-Qué presumidos son -dije negando con la cabeza, aunque en el fondo pagaría lo que fuera por haber visto a Jake jugando básquet.
-Es la verdad, Lily. Era el mejor equipo, ganamos el torneo ese año -contestó mi hermano con una sonrisa de orgullo.
-¿Tú y Jake? -pregunté señalándolos con curiosidad.
-No, no solo nosotros. En ese equipo estábamos los cinco -Jake levantó las manos y asintió, como si confirmara el recuerdo-. Éramos las estrellas de la secundaria.
-¿Quiénes eran los cinco? -quise saber, imaginando las canchas llenas de gritos.
-Jake, Niki, Jay, Heeseung y yo -respondió Tom, señalándose a sí mismo con un gesto triunfante-. Los más populares.
Reí, tratando de imaginarlo. -Vaya, así que Heeseung jugaba con ustedes -comenté, recordando su rostro.
-Sí, era muy bueno. Quién sabe si ahora está oxidado -dijo mi hermano, pensativo.
Yo había escuchado de esas victorias: medallas en el estante, un trofeo brillando en casa... y sin embargo nunca fui a verlos. Ahora lo lamento; desearía haber visto a Jake en sus días de gloria, alentarlo, verlo brillar en la cancha.
**Días después**
-Quiero un americano -le dije a mi amiga Su-jin.
Estábamos en la biblioteca, rodeadas del olor a papel viejo y el murmullo de estudiantes que pasaban las páginas con ansiedad. Estudiábamos para un examen de química que parecía no tener fin. Al salir, decidimos ir por café para despejarnos. El aire frío de la tarde me hizo abrazar los libros contra el pecho mientras caminábamos hacia la cafetería cercana.
Al entrar, el aroma a espresso tostado me envolvió, cálido y familiar. Y entonces lo vi.
Jake.
Estaba sentado en una mesa junto a la ventana, la luz de la calle iluminándole el perfil. Frente a él había una chica. Parecía una cita. Sentí un nudo en la garganta y, de golpe, el café dejó de importarme. Mi estómago se encogió con una mezcla amarga de tristeza y rabia. Sabía que estaba celosa, aunque no tenía ningún derecho. Jake y yo no somos nada... y nunca lo seremos. Pero verlo sonreír de esa forma con otra chica me dolía más de lo que quería admitir.
Él reía, inclinado hacia ella, y cada gesto suyo era como un golpe silencioso. La chica, bonita y segura, no disimulaba su interés. Yo solo quería salir corriendo.
-¿Qué vas a ordenar, Lily? -preguntó Su-jin, mirándome con extrañeza.
-No... no quiero nada -negué con la cabeza, incapaz de apartar los ojos de aquella mesa.
-Pero hace un momento dijiste que querías un americano -insistió, confundida.
-Se me quitaron las ganas. Su-jin, de verdad no quiero nada. Pide rápido y vámonos -dije, intentando mantener la voz firme aunque por dentro me temblaba todo.
-Está bien... -Su-jin frunció el ceño, desconcertada por mi cambio de humor.
Pidió un latte de vainilla y nos dirigimos a la salida. Estaba a punto de respirar de nuevo cuando...
-¿Eres Jake Sim? -preguntó Su-jin de repente, acercándose a él.
Me giré y vi a Jake levantar la mirada, sorprendido.
-Sí, soy yo... ¿y tú? -respondió, buscando entre los recuerdos.
-Soy Su-jin, ¿no me recuerdas? -dijo ella, ofendida por un segundo. La chica que lo acompañaba nos observaba en silencio, como midiendo la escena.
-¡Wow, Su-jin! Cómo has crecido. Ha pasado mucho tiempo -Jake sonrió, esa sonrisa que me desarma siempre.
Yo permanecí inmóvil, el corazón latiendo a mil, incapaz de decir o hacer algo.
-Lo mismo digo. Creo que la última vez que nos vimos fue hace cuatro años, en la graduación de Jay -recordó Su-jin.
-A propósito, ¿cómo está Jay? -preguntó Jake, genuinamente interesado-. No hemos tenido mucha comunicación en los últimos meses.
-Él está bien, se adaptó rápido a la vida en Estados Unidos -contestó riendo-. En cambio yo estoy asustada. Por cierto, ¿cuándo llegaste? -preguntó, sorprendida de verlo.
-Hace casi una semana. ¿Lily no te lo dijo? -me miró con leve confusión.
Sentí que la sangre me subía al rostro. -Bueno, creo que debemos irnos. Perdón por interrumpir tu cita -dijo Su-jin con una pequeña reverencia.
-Descuida, Su-jin, fue un gusto verte de nuevo. Mándale saludos a Jay de mi parte -Jake se levantó para despedirse, elegante incluso en un momento tan casual.
Nosotras salimos al aire frío. Mis pasos eran rápidos, casi desesperados.
Sin duda era una cita. No importa que diga que no busca novia; ahí estaba, con otra chica. Tenía tanta rabia acumulada que casi dolía físicamente. Y lo peor era que yo era patética: no podía hacer nada, solo tragarme mis celos en silencio.
-¿Por qué no me dijiste que Jake estaba aquí? -preguntó Su-jin, aún curiosa.
-Ah, es que... no sé, seguramente se me olvidó -dije, fingiendo indiferencia.
-¿Cómo se te olvida algo así? -insistió, incrédula.
-No lo sé, no es importante -alcé los hombros.
No es importante. Qué mentira. Si supiera que no puedo dejar de pensar en Jake, que lo tengo grabado en cada rincón de mi mente... pero no puedo decirlo. Me avergüenza admitir que estoy enamorada de alguien que jamás se fijará en mí.
-Aunque, no me digas que no está guapo. Siempre lo ha sido -añadió ella con una sonrisa.
-No lo sé, no lo he notado -respondí con cinismo.
Claro que lo he notado. Nadie ha detallado su rostro tantas veces como yo: el arco de sus cejas, la forma en que su cabello cae sobre la frente, ese gesto casi imperceptible al sonreír. Y aquí estoy, negándolo todo. Qué ironía.
-¿Será que esa chica es su novia? -Su-jin me dio un codazo.
-No lo creo... bueno, de hecho no sé. Además, es problema suyo, no nuestro -murmuré, intentando sonar indiferente.
-No seas amargada -dijo, dándome una palmada en el brazo.
-Sabes, quiero irme a casa. Nos vemos luego, Su-jin.
Me despedí y caminé sola. La tarde caía y el cielo se teñía de tonos malva. Sentía una tristeza densa, de esas que solo la música puede aliviar.
-Hola, mamá. Llegaste temprano -dije al entrar, acercándome para darle un beso.
-Sí, hija. Hoy hice la comida para nosotras -respondió con una sonrisa cálida.
El aroma a sopa recién hecha llenaba la cocina. Me senté y ella sirvió los platos.
-¿Has pasado tiempo con tu hermano? -preguntó mientras comía.
-Sí, viene casi todos los días -respondí, tomando un sorbo de jugo. Tenía la garganta seca-. Tú eres la que casi no ve a Tom por estar trabajando.
-En eso te equivocas -dijo mamá, orgullosa-. Tom y Jake van todos los días al hospital a visitarme. Me llevan comida y me hacen compañía.
-¿En serio? -me quedé sorprendida-. No me sorprende de Tom, pero... ¿Jake? Él no tendría por qué hacerlo.
-Sí, Jake. Es un muy buen chico, estoy orgullosa de él -añadió, sonriendo otra vez.
Sentí un vuelco en el corazón. ¿Cómo no amarlo? Jake es perfecto: atento, generoso, un completo caballero. Quiere a mamá, la cuida, le demuestra su cariño de mil formas. ¿Cómo podría yo enojarme con él? Es imposible.
Es nuestro Jake ❣️
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La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
