—Miré al suelo tratando de identificar qué se había roto. El sonido del vidrio aún resonaba en mis oídos como un eco molesto.
Jake encendió la luz, los ojos entrecerrados por el cambio repentino. La claridad iluminó el desastre: una figura de cerámica partida en pedazos, brillando en el piso como fragmentos de luna. Su pieza especial.
Aun así, su primera mirada fue para mí. Sus hombros se relajaron al asegurarse de que estaba de pie, aunque tambaleante.
—Se cayó solo —mentí, intentando mantenerme erguida mientras la habitación giraba.
Jake apretó los labios para contener una risa que terminó escapando en una sonrisa torcida.
—Por supuesto, como tú digas, Lily —negó con la cabeza.
—¡Shhh! —le hice una seña para que hablara bajito—. No hables fuerte, Tom podría escuchar —susurré.
Jake, en vez de obedecer, dejó salir una risa más sonora que retumbó en el silencio de la casa. Sin duda, estaba disfrutando mi ridícula embriaguez. Sentí el calor subir a mis mejillas mientras intentaba mantenerme quieta, inútilmente.
—Jake, solo… ¡cállate! Tom se volverá loco —fruncí el ceño, aunque mi voz sonaba más como un quejido.
—Tom no está, tonta —respondió acercándose para sujetarme por la cintura.
Reí, el alcohol me hacía ligera.
—Si lo hubiera sabido, me habría quedado afuera toda la noche.
Sentí sus manos firmes sosteniéndome. El calor de su piel se filtró a través del vestido.
—Eso no hubiera sido una buena idea. Yo estaba esperándote —susurró, tan bajo que casi lo confundo con el latido en mis oídos.
Lo miré entrecerrando los ojos.
—Me sigues tratando como una niña —murmuré, molesta, y apreté su mejilla.
—¡Ay! Basta, me duele —se quejó con dramatismo.
—Jake, no quiero caminar —protesté, recostando la cabeza en su pecho. Su aroma a jabón y algo amaderado me envolvió, mareándome más que el alcohol.
—Solo tienes que llegar a tu habitación —señaló el pasillo.
—No quiero. Llévame tú —me colgué de su cuello, aferrándome—. ¡Ahora!
Jake suspiró con una mezcla de paciencia y ternura. Podía sentir la vibración de su pecho contra mi mejilla. Sin dudar, me tomó en brazos. El mundo se volvió más estable, aunque el latido de su corazón me tenía a sus pies.
—¿Alguna vez te dije que tienes labios bonitos? —pregunté mirándolo desde esa distancia peligrosa.
Él tragó saliva, su mirada se endureció un instante.
—Mañana te morirás de la vergüenza —respondió, intentando disimular la emoción que le cruzaba el rostro.
Al llegar a mi habitación me dejó con suavidad sobre la cama. El contacto de las sábanas frías me hizo estremecer. Mis ojos se cerraron antes de poder articular otra palabra.
Jake notó la chaqueta de cuero que aún llevaba puesta: no era de ella, era de Sunghoon. Su expresión cambió. La sombra de una noche pasada, de una confesión perdida, se dibujó en sus facciones.
—Lily —susurró, asegurándose de que estaba dormida. Al no recibir respuesta, su voz se volvió un hilo de arrepentimiento—. A diferencia de aquella noche, esta vez no te confesaras. No sabes lo arrepentido que estoy.
Acarició mi cabello, acomodó la sábana sobre mi cuerpo y dejó un beso ligero en mi frente.
—Pero te prometo que no interferiré en tu vida. Mereces seguir adelante.
Se retiró en silencio, dejando la habitación impregnada de su calor.
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La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
