capitulo 54

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En el edificio de unos veinte piso en el último se encuentra Felipe, con un aspecto tan demacrado, grandes ojeras y un cabello completamente desordenado. No había nada de ese hombre bien vestido con aquella aura amable a su alrededor. Su oficina se había vuelto su hogar por unos días.

No había querido regresar su casa tras enterarse de la verdadera identidad de su esposa, lo despreciable que es esa persona que le jura amor eterno con los ojos cerrados y una sonrisa brillante en sus labios.

Toda esa información había sido demasiado para Felipe, por eso y por otras razones no quiso volver a su casa, no quería ver a Rodolfo. Presentía que si le veía terminaría perdonando o encontraría una manera de justificar las acciones de Rodolfo y no quería eso.

No quería que el destino lo obligue a perdonar una atrocidad cómo esa, Felipe no tenía la culpa de nada pero era él, quién no podía con el remordimiento de conciencia, de haber arruinado la vida de una persona tan inocente en todo esto, Hayden. Felipe no podía encontrar como pedirle disculpas a Hayden, disculparse por los malos ratos que le ha hecho pasar su familia, incluido el también.

‹¿Cómo les diré a mis hijos sobre esto? Que su madre no es la persona que habíamos pensado, que ese hombre intachable y dulce solo es una máscara para cubrir su verdadero y podrido ser.

No puedo seguir escondiéndome en la oficina con la excusa de mi trabajo, tengo que enfrentarme a Rodolfo e incluido mi destino. Ya resolví todo con respecto las acciones y propiedades que estaban a su nombre, lo hice sin que sospechara.

También envié a mi hermano a un hospital diferente, utilizando la excusa de que sus instalaciones, doctores son los mejores, pero en realidad es para que este custodiado por la gente del maestro Bloody Rose.

Una vez mas le pide ayuda, lo cual es bastante gracioso, estoy confiando en un hombre que se mueve solo por el dinero. Sin embargo, gracias a él he podido solucionar cada cosa sin llamar la atención de Rodolfo.

Él ni siquiera sospecha ni lo más mínimo sobre lo que está sucediendo a su alrededor, o en mi cabeza. Su arrogancia de crecer mas inteligente será su perdición.›

Felipe dejo de estar sentado, tomo sus cosas y se dispuso a salir de su oficina con rumbo a su casa, donde esperaba encontrarse con Rodolfo. Pero, el Omega en este instante yacía en un restaurante junto a su pequeño hijo, Oriol. A la espera del alfa, Maximiliano White.

—Mamá, estoy muy nervioso.—Juega con sus manos sobre la mesa.—No sabes la sorpresa que me lleve a recibir su llamada, a penas pude contener mi felicidad.

‹Su número personal era lo único que no tenía de Maxi, mas bien no lo logré conseguir porque lo intenté mucho. Ahora lo tengo y fue él mismo quien me lo dió. ¡Maxi me llamo, en serio me llamó a mí!› gritaba en sus adentros, emocionado.

—No te lo dije.—Besa la coronilla de Oriol.—Te dije que solo era cuestión de tiempo para que eso pasara, para que lo tuvieras comiendo de tu mano.

Estuve preocupado por nada, al principio llegué a pensar que Maximiliano estaba haciéndome esperar para ganar tiempo, buscar la manera de obtener esas acciones sin tener que casarse con mi pequeño Oriol. Sin embargo, no es así.

Me explicó del porque no me había contactado en el tiempo en que quedamos de reunirnos, no le creía del todo pero sus palabras concordaban con lo que sabía, dándome cuenta que no estaba mintiendo.

De quién no sé nada es de ese sujeto, tengo que desaparecerlo antes de que se entere que soy su madre, no puedo permitir que Hayden venga a mí. Rogándome que vuelva, preguntando estupidezes como esa última vez.

Rosa sangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora