El señor Wilberth mirá con desdén a Hayden, ya que hizo sentir mal a Gustavo. Este había puesto una expresión triste luego de ver escuchado las duras palabras de Hayden. De que podría ser hasta el nieto del viejo Wilberth, pero menos su esposo por lo joven que se ve.
—Padre ¿Que haces aquí?——Preguntó Maximiliano a la vez que pone más presión en los hombros de Hayden, quería hacerle pasar un mal momento por a verse expresado de él, con ese horrible apodo de; "Terrón de azúcar" y por verlo manoseado sin su permiso hace un rato.
Lo cual no está para nada funcionado. Hayden está disfrutando de lo que el creía, que es un agradable masaje, hasta los presentes se le están quedando viendo bien raro por esos raros suspiros de relajación que salen de sus fosas nasales.
Son más gemidos que suspiros, los nervios de las personas se están tornado de punta. La furia en sus rostros es más que evidente, pero Hayden tiene sus ojos cerrados por lo que no podía ver la incomodidad de ellos y tampoco es como si le importará.
—¡Oh, que bien se siente! haz un poco más de presión en el lado izquierdo de mi hombro, si justo ahí... aaah.—suspira complacido.
Nunca hubiese imaginado que mis hombros se encuentran tan tensos. Para que ir a un Spa, si puedo recibir masajes gratis por parte de este hombre el cual quiere dislocar mis hombros, pero su fuerza no es lo suficientemente fuerte para lograrlo.
Debería de sentirme ofendido y con miedo por sus intenciones, pero para nada me siento de esa manera. Estoy volviéndome loco, el vivir en este lugar me está afectando.
Nadie podía decir una palabra, se suponía que se encuentran en una conversación sumamente seria. Pero con el comportamiento de Hayden, no podían seguir el ritmo de la conversación. La consternación de verlo disfrutar de un supuesto masaje los hace enfurecer.
El viejo Wilberth se está poniendo verde del coraje, su presión arterial puede explotar en cualquier segundo. Gustavo frota la espalda de su esposo, para tranquilizarlo.
Maximiliano es el más consternado todos, puesto que está poniendo una fuerza considerable en los hombros de Hayden. No era su intención darle masaje, quería hacerle sufrir por unos momentos.
¿Este mocoso tienes tendencias masoquistas oh que? ¿Como puede disfrutar del dolor? Estoy muy consiente de mi fuerza, y hace un momento estaba ejerciendo una fuerza considerable. Para un mocoso como Hayden, eso debería causar mucho dolor. Entonces, ¿Por qué lo disfruta? ¡Tiene alguna clase de fetiches extraños!
Y yo soy el raro...¿Eh? ¿Que es esa cosa bajo su nuca? ¿Tatuaje? No, como podría un mocoso tener su cuerpo marcado con tinta. Pero estoy seguro que esa es la mitad de una luna carmesí, ¿tendrá otro?
Maximiliano retiró sus manos de los hombros de Hayden. No quería que la curiosidad lo hiciera cometer alguna idiotez, tampoco quería ser parte de los gustos extraños del menor de ojos rojizos.
—¿Por qué te detienes? Te faltó aquí—Señal su cuello—No dejes el trabajo a medias....
—¡Ya basta!—El maestro Withe se exaltó—¡Acaso no vez que estamos en una conversación importante, no es momento de estar suspirando de esa manera extraña.
Tenía que arruinar un momento tan agradable como el de ahora, estába disfrutado mucho de ese masaje, no se sabe cuándo tendré otra oportunidad como está. Es por eso que estaba aprovechando cada segundo.
—Yo, ya dije todo lo que tenía que decir—Dejo estar sentado en el sofá—No tengo porque seguír escuchado sus desquiciados gritos de anciano senil.—Miré a Maximiliano.
Hayden lleva sus manos a la cintura de Maximiliano, lo acerca más a su cuerpo, frotándose entre sí. Iba aprovechar en cometer una locura, más bien, aprovechar el momento, tal vez no tendría una nueva oportunidad de hacer lo que, quiere hacer. Sus manos bajaron lentamente a los glúteos de Maximiliano. Esté se estremeció y en ese mismo instante quería golpear a Hayden.
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Rosa sangrienta
General FictionHayden es un joven que fue abandonado desde niño en casa de sus abuelos, por sus e irresponsables padres, creció muy bien con los cuidados de sus amados abuelos. Pero esa comodidad se ve arruina por la inesperada visita de su "padre" a quien no habí...