CAPÍTULO 32

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26 de septiembre de 2020, Ciudad del Norte

Observaba la vela sobre el pastel con una sonrisa en mi rostro. Mis abuelos cantaban el feliz cumpleaños con aplausos, eran los únicos en la habitación. Solo nosotros tres...

Me había acostumbrado a eso. Seguir una rutina a la que me había costado llevar por un tiempo, al ser un niño que no entendía dónde estaban sus padres y las razones para que no los encontraran. Aunque, todos los tomaban por muertos. Y, tuve que aceptarlo, pensar de esa manera. Porque era más difícil vivir con la idea de que estaban en algún lugar. Me aferré a la idea de que ellos ya no estaban en este mundo, y que ahora solo tenía a mis abuelos... Adrián y Rose.

Recuerdo lo complicado que era tolerar los comentarios estúpidos de mis compañeros de clase, preguntando todo el tiempo que había sucedido con mis padres..., principalmente si los rumores eran ciertos. Muchos decían que los habían desaparecido. Otros, que seguramente mis padres iban en malos pasos, como se decía en las calles, años atrás.

Me importaba una mierda lo que dijeran de ellos. Aunque por dentro también quería saber que era lo que les había sucedido. Pero siempre que les preguntaba a mis abuelos decían que no había respuestas, que nadie sabía dónde estaban.

Fue hasta ese día que mi vida dio un giro.

—Tenemos algo muy importante que contarte... —inició hablando mi abuelo, al tomar un poco del pastel sobre su plato. Giré mi rostro en su dirección para escucharlo—. Hay información sobre tus padres, sabemos dónde están...

Dejé de masticar, o tal vez solo comencé a masticar más lento el pastel de tres leches, sí, fue eso. Aun así, me quedé congelado en sus palabras, sin saber cómo responder. Pasaron muchas cosas por mi cabeza, y ninguna tenía sentido, porque justo había sido mi deseo de cada cumpleaños...

Balanceé mis ojos de un punto a otro, conectando los cables de mi cabeza, dándome unos cuantos golpes, para que consiguiera reaccionar. Ellos me miraban de reojo, esperando mi respuesta, pero yo solo me sentía parte de otro universo.

Tarde en volver a mi realidad y entender que mi deseo se había hecho realidad... Ellos estaban vivos, ¿verdad?

—No pudimos decirte antes debido a los asuntos que teníamos pendientes en la empresa..., y si agregamos que debíamos buscar contacto con Ava y Patrick, para que fueran con la policía a quitar el reporte de la desaparición... —mencionó mi abuelo con tranquilidad, aunque su voz llegaba a tambalear—. Tuvimos que arreglar eso, antes de decírtelo, además de que, Samira y Robert no están a salvo, debíamos buscar una excusa para poder salir unos días de la empresa...

—¿Desde cuándo lo saben? Les pude haber ayudado —insinué.

—No, tú debías centrarte en tus estudios.

—Pero... ¿Hace cuánto tienen esa información? —volví a preguntar. Ellos carraspearon al agachar sus cabezas.

—Poco tiempo, algunos meses... O tal vez unos pocos años. No fueron tantos —murmuró mi abuela, ella sí se notaba nerviosa. Lo sabía por el movimiento frenético que hacía con sus manos al moverlas encima de la otra, y acomodar su anillo dándole unas cuantas vueltas.

—¿Años?, ¿me están diciendo que tardaron años para poder solucionar todo esto?, no tiene sentido... —repliqué con el ceño fruncido. Había dejado de comer.

—Ryan, no es tan sencillo. Sabes que las decisiones no las podemos tomar así de fácil, además, tus padres fueron los primeros en pedirnos esto... —añadió mi abuela—, dijeron que era lo mejor para ustedes...

Sombras Del Pasado: Tras La Pista De La VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora