Había amanecido un poco mejor, ya no sentía mi cuerpo arder ni ese peso de desaliento que me acompañó la noche anterior. El sol se colaba tímido entre las cortinas, tiñendo la habitación de un tono dorado que me dio cierta calma. Al salir de mi cuarto, un olor a mantequilla y huevos recién batidos me guió hasta la cocina. Allí estaba Jake, inclinado sobre la estufa, con el cabello despeinado y una concentración que me hizo sonreír sin querer.
—¡Buenos días, Lily! —me saludó con una calidez que llenó el espacio más que el aroma del desayuno.
—Buen día, Jake —respondí, devolviéndole una sonrisa que me salió más dulce de lo que esperaba.
—Siéntate, por favor, ya te sirvo el desayuno —dijo sin apartar la vista del sartén, donde un omelette empezaba a dorarse.
Me quedé de pie un segundo, sorprendida.
—Creí que no sabías nada de cocina —comenté, arqueando una ceja.
Jake se encogió de hombros, nervioso, mientras giraba el omelette con una espátula.
—He estado viendo videos… espero que te guste.
Reí por lo bajo ante su confesión. Qué tierno era saber que se había esforzado por cuidarme, por llenar de pequeños gestos mi mañana.
—Gracias, Jake —dije, sintiendo que las palabras se quedaban cortas.
Desayunamos entre comentarios suaves y silencios cómodos. El sabor del omelette era sencillo pero perfecto, y el hecho de que él lo hubiera preparado lo hacía aún más especial. Después tomé una larga ducha; el agua tibia me despejó, y al vestirme de forma casual recordé que era domingo y no tenía que ir a trabajar. Al salir, encontré a Jake justo cuando entraba en su habitación.
—¿Estarás ocupado? —pregunté, dudando si interrumpir.
—No, en realidad iba a jugar videojuegos. ¿Por qué? —su mirada curiosa se encontró con la mía.
—Pensé… que podríamos ver una película o algo así. —Desvié la vista, sintiéndome un poco infantil.
—Me encantaría. Prepararé palomitas —respondió enseguida, con una chispa de emoción que me hizo reír.
—De acuerdo —asentí.
—¡Elige lo que quieras, Lily! —añadió antes de cerrar la puerta.
Mientras él se encargaba de las palomitas, me puse a buscar una película que ambos disfrutáramos. Conocía a Jake lo suficiente como para saber que aceptaría cualquier elección, pero lo importante era encontrar algo que nos atrapara a los dos. Finalmente seleccioné un thriller coreano de suspenso; perfecto para mantenernos atentos.
—Suena interesante —dije cuando regresó, colocando un tazón de palomitas humeantes en la mesita del centro.
—Entonces esa será —sonrió, acomodándose a mi lado.
La película comenzó y, aunque la trama era atrapante, no pude evitar sentirme nerviosa. Hacía mucho que no compartíamos un momento así, tan simple y a la vez tan íntimo. El calor de las palomitas recién hechas se mezclaba con el leve aroma a jabón de su ropa.
—¿Puedo recostar mi cabeza? —preguntó con un tono suave que derritió cualquier defensa.
Jake era imposible de rechazar. Asentí, y él apoyó la cabeza en mi hombro. Supuse que estaría cansado, pero mi corazón latía desbocado. Amaba su cercanía, esa calidez que siempre había sentido como un refugio, y deseaba que las cosas entre nosotros no hubieran cambiado.
No pasaron ni dos minutos cuando mi teléfono vibró. El nombre de Sunghoon apareció en la pantalla, y sentí una punzada de culpa.
—Lo siento, Jake, tengo que contestar. No pauses la película —murmuré antes de levantarme y dirigirme a mi habitación.
(Jake suspiró y pausó la película de todos modos. Sabía que era Sunghoon; la preocupación de aquel chico por Lily era evidente, y aunque no tenía derecho a reclamar, el peso de la realidad le apretaba el pecho.)
Sunghoon, como esperaba, estaba preocupado porque ayer no le contesté. Logré tranquilizarlo, pero la conversación se alargó más de lo previsto. Cuando salí, la sala estaba en penumbra; Jake había pausado la película y se había quedado dormido en el sofá. La luz de la tarde se filtraba por la ventana, dibujando su perfil sereno. Me acerqué en silencio, sintiendo un nudo en la garganta. No quise despertarlo. Apagué el televisor y regresé a mi cuarto, con una mezcla de ternura y tristeza.
[.....]
—Jake, ya deja de estar encerrado, debes salir —Tom se apoyó en el marco de la puerta, preocupado.
—No tengo ganas —respondió Jake con una voz apagada.
Tom lo observó en silencio. Conocía a su amigo desde hacía años, y verlo así, sin esa chispa que siempre lo caracterizaba, le provocaba una angustia difícil de ocultar.
—Podemos salir un rato. Lily también se fue a una fiesta; nosotros podríamos divertirnos —insistió, sin saber que sus palabras solo hundían más a Jake, que imaginaba a Lily riendo con Sunghoon.
—No quiero nada, Tom —Jake se llevó las manos al rostro, frustrado.
(Era demasiado difícil resignarse. Sus sentimientos por Lily eran claros, tan fuertes que dolían. Daría todo por otra oportunidad, pero había renunciado a ella.)
—Es por esa chica, ¿verdad? —Tom lo miró con seriedad—. Oye, ¿seguro que no puedes hacer nada para recuperarla?
—No quiero ser egoísta con ella. Merece ser feliz —murmuró, la voz cargada de tristeza.
—¿Qué fue lo que le hiciste? —preguntó Tom, intentando entender.
—La rechacé. Le dije que no podía corresponder sus sentimientos, pero… no era cierto. —Una lágrima se escapó antes de que pudiera evitarlo.
—¿Por qué le mentiste? —la frustración de Tom era evidente.
—Porque no quería traicionarte —respondió, casi en un susurro.
—¿Qué? —Tom parpadeó, desconcertado.
—Se suponía que ella era como mi hermana —Jake bajó la mirada, limpiándose las lágrimas con la manga.
—¡Carajo! —Tom exhaló—. Te enamoraste de Lily.
Jake no pudo sostener su mirada. El silencio se volvió una confesión en sí misma.
Tom respiró hondo, entendiendo por fin el motivo de las actitudes extrañas entre ambos.
—¿Cuándo la rechazaste?
—El año pasado, el día que volvimos a Seúl.
—Lo hiciste por lealtad a nuestra amistad… Jake, eso no es justo para ti —su voz se suavizó—. ¿Ya te resignaste?
—No quiero ser egoísta. Ella seguramente ya siguió con su vida y si le digo la verdad podría arruinar lo que aún tenemos —confesó, temblando.
—Pero si no lo intentas, nunca lo sabrás. —Tom lo miró fijo—. La amas, ¿verdad?
Jake cerró los ojos un segundo antes de asentir.
—Sí. La amo con todo mi corazón.
—Entonces díselo. —La voz de Tom sonó firme—. Yo te apoyo.
Jake lo miró sorprendido; esperaba enojo, no comprensión.
—Claro que sí —continuó Tom—. Más que mi amigo, eres mi hermano. Sé que cuando te enamoras lo das todo. Lily no encontrará a alguien mejor.
Jake sintió un peso enorme desaparecer de su pecho.
—Gracias, hermano. No sabes lo tranquilo que estoy al saber que cuento con tu apoyo.
Tom sonrió, aunque levantó una ceja en advertencia.
—Pero si le haces daño, te mato.
Jake rió, un sonido breve pero sincero.
Por primera vez en mucho tiempo, una chispa de esperanza encendió su mirada.
Volví con un nuevo capítulo 😄 por fin muchachas!!!! 💥
ESTÁS LEYENDO
La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
