Lies under the tongue

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Wends... Wends despierta...

La pelinegra entre sueños escuchó la voz de una chica que a su vez la tomaba de los hombros para agitarla de un lado a otro, haciendo que está despertará por completo.

— ¿Qué...? ¿Enid... que pasó? —preguntó Wednesday aún con la visión borrosa.

— Que bueno que despertaste, ya empezaba a entrar en crisis. —la rubia tomó ambas manos de su novia para hacer que está se levantará del suelo.

Wednesday con ayuda de su novia logró pararse observando desde la ventana la luna que está vez brillaba más de lo normal.

— Que mierda, ¿En qué momento me quedé dormida? —Wednesday se sentó en su cama siendo acompañada por Enid quien entrelazó su mano con la suya.

— Tampoco lo recuerdo, no recuerdo mucho... —la rubia solo recordaba como después de ingerir esa pastilla todo parecía desaparecer a su alrededor, ahora sentía un dolor punzante en la cabeza y se estaba arrepintiendo de su cometido.

Ambas escucharon como alguien ingresaba a la mansión, Dedos rápidamente subió para avisarles con señas que Morticia y Pericles ya se encontraban en casa por lo que debían bajar y actuar como si nada hubiera pasado.

— ¿Puedes percibir ese olor? —preguntó Wednesday mirando a su novia que asintió con la cabeza— mierda, mi madre me va matar.

— No te preocupes, tengo algo que puede ayudarnos. —la rubia sacó un pequeño frasquito de sus bolsillos, era una colonia tan diminuta, utilizado en casos de emergencia— taraaaa, puedes colocarte un poco y yo haré lo mismo.

— De acuerdo.

Una vez que el olor a dicha colonia se adentrará en sus vestimentas masticaron un chicle para quitar ese amargo sabor de la boca, Enid siempre llevaba consigo (a parte de la colonia) una barra de chicle lo cual a Wednesday le preocupaba pero no era el momento de regañarla. Lamentablemente no tuvieron tiempo de verse al espejo y terminar de arreglarse pero prometieron que actuarían lo más natural posible, sin levantar sospechas.

— La abuela si que habla mucho sobre su vida. —dijo Pericles que había acompañado a su madre a comprar provisiones pero que luego con engaños fue llevado a la casa de su abuela materna.

— Ella no suele recibir muchas visitas y cuando vamos a visitarla tal parece que quiere contarnos hasta de sus antepasados. —exclamó Morticia con una sonrisa.

— "Si, ya me di cuenta..."

La mujer fue directo a la cocina para preparar la cena mientras que Pericles se sentó en el sofá para empezar a jugar con su celular.

— Oye.

El chico suspiró y alzó la mirada al escuchar la voz de su hermana pero al momento de verla notó que algo andaba mal y no solamente era con ella el problema.

— ¿Te diste un mal viaje otra vez? —preguntó Pericles en voz baja para que su madre no lo escuchará— ¿Tú también Enid?

La rubia solo le quedó aceptar su cometido. Ambas chicas tenían el cabello hecho un desastre, sus ojos hinchados y rojos solo evidenciaban que durante esas horas la habían pasado demasiado "bien".

Esto a Pericles no le causaba ninguna gracia.

— ¿De qué hablas? —Wednesday intentó actuar desconcertada ante la pregunta de su hermano mientras que Enid se alejó para no escuchar la conversación entre ambos.

— No soy idiota, Wednesday. —Pericles se levantó del sofá quedando cara a cara con la pelinegra que solo frunció el ceño— puedes drogarte si quieres, pero no arrastres a Enid en tu mierda.

Everlong - wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora