CAPÍTULO 10

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10 de mayo de 2022, Ciudad del Norte 

¿Cómo podía seguir con mi vida fingiendo que todo iba bien? Digo... ¿Cómo vivir con la sospecha de tener un hermano? Porque ni siquiera estaba segura de ello.

No sabía cómo seguir con mi vida con normalidad, siendo consciente de algunas de las cosas que mis padres me ocultaron —algo me decía que aquello no sería la única cosa que mis padres me habían escondido. De hecho, era como si se tratara de completos extraños, ya no los sentía como parte de mi vida—, y nadie se había dignado de decírmelo a la cara. Todo lo mantenían a mis espaldas, y tenía una inmensa necesidad de comprenderlos. Entender sus motivos. Necesitaba escucharlo de ellos, de mis abuelos. Necesitaba que alguien me dijera la verdad de todo esto. Porque yo sola no podía con eso...

Como poder vivir sobre pensando cada mínima parte de las cosas. Con la duda de si esta vez dirán la verdad o también se trata de otra de sus mentiras.

Como podía continuar viviendo, fingiendo no saber nada. ¿Acaso eso era más fácil?, ¿de esa forma me evitaba los problemas que se podrían avecinar?

¿Quién podría vivir de esa manera?

A pesar de todas las circunstancias a las que trataba de esquivar. Fingía estar bien frente a los demás. Ocultar cada una de mis emociones, impidiendo que ellos notaran lo vulnerable y frágil que comenzaba a sentirme. Solo debía mantener la cabeza en alto. Por suerte nadie lo notaba, y es que... ¿A quién le importaría la vida de otra persona teniendo ya problemas?

Luego del trabajo tenía un asunto pendiente. Algo que debía comprobar. Pues entre las carpetas, exactamente donde estaba la carta de defunción de aquella bebé, también había una pequeña nota del lugar de su entierro. Temí de lo que podría encontrarme ahí. Incluso llegué a pensar la posibilidad de no encontrar absolutamente nada.

Era eso. En el fondo de mí pedía a gritos que no fuera cierto. Me traería muchas más dudas, sí. Pero al menos no me dolería de la misma forma.

Pero ahí estaba en un columbario, frente a un nicho con aquel nombre que resonaba a cada segundo con más fuerza en mi cabeza. Por suerte no había nadie a mi alrededor, incluso podría decir que era la única a esas horas del día.

ELIZABETH ANNE GÓMEZ

17 - AGOSTO - 1999

"ERES LA ESTRELLA QUE BRILLA

CADA NOCHE PARA NOSOTROS"

Pude sentir como mi corazón se detenía al segundo de haber leído una y otra vez su nombre. Me hacía las mismas preguntas del día anterior, y de esa misma forma nadie las respondía, solo se quedaban flotando a mi alrededor.

Me volví débil, vulnerable. Solo podía pesar en lo mucho que necesitaba respuestas, porque toda esa mierda comienza a pesar, cargarla sobre los hombros puede ser algo muy agotador. En un inicio puede ser sencillo, pero con el paso del tiempo se vuelve más pesado, duele. Y aunque consigas acostumbrarte a ese dolor, la sensación de incomodidad permanece.

Aquella bebé podía ser yo. De la misma forma que podía ser cualquier otra persona. Sí, llevaba el mismo apellido de mi madre, pero faltaba algo. Solo llevaba un apellido, no tenía como comprobarlo. O con quien comprobarlo.

Volví a leer su nombre. Esta vez con más lentitud. Buscaba alguna pista, era absurdo, pero ¿qué más podía hacer en esa situación? En ese instante, mi cabeza no tenía para más.

Sombras Del Pasado: Tras La Pista De La VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora