Kim Minjeong – 14 de diciembre del 2024
Intentaba salir de la cama sin hacer demasiados movimientos, Jimin se encontraba aferrada fuertemente a una almohada mientras mi brazo derecho quedaba estancado tras su cuello, lentamente me acerqué a su frente dejando un pequeño beso allí.
Cuidadosamente comencé a mover mi brazo intentando escapar, ella parecía sumida en un profundo sueño ya que no se inmutaba. Luego de unos minutos logré zafarme y no demoré en buscar mis prendas de ropa tiradas en el suelo.
Salí de la habitación no sin antes dejar una pequeña nota para no preocupar a la alfa, una vez bajé las escaleras di un pequeño salto del susto al encontrar a Jessica deslizando la pantalla de su celular. No tardó en notar mi presencia alzando su vista en mi dirección, caminé hasta quedar detrás.
—Amaneciste —comenté casi susurrando, probablemente todas estaban durmiendo arriba por lo que no quería hacer mucho ruido.
Se limitó a negar moviendo su cabeza de un lado al otro, apagó su pantalla colocándose en pie para quedar frente a mí, mientras el sillón de la pelinegra nos separaba.
—No pude dormir en toda la noche, había demasiado ruido en el cuarto de al lado —soltó con molestia en su voz mientras cruzaba los brazos.
Asentí tragando saliva con dificultad, ahora que lo pensaba lo más probable era que todas nos escucharan, eso era un poco vergonzoso.
—Si la tormenta estaba muy fuerte, cayeron muchos rayos —respondí desviando el tema.
—Como sea, ¿dónde podemos conseguir sangre? Muero de hambre y en dos horas nos iremos a Londres —Londres lo había olvidado por un momento, aun me parecía extraño que ella trabajara con nosotras, pero ya no tenía motivo para simplemente tratarla mal o quererla lejos.
No sabía si era adecuado lo que acababa de hacer, pero comenté sobre mi plan de visitar el hospital por un poco de sangre, ella se ofreció a acompañarme y luego de dudarlo un poco terminé aceptando. Sin más ambas nos dirigimos hasta la salida de aquella casa y comenzamos a caminar al sitio mencionado.
Ninguna de las dos se atrevía a hablar, haciendo que el silencio nos acompañara por las silenciosas y tranquilas calles del Pueblo de Sherwood. Un extraño frío recorrió mi cuerpo haciendo que llevara ambas manos a los bolsillos del abrigo de Jimin, sonreí al pensar en ella, la forma en que envolvía a esa almohada entre sus brazos era encantadora.
—Minjeong, ¿podríamos hablar? —dijo en un casi inaudible susurro, giré mi cabeza en su dirección notando como una pequeña lágrima bajaba por su mejilla.
Detuve mis pasos haciendo que ella me siguiera, solté un pequeño suspiro, tarde o temprano tendría que aclarar las cosas con la castaña. Asentí esperando que diera el primer paso.
—Necesito saber si crees todo lo dije aquel día, sobre mis estudios, Minjeong yo —nuevamente las lágrimas brotaban como una pequeña lluvia, acompañando los charcos de agua que reposaban sobre las calles, resultado de la tormenta en la noche.
Quitando una de mis manos del bolsillo la extendí hasta tocar su hombro, manteniendo la distancia, no quería darle un mensaje equivocado.
—Yo jamás te hubiese lastimado de esa forma porque te amaba más que a nadie, eras todo lo que soñaba al dormir y deseaba al despertar, no puedo aceptar que por un acto cruel de alguien más nos perdiéramos, que te perdiera a ti —sollozó mirando el suelo intentando secar rápidamente sus lágrimas.
Llené de aire mis pulmones intentando encontrar las palabras adecuadas. Debía admitir que aun con el pasar de los años verla de esa forma me afligía un poco. Pero ya no podía responder a sentimientos que se perdieron con los años, aun si habían sido causados por una persona malvada. No cuando acababa de dormir con una pelinegra de ojos morados que con un solo movimiento calmaba el tormento en mi interior, con el solo tacto de su mano aliviaba mis miedos.
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Cruzada, Sangre y Luna [WINRINA 1]
FantasyEn el Bosque de Sherwood, una serie de muertes misteriosas desata el temor entre las criaturas del lugar. Yu Jimin, alfa de los licántropos, investiga y encuentra a Kim Minjeong, líder vampiro, entre los sospechosos. ¿Podrán estas mujeres dejar de...