en mi vida —acarició mi rostro, tan suavemente que cerré los ojos—. Pero nunca olvides que te amo —susurró.
Y entonces mis lágrimas cayeron.
—No llores, corazón —me abrazó fuerte, fuerte como si quisiera que nunca me volviera a romper—. Eres mi chica especial.
—Jake… no me estás ayudando —dije, entre risas y lágrimas, mientras intentaba limpiar mi cara.
—¡Perdón! Es que es la verdad —rió y besó mi frente—. Eres la única en mi corazón.
—Tienes suerte —escondí mi rostro en su cuello, embriagándome con su aroma. Ese aroma que conocía tanto y que extrañaba más de lo que admitiría.
—¿Eso quiere decir que me das una oportunidad? —se alejó un poco para mirarme a los ojos.
Asentí, apenas.
—Tienes suerte… de que aún te amo.
—¡Gracias al cielo! —exclamó, aliviado—. Gracias, linda. Te prometo que voy a cuidar tu hermoso corazón.
Me sentía completa. Como si todo lo que había estado esperando por fin estuviera justo frente a mí. Jake me amaba. Y yo a él. Ahora, solo quería intentarlo todo con él.
—Ahora que soy tu novio… puedes besarme todo lo que quieras —dijo con una sonrisa pícara.
—¡Jake, ¡¡Sim!! —lo regañé, sintiendo mis mejillas arder.
Siiiiii!! Por fin!!! 💥🎉🎊 Estoy feliz 😄 espero que haya alcanzado sus expectativas 😊 hice mi mejor esfuerzo!
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La Excepción - Sim Jake
Подростковая литератураLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
