Sunghoon me guió por un pasillo silencioso, alejado del resto de la casa. La curiosidad me carcomía a cada paso; el eco de nuestros zapatos sobre el mármol hacía que el ambiente pareciera más solemne.
—Prométeme que no cambiarás conmigo —dijo de pronto. Su tono, firme y grave, no dejaba espacio para bromas.
Lo miré, desconcertada. —¿Por qué lo haría?
—Solo promételo —insistió, clavando sus ojos en los míos.
—Okey… lo prometo —respondí, sin entender del todo, pero con honestidad.
Al abrir la puerta, un leve aroma a flores secas y desinfectante me envolvió. La habitación era amplia, iluminada por una luz suave que entraba por los ventanales. Todo estaba impecablemente ordenado, elegante, pero con toques juveniles: fotografías en marcos de madera, una manta color lavanda sobre el sofá. Sunghoon tomó mi mano y me guió hasta un balcón bañado por el sol de la tarde. Allí, sentada en una silla de ruedas, una chica contemplaba el exterior.
Lo primero que noté fueron los delgados tubos transparentes que le rodeaban la nariz, ayudándola a respirar. Su piel era tan pálida que casi parecía de porcelana. Mi corazón se encogió de inmediato.
—Ella es mi hermana, Kyung-mi. Ella es… —Sunghoon no terminó; la chica lo interrumpió con una sonrisa ancha.
—Tú debes ser Lily, ¿cierto?
Hice una ligera reverencia, tratando de ocultar mi sorpresa. —Soy Lee Lilibeth. Un gusto.
—Por fin te conozco. Es un lindo día, ¿verdad? —comentó, alzando el rostro hacia el cielo despejado.
—Sí, lo es —respondí, devolviendo la sonrisa.
—Podrías dejarnos solas, hermano —pidió ella con dulzura.
Sunghoon suspiró, visiblemente reacio, pero terminó asintiendo. Se inclinó para besar su frente, me dedicó una mirada de advertencia cariñosa y salió de la habitación.
Me quedé frente a Kyung-mi, algo nerviosa. No esperaba conocer a alguien tan importante para él, pero a la vez me alegraba saber más de su vida, esa parte que mantenía oculta.
La observé con discreción. Su tez era igual de blanca que la de Sunghoon, pero no era una palidez natural; era la señal silenciosa de una enfermedad.
—Supongo que aún no entiendes por qué mi hermano te eligió como amiga, si todo el mundo dice que odia a la gente —comentó, mirando el cielo.
—Eso es lo que todos dicen —me acerqué despacio.
—Antes no era así —sus dedos temblaban ligeramente mientras hablaba—. En la secundaria era popular, sociable, el chico que todos admiraban. Pero todo cambió antes de entrar a la universidad. Me diagnosticaron leucemia.
—Lo siento mucho —susurré, conmovida.
—No tengas lástima —respondió con una serenidad sorprendente—. Fue duro para todos, pero especialmente para Sunghoon. Siempre hemos sido muy unidos. Él se aisló, se volvió frío con el mundo, sobre todo durante las quimioterapias. Este año… llegué al límite. No quería más operaciones ni tratamientos. Entonces él hizo un trato conmigo: si yo aceptaba la cirugía, él tendría que conseguir un amigo. Y lo cumplió. Yo me operé y él… te encontró a ti.
Me quedé en silencio, procesando cada palabra.
—Pero… ¿por qué yo? —pregunté al fin.
—Era más fácil acercarse a alguien nuevo —dijo con lógica simple.
—Tiene sentido —asentí, aunque seguía asimilando todo.
—Me alegra que seas su amiga —sonrió, aunque sus ojos tenían un brillo melancólico—. No sé cuánto tiempo me queda y quiero que él tenga a alguien que lo saque de ese encierro. Él necesita a alguien especial.
Un nudo me apretó la garganta. Era demasiado joven para cargar con algo así.
—Solo espero que tengas paciencia con él —añadió, antes de que un ataque de tos la interrumpiera.
Rápidamente tomé el vaso de agua de la mesita y se lo acerqué. Kyung-mi bebió a sorbos, recuperando el aliento.
—Solo quería conocerte —dijo por fin, respirando profundo.
—Gracias por confiarme esto —le di un abrazo suave—. Espero de corazón que puedas superarlo.
Tras un rato de conversación, salí al patio. El aire fresco me recibió mientras buscaba a Sunghoon. Lo encontré sentado en una elegante banca de madera, con la mirada perdida en el jardín.
—¿Te contó cosas vergonzosas? —preguntó, arqueando una ceja.
—Sí, demasiadas —bromeé, revolviendo su cabello antes de sentarme a su lado.
—No me tratarás diferente, ¿verdad? —apoyó los codos en las rodillas y giró la cabeza hacia mí.
Negué con firmeza.
Guardamos silencio unos segundos, escuchando el canto de los pájaros.
—Así que, en realidad, no eres mi amigo porque soy especial —fingí decepción.
Él rió. —No importa el motivo, lo que importa es que somos amigos.
—Claro, claro… te aprovechaste de una inocente para cumplir tu parte del trato —reí, empujándolo con el hombro.
—Ignoré a la mayoría de la universidad, y tú eras nueva y necesitabas mi ayuda —dijo, fingiendo orgullo.
—Gracias por tu obra de caridad —me burlé.
—Gracias al cielo te encontré ese día —me miró fijamente, y por un instante sentí un calor extraño en el pecho.
—Por supuesto que estás agradecido. De lo contrario habrías tenido que tragarte el orgullo y hablar con alguien que llevabas años ignorando —reí en voz alta—. Me debes una muy grande.
Pasamos la tarde entre bromas hasta que, al caer la noche, Sunghoon me llevó de regreso en su auto. El trayecto se me hizo corto, envuelta en una mezcla de ternura y admiración por él.
Al entrar al apartamento, la voz de mi hermano me detuvo en seco. Venía de la cocina, alta y clara.
—Vamos, amigo, ¿qué te pasa? —decía Tom.
Me quedé en la puerta, oculta.
—Ya te dije que no quiero —respondió Jake, sirviéndose un vaso de agua—. Me quedaré aquí jugando videojuegos.
—Jake, tú no eres así. Antes te encantaba salir, beber, divertirte. Además estará Karina, y sabes que ella está enamorada de ti.
—No me interesa —contestó sin dudar.
—¿De qué hablas? Karina es de las chicas más bonitas de la universidad, y su padre es un empresario. No podrás encontrar a alguien mejor.
Jake hizo una pausa. —Ya estoy enamorado de otra persona.
Retrocedí antes de que notaran mi presencia, con el corazón golpeando mi pecho como un tambor desbocado. Sentí cómo un vacío helado me estrangulaba desde dentro.
Otra vez ese dolor punzante. Otra vez el miedo que tanto temía.
¿Quién era la chica que había logrado conquistar el corazón de Jake?
OMG 😳
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La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
