Habían pasado varias semanas y en todo ese tiempo no le hablé a Jake. Me esforzaba en ser lo más indiferente posible, aunque él intentara acercarse con cualquier pretexto. Llegué a la conclusión de que esa era la mejor decisión para ambos: él no siente nada por mí y yo necesito olvidarlo por completo… aunque no es nada fácil viviendo bajo el mismo techo.
—Hoy no puedo, Hoon. Debo ir al centro comercial —dije por teléfono mientras removía el café que recién había servido.
—Podríamos ir juntos —propuso con voz tranquila.
—Te vas a aburrir —respondí, imaginando su expresión.
—No lo haré. Te ayudaré a escoger ropa.
—¿En serio lo harás? —pregunté, genuinamente sorprendida. La mayoría de los chicos odian acompañar a las chicas a comprar ropa.
—Claro que sí. Te recojo en una hora.
—Está bien, voy a arreglarme —contesté, fingiendo pereza, aunque una sonrisa se me escapó.
Era domingo. Había terminado mis tareas y pensaba descansar, pero mamá me había enviado dinero para comprar ropa. Frente al espejo, opté por unos jeans ajustados, un top negro y una chaqueta de mezclilla. Me apliqué un maquillaje ligero que realzaba mis ojos. Me gustaba el resultado: casual, pero bonito.
—¿Vas a salir? —la voz de Jake me detuvo cuando crucé la sala. Estaba apoyado en el marco de la cocina, observándome.
—Sí —respondí con frialdad y seguí mi camino.
Por el rabillo del ojo noté que abría la boca, como si quisiera decir algo, pero se quedó en silencio.
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El centro comercial estaba abarrotado. La mezcla de música ambiental, el aroma a café de las tiendas y el brillo de las luces hacían que todo pareciera una tarde de película. Sunghoon caminaba a mi lado con las manos en los bolsillos, relajado.
—¿Qué te parece esta? —le mostré una blusa estilo coquette, color crema.
—Es linda —asintió—. Podrías usarla con este jean. —Tomó uno de una percha y me lo pasó.
—Está bien —reí ante su seguridad y entré al vestidor.
—Podrías salir para que pueda verlo —dijo desde el otro lado de la puerta.
—No —respondí entre risas.
—Vamos, Lily. Por eso vine —insistió, golpeando suavemente la puerta.
—Te dije que no. —Me cambié de nuevo y abrí la puerta con una sonrisa victoriosa.
—Eres muy mala —dijo fingiendo seriedad.
Reí ante su gesto.
Entonces tomó un vestido vinotinto. Era corto, no demasiado ajustado, pero con un escote en la espalda que me hizo tragar saliva.
—Prueba este para mí.
—Es muy caro, Hoon —dije mirando la etiqueta.
—Solo quiero ver cómo te queda —su mirada tenía un brillo casi travieso.
Me mordí el labio, indecisa, pero tomé el vestido y cerré la puerta. Al ponérmelo, me quedé paralizada frente al espejo. El tejido suave acariciaba mi piel y el corte resaltaba mis curvas de una manera que nunca había experimentado. Me hacía sentir bonita… incluso sexy, algo que rara vez me permitía. Si Tom me ve con esto, se desmaya, pensé, y sonreí con nervios.
—Déjame verte —pidió Hoon.
—Me avergüenza —admití. Con la ropa puedo ser segura, pero mostrarme así frente a él era otra cosa.
—No deberías. Seguro te queda hermoso.
—Creo que me lo voy a quitar.
—No lo hagas, Lily. Déjame verlo.
—No creo que sea buena idea.
—No podré sacarlo de mi cabeza si no te veo —dijo dramáticamente, apoyando la frente contra la puerta.
Suspiré.
—Está bien.
Abrí lentamente. Sus ojos me recorrieron de arriba abajo, deteniéndose en cada detalle como si quisiera memorizarlo. Sentí que el corazón me golpeaba las costillas.
—Sabía que se vería perfecto —dijo con una sonrisa que encendió mis mejillas.
—No lo creo —musité.
—Pues yo sí. Te ves hermosa.
Cerré la puerta de inmediato para quitarme el vestido antes de que mi nerviosismo me traicionara.
—Aun así no puedo comprarlo. Es demasiado caro —dije saliendo con mi ropa habitual.
Le pedí a Sunghoon que devolviera algunas prendas, incluido el vestido, y fui a buscar otra blusa. Al regresar, lo encontré en la caja.
—¿Qué haces? —pregunté, alarmada.
—Que tengan buen día —dijo la cajera entregándole el recibo.
—¡Nos vamos! —Sunghoon tomó tres bolsas de golpe.
—¡No puede ser, Sunghoon!
—Sí puede.
Intenté alcanzarlo.
—Sunghoon, yo iba a pagar mi ropa. No puedes hacer eso.
—Ya lo hice. Además compré el vestido también.
Abrí los ojos, incrédula.
—Ese vestido era muy caro.
—Puedes recompensarme con algo de comer —dijo sin mirar atrás.
Fuimos a un restaurante cercano. El aroma a pollo frito impregnaba el aire, haciendo imposible resistirse.
—Esto está delicioso —comentó él como si nada.
—El pollo siempre es rico —respondí, todavía mirando las bolsas—. Pero… ¿por qué pagaste?
—Porque quería —encogió los hombros—. ¿Qué tiene de malo?
—Es que no tenías que hacerlo. Me da pena que hayas pagado —dije bajando la mirada.
—Lo hice porque eres mi amiga. Además quería hacerlo. —Su mano se posó suavemente sobre la mía, acariciándola con una calidez que me desarmó.
Ay Jake es que la cagaste 🥺
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La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
