capitulo 22

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La puerta del departamento fue abierta bruscamente, poniéndome en alerta, pero todo se esfumó al ver a Hayden, quién supuestamente iría a trabajar. ¿Cómo llegó más antes de que Jacinto y Constantine?

Maximiliano volvió a sentarse discretamente en los cojines, su cintura y trasero seguía sintiéndose un poco incómodos.

-¿Olvidaste algo?-Muerde una fresca uva verde. Está pasando el rato, mientras espera a Constantine e irse para la empresa-Hubieses llamado entonces yo....¡¿Mgh~?!

Mis labios fueron capturados bruscamente por los frenéticos y desesperados labios de Hayden. Ni siquiera tuve la oportunidad de poder masticar esa mitad de uva.

Uva que se encuentra enmedio de la lucha en la que se encuentra nuestras inquietas lenguas, luchado por la dominación de esté apasionado beso, Hayden estába tragado todo de mí, era un sentimiento raro e atemorizante.

Esté beso se siente muy diferente a los demás, quizás sea por el jugoso néctar que desprende esa dulce uva, o es porque los labios de Hayden, son mas adictos y dulces de lo que hubiese imaginado. Ya no lo sé. No sé que demonios el está pasando a mi cuerpo o mente, todo se vuelve blanco al momento en que nuestro labios y cuerpos se rozan.

Maximiliano dejó caer en plato al suelo, quería aferrarse del cuello de Hayden. El cuál está empujado suavemente, la espalda del alfa sobre el sofá.

-Nmhg~

De sus labios dejaron salir pequeños gemidos al sentir el roce de sus cuerpos y en específico sus miembros los cuáles están despertado bajó esos juntados pantalones.

Me está volviendo loco, quiero estar sobre él en todo momento, bien dice que una vez que pruebas y saboreas la fruta prohibida. No, estuve perdido desde el momento en que vi esos hermosos ojos celeste en aquel entonces.

En ese instante mi único deseó fue sobre algún día poder tenerlo todo para mí, deleitarme con su mirada, una mirada que solo me viera a mí, al igual que todo de mí, le pertenece a él.

Fue maravilloso y a la vez decepcionante él consider un día, en ese lugar donde también se encontraba mi reina, pero él no me recordara.

Eso no me hizo enojo, solo me decepcionó un poco, pero yo lo entendía, no se puede recordar a una persona para siempre cuando solo se vieron una vez de por pura casualidad. Bastaba con que yo, no lo olvidará y siguiera teniéndole en mi mente a la vez que subía a la cima y de esa manera ser digno de estár de pie juntó a él.

-Mi reina-Susurra entre jadeos al mismo tiempo que vuelve a robar el poco oxígeno que el alfa, había recuperado.

¿Por qué sigues llamado de esa manera? ¿De verdad eres ese mismo niño vestido de oso? Y sí en verdad lo eres, ¿Como es posible que todavía me recuerdes cuando yo, te olvide?

Hayden desliza una de sus manos bajo la camiseta negra de Maximiliano, enviadole mucho estremecimiento al sentir esa fría mano al acariciar cariñosamente su hermosa piel y sobretodo sus sensibles pezones.

-Mnh~

Maximiliano se sintió extraño al sentir cuán sensible todavía se encuentra en la área de sus pezones, su cuerpo había reaccionó frenético al sentir las llemas de los dedos de Hayden, hacer un círculo y luego presionar la punta que se encuentra tan erecta cómo lo de bajo de su pantalón.

-¡¿H-Hayden?!-Lo nombra con su voz jadeante-¿Que crees que estás haciendo?-Tira de ese cabello azabache hacía atrás, impidiendo que se meta bajo su camisa.-Es mejor que te detengas, no harás siempre lo que se te plazca.

Dices eso, pero tu mirada me dice que lo deseas tanto como yo lo deseó. Es uno de sus tantos encantos que me encanta, me encanta que se haga el difícil, eso lo vuelve más emocionante al momento de rendirse bajo mi cuerpo. Y me deleitó maravillosamente con esa mirada cubierta por una capa de euforia.

Rosa sangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora