Thirty Three

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Sunghoon me había invitado a una fiesta este sábado, así que fui al trabajo temprano, terminé mis tareas con rapidez y me preparé para poder ir con él. La idea me llenaba de una emoción que intentaba ocultar, como si temiera que alguien la descubriera.

—Chicos, pidan algo a domicilio, no alcanzaré a hacer la cena —avisé desde la puerta, mientras ellos miraban televisión.

—¿De qué hablas? —Tom frunció el ceño y se incorporó—. ¿A dónde vas?

Jake solo me miraba en silencio, sus ojos oscuros parecían querer adivinar mis planes.

—Iré a una fiesta —respondí con un tono indiferente, como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Qué? —Tom negó rápidamente—. Claro que no, ni siquiera avisaste.

—Ahora lo estoy haciendo —dije obvia, cruzando los brazos.

—Pero eso no es buena idea, sabes que hay muchos peligros —insistió, buscando cualquier argumento para detenerme.

—Iré con Sunghoon, estaré bien —agregué, esperando que eso lo tranquilizara.

Jake bajó la mirada, como si la mención de ese nombre le pesara en el pecho. No dijo nada.

—Eso es aún peor, sabes que no confío en él —Tom frunció el ceño, su voz cargada de fastidio.

—Ya deja de molestar, Tom. La decisión ya está tomada —me estaba comenzando a enojar.

—Ven acá, señorita. No puedes hacer lo que quieras —se levantó al verme caminar hacia mi habitación.

—Tom, déjala —Jake habló por primera vez, su voz grave llenó la sala.

—¡No puedo creerlo! Ella está descontrolada —Tom murmuró, frustrado.

—No exageres, es solo una universitaria. Sabes que así somos todos a esa edad —Jake intentó defenderla, aunque su mandíbula tensa lo traicionaba.

—Pero ella no era así —Tom dejó caer el control remoto sobre la mesa.

—Las personas crecen, maduran y cambian —Jake respiró hondo—. Lily ya no es una niña.

—¡No confío en ese idiota! —espetó Tom—. Se va a tener que alejar de ella.

—No podemos decidir por ella, amigo. No sería justo. Ella lo eligió como amigo y debemos respetar su decisión —Jake hablaba con calma, pero en su mirada había una tormenta contenida.

—¿Desde cuándo eres tan maduro? —Tom lo miró con suspicacia.

—Solo trato de ser justo. Nosotros vivimos nuestra vida universitaria como quisimos; no podemos controlar la suya —Jake suspiró, aunque su voz sonaba más a resignación que a convicción—. Solo debemos apoyarla si toma una mala decisión.

—Supongo que tienes razón —Tom chistó, derrotado.

Jake sabía que era lo correcto, aunque en su interior lo carcomía la idea de que otro pudiera lastimarla. Ser su apoyo silencioso era su única manera de permanecer a su lado después de haberlo arruinado todo.

—Oye —Tom se asomó a mi puerta mientras me maquillaba.

—Si vienes a… —intenté cortarlo.

—No vengo a cambiar tu opinión —entró y cerró la puerta—. Solo quiero que me prometas algo.

Rodé los ojos, aunque su tono me descolocó.
—¿Qué?

—Prométeme que te cuidarás —dijo, sentándose en mi cama. Su expresión era una mezcla de hermano mayor y padre preocupado—. Los chicos pueden ser unos imbéciles a esa edad, y no quiero que algo malo te suceda. No aceptes tragos de nadie y, aunque confíes en Park, igual cuídate.

Lo miré sorprendida. Ese Tom protector me enternecía y me desesperaba a la vez.
—Lo haré. Solo confía en mí y déjame aprender a vivir —sonreí suavemente.

Se levantó, me dio un beso en la cabeza.
—Llega temprano, tonta.

Cuando salí de mi habitación, ellos ya estaban comiendo en el sofá. El aroma a pizza y salsa de tomate llenaba el aire.

—Lily, ese vestido es muy corto —rezongó Tom apenas me vio.

Jake, al mirarla, se atragantó con un pedazo de comida. Su tos fue inmediata.

—Jake, come despacio o te ahogarás —dije alarmada, acercándole un vaso de agua. Sus mejillas enrojecidas brillaban bajo la luz cálida del salón.

—¡Lily! —Tom apretó los dientes.

—Dijiste que no te entrometerías —le reproché.

—Pero esto es demasiado —replicó, con los ojos fijos en mis piernas.

—Mejor me voy, nos vemos más tarde —me apresuré hacia la puerta antes de escuchar otro regaño.

Salí con el corazón acelerado, una mezcla de nervios y emoción. Afuera, Sunghoon me esperaba apoyado en un lujoso Audi negro que brillaba bajo la luz amarillenta del poste. La noche estaba fresca, olía a asfalto húmedo.

—Te ves impresionante —sonrió apenas me vio.

—Gracias —dije, un poco ruborizada—. No sabía que tenías auto.

—No es mío, mi padre me lo prestó —abrió la puerta del copiloto—. Soy más de autos deportivos —añadió con un aire presumido que me hizo reír.

Dentro del coche olía a cuero nuevo y a su perfume amaderado. Sus ojos chispeaban cuando los faroles de la calle se reflejaban en ellos.

—Creo que todos te mirarán esta noche —dijo con entusiasmo.

—Qué lindo por creer eso —respondí, apretándole la mejilla.

La fiesta era el caos típico universitario: luces parpadeantes, música que hacía vibrar el piso, olor a alcohol mezclado con sudor y perfume. Jamás había bailado tanto en mi vida. No esperaba que Sunghoon disfrutara del baile, pero su energía era contagiosa.

—¿Qué tanto me ves? —pregunté entre risas.

—Lo que otros no ven —murmuró, acercándose.

—¿Y qué es eso? —seguí el juego.

—Un alma cautivadora con una belleza que no se puede ignorar —susurró en mi oído, su voz grave hizo que mi piel se erizara.

La autenticidad de su tono me desarmó. Sentí un calor extraño subir por mi pecho y tuve que apartar la mirada para no dejarlo notar.

Bebí más de lo que debía, intentando disipar las emociones que me provocaba. Tal vez era miedo: miedo de que nuestra relación cambiara.

—Déjame aquí, Sunghoon —dije tambaleándome cuando llegamos.

—¿Segura? —preguntó, preocupado.

—Sí, solo tengo que entrar —le devolví su chaqueta, aunque él la empujó de vuelta.

—No, mañana me la devuelves —sonrió, besó mi mejilla y se quedó mirándome unos segundos antes de irse.

Tardé cinco minutos en recordar la clave de la puerta. Dentro, la casa estaba en penumbras; olía a madera y al calor de la calefacción. Me quité los zapatos para no hacer ruido, pero la embriaguez me jugó en contra: tropecé y un jarrón cayó, rompiéndose en mil pedazos.

—¡Mierda! —me llevé una mano a la frente.

—¿Lily? —esa voz profunda, familiar, llegó desde la oscuridad. Jake.






Aquí tienen una actualización queridas 😉 espero su apoyo

;-)

La Excepción - Sim Jake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora