28: Haciendo favores

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Kim Minjeong – 03 de noviembre del 2024

La mejor manera de comenzar el día siempre era entrenando en el gimnasio del hotel, generalmente acostumbraba a echar a los demás, pero no hoy, un poco que compañía me haría bien. Hacía todo lo posible por ocupar mi mente en cualquier acción que me permitiera olvidar la discusión con Yu Jimin, no había tenido señales de ella, no me buscaba para disculparse y yo tampoco planeaba hacerlo.

Repetí una serie de 5 ejercicios diferentes, tomando un pequeño descanso para hidratarme con sangre, en ese momento noté que una castaña de ojos celestes ingresaba por la puerta principal. Nuestras miradas chocaron haciéndome mirar en otra dirección, realmente no quería lidiar con ella en mi hora feliz.

Pero claro, eso fue inevitable, ya que rápidamente se acercó hasta donde yo estaba. Llevaba un conjunto liviano de color gris y su cabello recogido en una coleta alta.

Me saludó acompañando sus palabras de una brillante sonrisa, yo saludé con un simple "hola" esperando que pudiera entender mi incomodidad. Cada vez que la observaba revivía el momento exacto en que abrí esa puerta encontrándola en la cama con Hailee, era una tortura.

—¿Minjeong luego puedo hablar contigo un momento? —consultó estirando su cuerpo, inhalé una gran bocanada de aire liberándolo lentamente.

En mi lista de deseos hablar con ella, ni siquiera estaba última, no entendía que podríamos hablar, no era más que un simple recuerdo del pasado.

—Estamos aquí, dime lo que necesites, ya voy a marcharme tengo mucho trabajo que hacer.

Ella asintió aproximándose peligrosamente a mí, mi cuerpo se tensó como resultado.

—Es sobre la investigación, esa mujer Ainhoa Arias, me suena de algún lado, Minjeong creo que la conozco.

¿De dónde podría conocer a la científica? Tal vez tuvo algún encuentro con ella, pero, ¿cómo sería eso posible?

El gimnasio no me parecía el sitio adecuado para hablar un tema tan fundamental como ese, por lo que pedí a Jessica que me acompañara hasta la oficina, durando el trayecto ninguna decía nada, era un silencio extremamente incomodo, sentía como sus ojos iban pegados a mi espalda.

Una vez dentro, ambas tomamos asiento sin pronunciar palabra alguna, yo esperaba que hablara, pero se limitaba a mirar sus manos de forma nerviosa. Carraspee la garganta logrando captar su atención.

—Por favor, dime lo que sepas de la científica, si la conoces de algún lado podríamos obtener datos relevantes para la investigación.

Nuevamente estaba en ese juego de manos que hacía al estar nerviosa, rodé los ojos ya impacientes, al fin y al cabo, ella quería hablar, tampoco tenía todo el tiempo del mundo.

—Jessica Alexander no tenemos todo el día, di lo que tengas que decir, comienzas a molestarme.

—Perdón Min, en el fondo tal vez deseo extender los segundos que puedo pasar a tu lado, alivia mi corazón —no necesitaba escuchar más, me coloqué en pie aproximándome hacia la salida, tomé el picaporte de la puerta abriéndola, con una de mis manos hice una señal para que se marchara.

A diferencia de ella, yo si deseaba respetar la relación de compañeras del concejo vampírico, no mezclaría lo que sucedió entre ambas con eso, era una líder y debía responder a ese lugar.

Jessica observó mi gesto, negando con su cabeza, su cuerpo continuaba pegado a la silla, di unos golpes al suelo con mi pie contando mentalmente hasta cinco, esa mujer no planeaba moverse. Di un fuerte portazo haciendo que se sobresaltara, molesta me senté nuevamente y la fulminé con la mirada.

Cruzada, Sangre y Luna [WINRINA 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora