capitulo 50

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Cada palabra leída por sus lagrimosos y enrojecidos ojos, era como caminar sobre el frío filo de una y muy despiadada espada, cortando su ya maltratada, pálida piel. Un corte limpio directamente en sus venas y especialmente las venas de su agonizante corazón.

—¡E-Esto...!—Ardia, mis ojos ardían como si hubiese sido bañados por lejía.

Los papeles cayeron sobré la mesa, sus muñecas perdieron fuerza en su agarré lo que lo obligó a tirar completamente todo. Fue como si una piedra puntiaguda cayó sobre sus muñecas, penetrando sus tendones.

.—¡N-No puede ser cierto!—Sonríe para no llorar.

Incrédulo y pálido por lo poco que acaba de leer, sin poder creerlo porque era imposible, no podía aceptar que la persona que amas ama y le dio un segundo hijo, tuviera un corazón tan venenoso.

‹No podía respirar, todo se sentía aplastante, apretando hasta lo que no podía ser aplastado. Ni el dolor o accidente automovilístico no se comparaba con lo que estoy sintiendo.

Mi corazón estába llorando de dolor mientras lo veo ser apuñalado una y otra vez por las letras y fotos en esta información...hoy era el día que moriría desangrado sin poder detener las despidas cuchillas.› Con sus manos cubrió su agonizante expresión, ese dolor que raspaba despiadadamente su ya moribundo corazón.

Había dejado de respirar y no se resistió él solo dejo que la frialdad lo estruje tanto como quiera, porque si luchaba la traición y la decepción se volvería todavía mas asfixiante de lo que ya es.

‹¿Cómo se respira? ¿Cómo se vive luego de esto? Alguien me puede decir que hacer para dejar de sentir que tu pecho, esta siendo sacado al rojo vivo...¡Alguien dígame...!› Las lágrimas fueron imposible de ser retenidas, fluían y se delizan por sus mejillas cual corriente en un invierno sin fin.

Apretado sus labios en línea recta para no gritar, pero los pequeños sollozos podían ser escuchados. Un hombre adulto también podía llorar como un niño y eso no lo hace menos hombre, solo un ser humano de carne y hueso sacando todo aquello que en un futuro podría terminar por ahogarlo, porque calló y se aguanto como el alfa que le inculcaron ser, duro.

Pero en este momento no es un alfa, solo un hombre que ama y confío ciegamente en las palabras de la persona a la cual eligió amar toda su vida. No había mas cruel tracción que la de un ser amado, esa persona de la cual no esperabas no solo una sino que un sin fin de puñaladas.

‹Gustavo es mi hermano, ¡mi única familia! ¿Como no pudo tentarse el corazón? ¿Quién es esa persona? La desconozco, no fue él con quién me case, ¡no puede ser él!› Felipe quiere golpear su cara por ser tan estúpido, por lo sucio que se sentía tras despedirse con un beso y abrazo de Gustavo.

Aterrado que vaya hacer algo con su hermano menor, ahora que no se encuentra allí, en el hospital. Cuidando de Gustavo. Lo había dejado con el enemigo sin siquiera sospechar nada, cuando le estaban viendo la cara de payaso desde siempre.

Sin embargo, lo que lo terminó por romper fue la siguente información donde se menciona brevemente Hayden, el ya nombrado no quería poner toda su información. Bastaba con solo hacerle saber que Rodolfo tuvo un hijo, al cuál abandono sin remordimiento y que, su ex-esposo nunca le puso una mano encima.

Que antes de conocer a Felipe esos dos "se querían" si se le puede llamar querer a eos por parte de Rodolfo. Porque lamentablemente Frederick, si amaba locamente a Rodolfo.

—Él...él...¿cómo pudo?—Aprieta fuertemente sus dientes, lo mismo en con sus puños.—¡Solo... Solo era un niño!—Mordió su puño para no gritar.

El maestro Bloody Rose (Hayden) solo veía a Felipe, en esos ojos azules no había emoción o empatía por el alfa. No se le puede culpar cuando desde niño le tocó endurecer su corazón, y tampoco quería ponerse en el lugar de él porque, ya estuvo en ese lado y no piensa volver estar en esa posición.

Rosa sangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora