Ya habían pasado dos días desde que fuimos al parque de diversiones, y aunque trato de comportarme normal, no puedo evitar ilusionarme con cada palabra de Jake. Sus frases se repiten en mi mente como una canción que no sé cómo dejar de escuchar.
—Hola, papá —saludé al entrar en la cocina. El olor picante del kimchi recién preparado llenaba el aire.
—Hola —respondió él, sin levantar la cabeza.
—¿Hiciste kimchi? —pregunté, emocionada.
Él solo me miró. Había algo raro en su expresión, una sombra que no supe descifrar.
—¿Puedo comer un poco? —mi estómago rugía de hambre.
—No, déjalo fermentar, Lily. Come otra cosa —su voz sonó más molesta de lo habitual.
—¿Estás bien? —pregunté, preocupada.
—Sí. Deja de preocuparte —se levantó, dejando la taza en la mesa con un golpe seco.
—Está bien… —murmuré, sin insistir. Sabía que si seguía preguntando terminaría regañándome.
Su rareza me dejó un nudo en el pecho, pero decidí no presionar.
•••••••
—Hola, tonta —dijo Tom al entrar en la sala, despeinándome.
—Ay, ya vienes a fastidiar —aparté su mano.
—Sí, tienes que aguantarme —sonrió, orgulloso—. Después de todo soy tu querido hermano.
—Ya basta, Tom —bufé, volviendo a mis ejercicios de matemáticas. Las fórmulas bailaban en la hoja; el lápiz temblaba en mi mano.
—¿Papá está en casa? —preguntó él, encendiendo el televisor.
—No. Salió hace un rato. Se veía raro… ¿pasó algo? —pregunté con cautela.
—Sí. Discutimos esta mañana, pero no fue nada grave —respondió, sin apartar la vista de la pantalla.
Claro, ahora entendía. Ellos habían peleado. Mi padre y mi hermano antes eran inseparables, casi como mejores amigos, pero desde hace unos años las cosas cambiaron.
—Me molesta que me ignore —continuó Tom, frunciendo el ceño—. Vine desde Seúl a pasar unos días en familia y él ni aparece. Siempre dice que busca empleo, pero no le creo.
—Aun así, no tenías por qué pelear —traté de suavizar su enojo.
—Lo sé, simplemente pasó —suspiró, rascándose la nuca.
—Hola, chicos —la voz de Jake irrumpió en la sala.
Me giré enseguida.
—Hola, Jake —lo saludé con una sonrisa que él devolvió, cálida como siempre.
—¿Ya estás mejor? —le preguntó a Tom.
—Sí, quería hablar con papá, pero no está —contestó mi hermano, pasándose las manos por la cara.
—¿Estuviste aquí cuando discutieron? —pregunté a Jake.
—Sí, tuve que llevarme a Tom para que se calmara —dijo, cerrando los ojos un segundo, como si la escena aún le pesara.
Cerré los míos de pura vergüenza. Qué incómodo debió ser para él.
—¿Qué haces? —preguntó Jake acercándose a la mesa, inclinándose para mirar mis cuadernos.
—Mmm… resolviendo ejercicios de matemáticas —respondí rápido, intentando sonar casual.
—Tienes linda letra —comentó, observando la página.
—¿Qué pasa? —fruncí el ceño, insegura.
—Nada —negó, pero la curva de su boca lo delataba.
—Jake, dime —insistí.
—Están mal los ejercicios —confesó, con una expresión divertida.
—¡Ay, no puede ser! Tendré que pedirle ayuda a Jungwon —me llevé las manos a la cabeza.
—Jungwon, Jungwon, Jungwon —repitió Tom, burlón.
—Yo puedo ayudarte, si quieres —intervino Jake.
—Sí, Jake es bueno en matemáticas —añadió Tom con rapidez.
—¿En serio me ayudarías? —pregunté, todavía dudosa.
—Claro —tomó mi cuaderno con naturalidad.
Se sentó a mi lado y comenzó a explicarme. Su voz era clara, paciente… pero yo apenas podía concentrarme. Cada vez que se inclinaba para señalar una fórmula, su perfume fresco me rodeaba, y mi corazón se aceleraba tanto que las cifras se convertían en garabatos.
—Lo siento, Lily —rió después de un rato—. Terminé haciéndolos yo. Es que… las matemáticas me apasionan demasiado.
—No te preocupes, Jake —sonreí, sintiéndome torpemente feliz.
—Espero que hayas entendido algo —dejó el lápiz en la mesa y se incorporó.
—Sí, eres el mejor profesor —dije, un poco nerviosa.
—Me alegro —tocó su pecho, fingiendo alivio.
—Bien, por fin terminaron —Tom apagó el televisor—. Deberíamos irnos, ya son las seis.
—Creí que se quedarían a cenar —me levanté, decepcionada.
—No, tenemos un compromiso —respondió Tom.
—Pero mamá llegará tarde y papá no está… —hice un puchero.
Jake rió, y mis mejillas ardieron al instante.
—¿Por qué no vienes con nosotros? —propuso él—. Luego podemos cenar.
—No creo, te aburrirás, Lily —Tom pasó un brazo por mis hombros.
—¿Qué van a hacer? —pregunté, intrigada.
—Jugar basketball —Jake fingió lanzar una canasta.
—¡Yo quiero ir! —exclamé, casi saltando.
—¿No que no te gustaba el basketball? —Tom me miró con sospecha.
—Tal vez no es mi deporte favorito, pero quiero verlos jugar. Nunca pude hacerlo en sus días de secundaria —argumenté, tratando de convencerlo.
—Lily tiene razón —Jake levantó las manos en señal de apoyo.
—No sé… —Tom seguía indeciso.
—Tal vez temes que vea lo malo que eres —ataqué con una sonrisa.
—Ohhh —Jake fingió sorpresa—. Ataque al hermano mayor.
—¿Qué dices? ¡Soy el mejor! —Tom se señaló a sí mismo.
—Demuéstralo, Lee —lo desafié, riendo.
•••••••
El trayecto en auto fue rápido. Jake y Tom conversaban animadamente mientras yo miraba por la ventana, el corazón latiendo de emoción. Nunca los había visto jugar; esta era mi oportunidad, y además Jake… solo imaginarlo en la cancha me aceleraba la respiración.
—Bien, llegamos —anunció Jake, desabrochándose el cinturón.
—Vamos, Lily —dijo Tom.
Bajé del auto y seguimos el sonido lejano de balones rebotando. El aire de la tarde olía a pasto húmedo y a tierra fría. La cancha estaba iluminada por luces altas que dibujaban sombras alargadas en el pavimento.
Y entonces, una voz familiar me heló por dentro.
—Hola, pequeña Lee —saludó aquel chico, con una media sonrisa que reconocí de inmediato.
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La Excepción - Sim Jake
Teen FictionLily ha estado enamorada de Jake desde que tiene memoria. El problema es que Jake es el mejor amigo de su hermano... y la sigue viendo como "la hermanita". ¿Pero qué pasa cuando ella ya no es tan pequeña, y él empieza a notarlo? ✓ historia heterosex...
