19 de abril de 2022
Cuando era pequeña, me imaginaba toda una vida de lujos y sueños que cumpliría de grande y tuviera que ser independiente. Llegué a imaginarme rodeada de personas reconocidas, con una hermosa familia y el trabajo perfecto. Creía que eso era lo que debía buscar. No negaré que trabajé mucho para dar mi mayor esfuerzo en clases, y en mis objetivos. De esas forma, podría conseguir entrar a la universidad. Además de eso, sentía la necesidad de hacer sentir orgullosos a mis abuelos —y a mis padres. Donde sea que estuvieran—.
Debo admitir que me encantaba vivir con mis abuelos, empezando porque estaban a las afueras de la ciudad. En un pueblo pequeño donde todo transitaba de la mejor forma, un lugar cálido y tranquilo. Aunque, esto me limitaba las opciones de trabajo, pues el principal sustento era la ganadería. Por lo tanto, mis sueños estaban fuera. Mi sueño de ser diseñadora de modas, se quedaba atrás.
Sinceramente, me había resignado a eso. Pero supongo que el destino me tenía algo mejor. Pronto me mudaría a la ciudad del sur, donde podría cumplir todos mis sueños, trabajar para “Farid Collection”, una de las mejores marcas de la ciudad, reconocida por sus grandes pasarelas.
Sentía una mezcla de alegría y tristeza. Por una parte, me alegraba la idea de trabajar para una gran marca... Pero, tampoco quería irme del pueblo y tener que dejar a mis abuelos.
Supongo que el sobre pensar eso, ocasionaba que durmiera muy poco. Algo que se notaba desde cien kilómetros, las ojeras tan pronunciadas, llenas de cansancio. Agregando a eso, que todos los días me despertaba con alguna horrible pesadilla, de esas que te causan un escalofrío, dejándote inquieta por mucho tiempo. Aunque, siempre les terminaba restando importancia.
Por otra parte, mis abuelos estaban muy felices por mí, decían que esto me abriría muchas puertas. Sus palabras me entusiasmaban más de lo que ya estaba, por el simple hecho de sentir su apoyo. Aunque sabía que había algo oculto entre sus afirmaciones y las sonrisas en sus rostros. Ya que no era la primera vez que viajaba a la ciudad del sur, incluso, hice la universidad ahí, además de que solía visitar a mis abuelos en vacaciones. Pero, esta vez, se sentía diferente: sus miradas y sus voces me decían lo contrario.
Y las cosas se volvieron más tensas cuando el día de la mudanza estaba a tan solo dos días...
Me desperté más pronto que lo de costumbre. Mis abuelos estaban en el comedor, apenas y podía escucharlos. Permanecí en la entrada de este, observándolos: mi abuelo estaba recargado en la esquina de la barra de la cocina, mientras escuchaba los murmullos de mi abuela, quien preparaba el desayuno a su lado. Guardé absoluto silencio, tratando de descifrar la situación que tenía frente a mis ojos, eso hasta que él se dio cuenta de mi presencia:
—Buenos días, princesa —exclamó con una gran sonrisa en su rostro, aquella que le dejaba contemplar sus pequeñas arrugas, marcándole cada detalle de su piel.
Mi abuela mantuvo su cabeza agachada, llevándose una de sus manos al rostro, como si tratara de quitar algo. Lo primero que se me paso por la mente es que había llorado.
—Buenos días, ¿todo está bien? — pregunté con cierta inquietud desde el marco de la puerta, dudando si debía acercarme.
—Por supuesto pequeña, solo es la cebolla..., tú sabes que siempre pasa esto cuando pico una... —murmuró mi abuela con la misma lejanía. Asentí lentamente.
Mi abuelo se le acercó al oído para susurrarle algo. Luego, paso al lado de mí, dedicándome una sonrisa y señalando con su cabeza a la mujer que continuaba cocinando. Primero, me acerqué al lavabo para lavarme las manos y ayudarle a mi abuela con el desayuno, con la intención de contarme lo que pasaba.
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Sombras Del Pasado: Tras La Pista De La Verdad
Mystery / ThrillerSe suponía que me olvidaría de la existencia de mis padres, ellos se habían ido sin ningún aviso, dejándome con mis abuelos fingiendo que solo se irán por un fin de semana por trabajo. Se suponía que debían regresar por mí, pero no lo hicieron. El...