capitulo 4

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Hayden estacionó la motocicleta en el área de estacionamiento, le quitó el casco de protección a Cocho. Él había sacado permiso para portar a su perro en motocicleta. Esta permitido pero tienes que ir demasiado despacio para la comodidad del animal. Solo que, a Choco le encanta la adrenalina al igual que a su dueño, ir despacio es fastidioso.

—¡Choco!—Grito un joven de cortos cabellos castaños, el perro corre hacia ese deslumbrante joven.

Ese explendido cuerpo solo lleva un shorts muy arriba de las rodillas, las tonificadas piernas son muy apreciadas por las miradas de las personas al rededor de la playa. Más ese fornido pecho, pero lo mas sorprende es su altura. Un centímetro más pequeño que Hayden. De seguro llegarán a medir 1.95 metros de altura ya qué, ambos tienen tan solo 19 años.

—¡Mira, mira!—Golpea a su amiga—¿Estarán rodado alguna película por este lugar?

—No lo creo, pero es muy agradable la vista. ¿Usará lentes de contacto? Sus ojos son hermosos, lo hacen lucir como un atractivo demonio que nos esta tentado a pasarnos hacia la oscuridad.

—Si los demonios son así, de majestuosos. Sin dudarlo cometería un incrimen para irme al infierno, ¿Serán alfas? Los dos tienen un aura digna de uno y uno muy superior.

—Creo que el alfa es, el de ojos esmeraldas. Él otro es beta, supongo.

Por lo menos bajen la voz, podemos escucharlas a la perfección. Antes me ofendía que me dijeran demonio por mis ojos rojos. Me hacía enojar, pero luego lo use a mi favor. Mis ojos anteriormente eran de un marrón rojizo, pero eso cambio cuando me dieron el resultado de mi género.

Este mundo naces con un color diferente y al manifestarse tu género, él color se vuelve más oscuro o cambia a uno casi similar al que tenías. En mi caso el marrón se esfumó y quedó solo el rojizo. Los de Nikita ya eran verdes solo se tornaron de un verde esmeralda.

—Llegas veinte minutos tarde—Recrimina—¿La tabla?—Deja de jugar con Choco, los tres caminan en dirección a la camioneta del alfa.

—No te sorprendas, soy la persona más impuntual que pueda existir. Y lo sabes muy bien—Aguarda sus pertenecías en la pequeña mochila, solo deja unos cuantos dólares en los bolsillos de su short—Abre la puerta de la camioneta.

Nikita abrió la puerta para Hayden, este dejo todas las cosas de valor en el interior de la camioneta. No podía perder su pagá de un mes la cual le costó mucho obtener.

—Sobre la tabla—Cierra la puerta, Nikita aseguró la camioneta para que nadie pueda abrir las puertas.—Tendre que rentar una.

—¿Ahora me dirás qué sucede?—Esas dos esmeraldas que tiene por ojos, lo ven con impaciencia—No le des más vuelta al asunto. Se te olvida que soy demasiado curioso, la falta de palabras me esta carcomiendo.

—Él que se hace llamar mi “padre” me vendió para saldar una deuda de juego—Se apoya en la camioneta doble cabina color azul de Nikita.

—¿Q-Qué?—Sonríe rígido—¡Estas bromeando!...¿verdad?—Sus ojos se tornan furiosos—¿Cuando apareció?

—Anoche—Suspira—Se presentó ayer mientras esperábamos al abuelo para festejar su cumpleaños. Llegó con unos hombres de traje y soltó el hecho de que me vendió por trescientos mil dólares.

Maldito viejo bastardo, si tan solo hubiese asisto esa noche nada de eso hubiera pasado. De alguna manera conseguiría el dinero para ayudarle a Hayden, luego metería a ese viejo a un sanatorio...espera, aún puedo ayudarle.

—De alguna manera te ayudaré a conseguir ese dinero, solo hay que evitar que los abuelos se enteren. ¿Es por eso que los enviaste fuera del país?—Pone sus manos en los hombros de Hayden—No te preocupes, vamos a pagar esa deuda.

Rosa sangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora