Habían pasado unos días desde mi torpe confesión, y todavía sentía que cada vez que la recordaba mi estómago se apretaba con una vergüenza imposible de tragar. Entraba a mi habitación cuando me topé de frente con Jake, que llevaba el cesto de ropa sucia en las manos.
-Te dije que me encargaría de mi ropa, Jake -murmuré, acercándome para quitársela.
Él se corrió con una sonrisa traviesa, cubriendo el cesto con sus brazos como si fuera un tesoro.
-Creí que ya habíamos hablado de esto, Lily -respondió, divertido.
-Jake, dame mi ropa. Yo me encargaré -intenté rodearlo para alcanzarlo, pero él giró el cuerpo, protegiendo el cesto.
-Lily, aléjate -dijo entre risas-. No me lleves la contraria.
Para él todo esto era un juego, y eso solo me hacía insistir más.
-Por favor -supliqué, estirando la mano mientras me pegaba a su costado. Podía sentir el calor que desprendía su cuerpo a través de su hoodie.
-¿Por qué no quieres que vea tu ropa sucia? -preguntó con una mueca burlona, alzando una ceja.
-Jake -repliqué entre dientes.
Él se aguantaba la risa, sus ojos brillando de pura diversión.
-Dámelo -insistí, casi rozando su brazo.
Cuando menos lo noté, Jake inclinó su rostro hacia mí, acercándose más de lo que mi corazón estaba preparado. El espacio entre nosotros se volvió tan pequeño que el aire parecía espesarse. Mi pecho latía con fuerza, cada pulsación resonaba en mis oídos como un tambor. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, subiendo desde las manos hasta las mejillas.
Me aparté de golpe, respirando con dificultad.
-¿Por qué estás nerviosa? -preguntó, intentando ocultar una sonrisa que, por supuesto, yo detecté.
-No estoy... nerviosa -desvié la mirada-. Deja de decir tonterías.
-Pues yo creo que sí -se inclinó apenas, desafiándome con la mirada.
-Puedes llevarte la ropa, pero sal de mi habitación -dije, abriendo la puerta de par en par.
Su sonrisa se desvaneció.
-Lo siento, Lily. No quería incomodarte -murmuró, bajando la voz con un dejo de arrepentimiento.
-Puedes irte ya -repetí, frustrada, señalando el pasillo.
-Si quieres, puedes lavar tu ropa -cedió de repente, notando mi molestia.
Lo miré, desconcertada por su cambio de actitud.
-Mi intención no era molestarte. En serio, lo siento -añadió, ahora con una seriedad que me desarmó.
Jake era casi imposible de descifrar. Intentaba odiarlo, mantener mi frialdad, pero cada vez encontraba una grieta para colarse. Sus gestos atentos derrumbaban mis muros, como si con cada disculpa y cada mirada me recordara por qué, en el fondo, seguía siendo imposible olvidarlo.
-Vamos, te enseñaré -dijo finalmente, haciendo un ademán para que lo siguiera.
Lo acompañé hasta el pequeño cuarto de lavado. El aroma a detergente y metal húmedo impregnaba el aire. Dejó el cesto a un lado y arremangó su hoodie hasta los codos, dejando a la vista sus brazos marcados y las venas que descendían hasta las manos. Me obligué a apartar la vista.
-Lo primero que debes hacer es separar la ropa blanca de la de color -explicó, señalando el cesto.
Obedecí en silencio, concentrándome en las prendas para no pensar en la proximidad de su cuerpo.
-Luego eliges cuál lavar primero -continuó, acercándose a mi lado mientras indicaba los botones de la lavadora.
El roce involuntario de su hombro contra el mío hizo que mi corazón se agitara de nuevo. Jake, en cambio, parecía totalmente concentrado, sus dedos largos presionando los controles con precisión.
-Hazlo así cada vez que quieras lavar tu ropa -dijo, mirándome directamente. Su mirada era tranquila, pero yo sentí un cosquilleo que me obligó a aclarar la garganta.
-Es más fácil de lo que pensé -respondí con una pequeña risa.
-Tu hermano nunca aprendió -bromeó, provocando que yo también riera.
Por un instante, todo se sintió como antes. Demasiado familiar. Demasiado peligroso. La risa se apagó en mis labios.
-¿Solo debo esperar a que termine? -pregunté, intentando retomar la distancia.
-Sí, solo espera -respondió, rascándose la nuca.
-Gracias -murmuré antes de salir rumbo a mi habitación. Necesitaba distraerme con mis trabajos de la universidad antes de que mi corazón se traicionara de nuevo.
---
Días después, en la cafetería, Sunghoon apareció con su sonrisa de chico seguro.
-Vienes a distraerme en el trabajo -le dije mientras le entregaba su pedido.
-Soy una peligrosa distracción -contestó con aire engreído.
-Eres demasiado peligroso -seguí su juego.
-¿Podrás resistirme? -alzando una ceja, me retó.
-Será difícil, pero creo que puedo resistir tu encanto -reí.
Me propuso un recorrido por Seúl en motocicleta, pero tuve que posponerlo. Aun así, se quedó acompañándome hasta el final de mi turno. Su presencia era un tipo de diversión distinta: ligera, emocionante, sin las heridas que Jake dejaba.
Llegué al departamento de noche. El sonido de los videojuegos salía de la habitación de Tom y el suave tecleo de Jake se adivinaba detrás de su puerta. Comencé a preparar la cena: una sopa de algas y un estofado de carne. El aroma cálido llenó la cocina, mezclándose con el chisporroteo de la olla.
-Ya está lista la cena -anuncié, dejando los platos sobre la mesa.
En menos de un minuto, Tom apareció tocándose el estómago dramáticamente.
-Sentía que me desmayaría del hambre -dijo, besándome la cabeza antes de sentarse.
-Huele bien, gracias, Lily -comentó Jake, mirándome con una sonrisa ligera.
-No hay de qué -respondí, mientras revisaba el teléfono.
Un mensaje de Sunghoon brillaba en la pantalla:
*Hoon: me debes un paseo en motocicleta :'(
Me: lo sé Hoon, será la próxima, lo prometo.
Me: nos vemos mañana.
Hoon: no pierdas mi reloj, Lily.
Me: casi lo olvido ;) *
Bajé la mirada al reloj que aún llevaba en mi muñeca. Era grande, masculino, pero me encantaba cómo se veía ahí, como si guardara un secreto.
Mientras yo me perdía en el brillo metálico, Jake levantó la vista.
Sus ojos se clavaron en la muñeca. Reconoció de inmediato que ese reloj no era de lily. Su expresión apenas cambió, pero su mirada analítica dejó claro que lo había notado.
El aire, otra vez, se cargó de electricidad.
Lamento demorar mucho la actualización 😔
Espero lo disfruten
ESTÁS LEYENDO
La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
