01 de junio de 2022
Aquellas vistas desde el porche de la cabaña eran encantadoras, se habían vuelto familiares y reconfortantes al sentir la brisa del aire golpeando suavemente con mi rostro. Mi cabello moviéndose de un lado a otro con la misma suavidad. Era eso, la paz y tranquilidad que transmitía aquel lugar. Aquella compañía.
Incluso me imaginé como sería llevar una vida allí. Bajar al pueblo para comprar las cosas necesarias, subir la colina para llegar a la cabaña, encontrándote rodeado de pura naturaleza. Respirando aire fresco. Aquello sonaba muy bien.
Aunque esa sensación desapareció en seguida, cuando el viento aumentó y la brisa dejó de ser suave. Una fuerte tormenta se acercaba y mi cuerpo se tensaba, poniéndome los pelos de puntas. El miedo se apoderó de mis pensamientos, todo se nubló.
Di media vuelta para entrar en la cabaña, reconfortarme entre esas cuatro paredes que en la última semana se habían vuelto parte de mí. Aun así, el miedo continuó. Me sudaban las manos y mi corazón palpitaba con fuerza, no lo comprendía. Nada tenía sentido.
Me sentí atrapada, algo invisible me asfixiaba. Unas manos invisibles me rodeaban el cuello, presionándolo. Las lágrimas me acusaban, culpándome de aquello. Esas miradas que me habían dejado hace un tiempo, regresaron. Volvieron con más ganas, con más ganas de lastimarme y consumirme. Todas ellas puestas sobre mi rostro, y aunque las buscaba, nunca las encontraba.
Avancé al interior de la sala, recorriéndola hasta cruzar el umbral que me llevaba a mi habitación, porque de alguna forma se había vuelto mía. A pesar de solo haber estado en ella una semana, me sentía parte de ella.
Tomé la manilla para empujar la puerta, pero esta no daba vuelta y aunque la tomará con más fuerza no servía de nada, seguía igual. Era extraño, siempre estaba abierta, nunca llevaba puesto el seguro. Billy no podía haberlo puesto, y mucho menos Thiago que ni siquiera estaba en casa. De hecho..., ninguno de los dos estaba en ella.
Giré mi cabeza para ver las paredes que me rodeaban, en busca de su presencia. Solo estaba yo, acompañada de esas miradas tan tormentosas.
Una voz ronca se escuchó sobre mi cabeza, como si hubiera un narrador en mi vida. Sin embargo, este no me transmitía confianza, al contrario, su voz me causaba miedo. Me daba la misma sensación que las miradas: la sudoración en mis manos, mi corazón acelerado, los nervios atacándome...
—Deja de escapar, Katie.
Regresé a la sala, continuando mi búsqueda. No había nada.
—¿De verdad quieres verme? —su voz me lastimaba los oídos, era irritante—. Deberás esperar, preciosa. Aunque debo decirte que me amaras, puedo darte lo que necesitas. Lo que sea, solo pídemelo y se hará realidad...
Fruncí mi ceño sin saber qué responder. Solo podía pensar en la horrible sensación que subía por mis pies hasta llegar a mi cabeza.
—Considérame como tu espectador..., no debes tenerme miedo. Pronto podré tenerte entre mis brazos, solo debo esperar el momento indicado.
—¿Qué buscas de mí?
Hice lo posible para que mi voz no tambaleara y quedarán mis miedos visibles ante él. Aunque ni siquiera sabía si se trataba de alguien o solo se había vuelto parte de mis pensamientos, pues comenzaba a distorsionar mi realidad.
—Sencillo. Quiero y deseo tu cuerpo..., tu rostro, tu cariño. Quiero tenerte a ti, que solo seas mía. Soy muy celoso, Katie. Me molestaría si te viera con otro hombre, lastimarías mi corazón. —su voz arisca en el falso intento de sonar dulce era molesto.
ESTÁS LEYENDO
Sombras Del Pasado: Tras La Pista De La Verdad
Mystery / ThrillerSe suponía que me olvidaría de la existencia de mis padres, ellos se habían ido sin ningún aviso, dejándome con mis abuelos fingiendo que solo se irán por un fin de semana por trabajo. Se suponía que debían regresar por mí, pero no lo hicieron. El...