Estaba preparándome para la fiesta a la que iría con mi hermano y Jake. Tuve prácticamente que rogarle a Tom para que me dejara ir, porque al principio él no quería llevarme. Solo el hecho de que aceptara ya era una pequeña victoria.
Me arreglé el cabello con más cuidado de lo habitual; cada mechón caía suave sobre mis hombros. Esa noche también decidí maquillarme. Frente al espejo, mis mejillas tenían un brillo sutil y mis labios un tono que casi me hacía sentir otra persona. Me puse un vestido negro, no muy corto, un regalo de cumpleaños de mamá que pocas veces había tenido ocasión de usar. Al mirarme, por un momento me sentí distinta, como si de verdad pudiera brillar.
—Wow —dijo mi hermano al verme.
—¿Me veo bien? —pregunté, ilusionada.
—No. —Su respuesta fue seca.
—Tonto —le reproché, frunciendo el ceño.
Jake, a un lado, se aguantaba la risa, los ojos chispeando diversión.
—Vámonos —ordenó Tom, saliendo de la casa.
—En realidad, te ves linda, Lily —dijo Jake, sonriendo.
Sentí que el aire se me quedaba atrapado en el pecho. No eran grandes palabras, pero viniendo de él… casi me desmayo.
—Bien, Lily, no quiero que te alejes mucho, ¿entendiste? —advirtió mi hermano con su tono protector.
—Ya me lo dijiste mil veces —contesté, fingiendo fastidio—. Ya entendí.
—Es solo por tu bien —agregó Jake.
Lo miré en silencio. Había algo diferente en su voz, una calidez que se colaba entre sus palabras.
—En esta fiesta habrá mucha gente —continuó—. No será como en la casa de Heeseung. Habrá extraños y no es bueno que estés sola. Cualquier cosa puede pasar.
Su preocupación sonaba genuina, nada que ver con el tono casi autoritario de mi hermano.
—Está bien, Jake —sonreí, tratando de disimular lo que me provocaba escucharlo cuidar de mí.
Durante el trayecto hablé por chat con Su-jin, contándole de la fiesta. Estaba emocionada y nerviosa a la vez. Sabía que al día siguiente los chicos volverían a Seúl; esta era mi última noche para compartir con Jake y con mi hermano antes de que se fueran. Tenía que aprovechar cada momento, aunque el corazón me latiera más rápido de lo normal.
Después de unos veinticinco o treinta minutos llegamos al lugar. La música se escuchaba desde afuera, un bajo tan fuerte que hacía vibrar el suelo bajo mis pies. El aire olía a alcohol y a humo, esa mezcla que anuncia que la noche apenas empieza.
—Bien —dijo Tom, empujando la puerta.
—Vamos, no estés nerviosa —Jake me dedicó una sonrisa cálida que me hizo sentir, por un instante, segura.
Entramos. Las luces de colores destellaban en ráfagas, iluminando rostros desconocidos. La música era tan alta que sentí un zumbido en los tímpanos, como si cada golpe del bajo quisiera meterse dentro de mi cuerpo. El olor a cigarrillo flotaba en el ambiente, mezclado con perfumes dulzones.
—Hola, chicos, me alegra que estén aquí —dijo una chica rubia muy linda, saludando a ambos con una familiaridad que me incomodó al instante.
—No me perdería la despedida —contestó Jake con una sonrisa que, para mi gusto, fue demasiado coqueta.
—Lo sé, lindo —respondió ella, posando su mano en su hombro.
Sentí una punzada en el estómago.
—Hola, Tom —dijo otra chica, amiga de la rubia, saludando a mi hermano con una confianza que me hizo apretar los dientes. ¿Acaso no sabía que él tenía novia?
—¿Y tú quién eres? —preguntó la rubia, mirándome de arriba abajo.
—Mi hermana —respondió Tom.
—Bienvenida —me sonrió, pero algo en esa sonrisa me pareció falso, una cortesía disfrazada.
Nos sentamos en unos sillones y comenzaron a traer las bebidas.
—Solo beberé una —dijo Jake.
—No seas aburrido —respondió la rubia, acariciando su hombro.
Cada roce de sus dedos sobre él me quemaba. Era inevitable: me molestaba, aunque intentara fingir que no. Jake, el chico del que estaba enamorada, estaba dejando que otra chica lo tocara como si nada.
—Yo sí quiero beber —anunció mi hermano, tomando un vaso.
Él se enfrascó en una conversación con su acompañante, cada vez más animado. Yo, mientras tanto, me quedé bebiendo mi soda, el hielo chocando con el vidrio como si marcara mi creciente incomodidad. Me dolía ver a Jake y a esa chica coqueteando, como si el mundo entero desapareciera para ellos. Si hubiera sabido que esto iba a ser así, jamás habría venido.
—Lily, ya vuelvo —Jake se inclinó para hablarme al oído, su voz apenas audible entre el estruendo de la música.
—¿A dónde vas? —pregunté, confundida.
—Estaré cerca, no te preocupes. —Miró a la chica y luego a mí—. Por favor, solo no te muevas.
Lo vi alejarse con ella. La curiosidad me carcomía, pero el miedo de descubrir algo que me rompiera por dentro me dejaba clavada en el asiento. Al final, la ansiedad ganó.
Me levanté y caminé hacia mi hermano.
—Iré al baño, Tom —dije.
Él apenas asintió, demasiado distraído en su charla y, por el brillo de sus ojos, ya algo ebrio.
Busqué el baño, entré y me lavé las manos. Me miré en el espejo, intentando recomponerme. La música retumbaba incluso allí, como un recordatorio de que afuera el mundo seguía. Mi reflejo devolvía una expresión tensa, los labios apretados y los ojos que amenazaban con llenarse de lágrimas. Sentía celos, frustración y una rabia que no sabía a dónde dirigir.
Salí y comencé a buscar a Jake. Lo encontré en una esquina menos iluminada de la casa. Y entonces el tiempo se detuvo.
Estaba besándose con la rubia. Un beso hambriento, apasionado, de esos que dejan sin aire.
Fue como si me clavaran una daga directa al corazón. Sentí un nudo subirme por la garganta, un dolor físico que me hizo temblar las manos. Cada segundo era una confirmación cruel de lo que más temía: él estaba con otra. Una chica a la que deseaba, una chica que sí podía provocarle lo que yo nunca lograría.
No quise quedarme un instante más. Si me quedaba, lloraría frente a ellos, y no pensaba darles ese espectáculo. Caminé, casi a ciegas, hasta una de las mesas llenas de botellas. El olor fuerte del alcohol me golpeó antes de que siquiera tocara un vaso.
Solo quería algo, cualquier cosa, que aliviara aunque fuera por un momento el dolor que me estaba consumiendo.
ESTÁS LEYENDO
La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
