Sombras Del Pasado: Tras La Pista De La Verdad

CAPÍTULO 39

23 de junio de 2022

Contemplaba el brillo que resplandecía en sus miradas sonrientes ante la situación en la que estábamos. Se trataba de un desayuno en el que solo nos encontrábamos mis abuelos, Ryan y yo. Un momento que ninguno esperaba que hubiera sido tan cercano como se había vuelto. Cualquiera que nos viera, le parecería tan cotidiano. Cuando, en realidad, solo iba día y medio de llevar esa rutina, algo que nos habría encantado que permaneciera así por más tiempo. Sin embargo, el día me traía en contra reloj.

Ese mismo día me devolverían mi auto del refaccionario, para eso, mis abuelos se quedarían un poco más para recibirlo. Y por suerte, Ryan tendría que estar presente en la pasarela, pues era uno de los invitados, así que él podría dejarme unas horas antes en el local donde se daría el evento.

Debo admitir que sentí un hormigueo al ver la fachada del lugar, pues veía ir y venir al personal, tomando cosas y preguntando por otras. Al menos, me tranquilizaba saber que no era la única que debía coordinar el evento, así que, para mi llegada, solo debía asegurarme de que cada detalle estuviera colocado en el sitio correcto.

En ese instante, mis ojos volaban de un extremo a otro, sin saber qué parte manejar primero —los trabajadores ya estaban dispuestos en algunas áreas, pero necesitaban algo de apoyo para saber dónde colocarlo sin equivocarse—, elevé mi cabeza al techo, apreciando las pinturas que relucían en mil colores —justo lo que quería de enfoque—, siendo complementados por los candelabros dorados. Devolví mi rostro al personal, aferrando mis manos a la Tablet, antes de empezar a dar indicaciones.

Las horas siguientes se fueron desvaneciendo con rapidez, el lado positivo era que estábamos por terminar, solo faltaba asegurar los últimos detalles, por lo que tomamos un pequeño descanso para ir a comer, justo cuando Maia vino hacia mí.

—A este paso, pronto te dirán que dirijas toda la marca de ser necesario —bromeó al rodearme con sus brazos. Se notaba un poco apagada en su semblante.

—Estamos haciendo un buen trabajo —le aseguré con una sonrisa, antes de cambiar el rumbo de la conversación—. ¿Cómo va todo?... Casi no hemos hablado.

Pegó un suspiro antes de llevar su cabeza hacia atrás para mirar el techo con detenimiento por unos segundos. Luego me miró a los ojos, balanceándolos sobre los suyos. Hizo un pequeño mohín en sus labios.

—Mejor, Estefan está cuidando a su hermano mientras Elías trata de mantener la empresa en pie, escuché que no quiere tomar ninguna decisión hasta que todo se solucione respecto a Thiago... —comentó, antes de llevar sus manos a los bolsillos del abrigo—. Y, mis padres por fin decidieron firmar el estúpido divorcio. —lo soltó de golpe.

—¿Era lo que habían tratado de decirte en la cena que tuvieron y que terminó siendo un fracaso? —insinué. Ella asintió al rodar sus ojos. A decir verdad, parecía tomárselo con bastante calma, lo cual me dejó sorprendida. Notaba algo diferente—. ¿Cómo lidiaste con eso?

Exhaló el aire de sus pulmones, dedicándome una mirada.

—Es mejor verlos separados y que se lleven bien, a tener que seguir escuchando las peleas por quién es peor que el otro... —justificó—. ¿Sabes?, hubo algo desde la noche en la que sucedió todo, que cambió nuestra manera de tomar las cosas —ladeé mi cabeza, sin comprenderla—. No puedo responder por Helen y Neil, pero sé que ellos estarían de acuerdo conmigo al decirte que todo lo que pasó nos hizo ver las cosas de otra manera. No me ganaba nada con insistir en que continuaran un matrimonio mis padres, sabiendo que no serían felices juntos.

Aquellas palabras cayeron de golpe en mí.

No había esperado que aquel revuelo con mi familia fuera a servirles a ellos en sus vidas, al contrario, sentía que los involucré en algo que no les traería ningún beneficio. Admito que llegué a pensar en la horrible persona que era por haberlos puesto en medio de esa situación, donde incluso sus vidas corrían peligro.