CAPÍTULO 4

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03 de mayo del 2022

Fui la primera en despertarme, sin embargo, me quedé acostada en la cama, sometida en mis cavilaciones. Cómo esos momentos en los que te quedas viendo un punto fijo de la habitación, adentrado en tus cavilaciones o con la mente en blanco: yo pensaba en la silueta de la noche anterior.

—Que linda mañana —exclamó Maia, estirando sus brazos con mucha energía—. ¡Despierten que tenemos mucho por hacer!

—¡Deja dormir por Dios! —se quejó Neil, tapándose la cara con un cojín desde la comodidad del suelo.

—Ay, pero qué malhumor tienen hoy... —murmuró la castaña, llena de felicidad.

—Hubiéramos dormido bien, si alguien no nos hubiera aventado de la cama, anoche entre sueños —debatió Helen, entre susurros, quien estaba en el sillón de mi habitación.

En resumen, a petición de Maia, tuvimos que regresar a casa, ponerle seguro a todas las puertas y, dormir en la misma habitación. Además de eso, quería tener un martillo a la mano, por si el secuestrador quería entrar a la habitación —ellos no sabían que tenía un arma en casa—.

—Bueno, en realidad, no a todos los aventé..., Katie sigue aquí —replicó Maia con cara de ángel.

—Sí, bueno, se nota que tienes preferencias —inquirió Helen, acomodándose torpemente en el sillón.

Todos nos quedamos en pleno silencio, deseando que así se mantuviera por mucho tiempo. Eso hasta que Maia continuó...

—Para que vean cuanto los quiero, hoy yo prepararé el desayuno.

Sin más que añadir, dejó la habitación para dirigirse a la cocina.

—¿Creen que alguien debería asegurarse de que no queme la casa? —murmuró Helen con inquietud, preocupada.

Nuevamente, nos quedamos en silencio balanceando nuestras miradas entre cada uno.

—Bien. Yo voy, ustedes traten de descansar un poco —dije, pegando un suspiro al bajar de la cama.

Antes de bajar, quería asegurarme de si tenía algún mensaje de mis abuelos, para mi sorpresa... Había uno. Decía «Cariño, lamentamos no poder responder tus llamadas, ya sabes, la señal está horrible, pero es normal que suceda. En cuanto nos desocupemos, te marcaremos. Hay algunas cosas que debes saber... Te queremos mucho».

¿Cuánto tiempo les iba a tomar eso? Debian esperar hasta que la señal mejorará y tuvieran un hueco en su espacio. Claro, no tenía de qué preocuparme.

No sabía que responderles, solo les dije que estaba bien, esperaría su llamada.

Bajé entre dudas a la cocina, entonces, un olor a quemado comenzó a salir de esta, avancé con más rapidez. Pensé que encontraría un desastre, sin embargo, no era tan grave. Maia intentaba salvar su desayuno, aunque, desde lejos se notaba que no tenía remedió. No sé en qué momento, pero en un instante, ella pegó un brinco, tomando su mano con fuerza. Me acerqué a ella para encontrarme con la quemadura sobre su palma.

—Tranquila, deja te ayudo —me acerqué al refrigerador por un poco de hielo en un plato hondo de vidrio para agregarle agua. Me devolví hacia ella, quien colocó su mano con mucha desesperación en este—. Se supone que era ¿huevo? —dirigí una mirada a lo que sea que quedara de este en el sartén.

—Es lo único que se me vino a la mente —me respondió aún con la mano en el plato hondo con hielo.

—Bueno, mejor prepararemos otra cosa —sugerí, soltando una risita. Ella sonrió ante esto, asintiendo.

Sombras Del Pasado: Tras La Pista De La VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora