Pour some misery down on me

233 29 6
                                    

Wednesday desesperada por dar con el paradero de la limusina se había adentrado en un barrio totalmente abandonado, lo que parecía ser un lugar para uso de actividades ilegales.

Enid, quien iba detrás de ella, sabía que la única forma de calmar a su novia era encontrando el vehículo aunque por dentro deseaba salir corriendo de allí.

— Tengo el presentimiento de que puede estar por aquí. —murmuró Wednesday deteniéndose unos minutos para ver a su novia— ¿Estás bien?

— Si, aunque te mentiría si te dijera que no estoy asustada. —respondió la rubia dedicándole una cálida sonrisa— pero me gusta estar contigo.

— ¿Incluso si estás en riesgo?

— La vida es un riesgo y si muero al menos sabré que morí a tu lado.

— No seas tan dramática, Enidnie.

Volvió a sonreír al escuchar a su novia hablarle con tanta dulzura, por dentro Wednesday estaba furiosa debido al robo de la limusina pero también adoraba tener ese tipo de citas con su novia, no era una cita que se considerará "normal" pero lo disfrutaba de cierta forma y trataba de no desquitar ese enojo con ella.

En cuanto llegaron a una esquina, al frente de ellas había un almacén en un aparente estado deteriorado, lleno de grafitis y basura. Las dos chicas sin dudarlo se colaron por una ventana rota tratando de hacer el menor ruido posible, entrando en un laberinto de pasillos oscuros y sucios. El ambiente se sentía pesado, lleno de ecos y sombras que parecían cobrar vida.

— Esto me da mala espina. —dijo Enid tratando de mantener la calma.

— A mi también pero ya estamos aquí, no podemos dar marcha atrás, además. —respondió Wednesday en voz baja, sujetando de la mano a la rubia quien se aferró al agarre— estás conmigo, cualquiera que intente hacerte daño será enterrado bajo tierra.

Después de esa pequeña plática acompañada de sonrisas cómplices por parte de ambas siguieron recorriendo los diferentes pasillos hasta que finalmente encontraron la limusina. Estaba escondida detrás de unas cajas, aparentemente intacta pero claramente manipulada.

— Ahí esta. —dijo Wednesday dejando escapar un suspiro de alivio por haber encontrado el vehículo que le pertenecía a su madre— tenemos que movernos rápido.

Pero antes de que pudieran acercarse escucharon pasos muy cerca de donde se encontraban, dos hombres aparecieron en la entrada, sus miradas eran duras y amenazantes pero Wednesday se mantuvo firme.

— ¿Qué hacen aquí? —gruñó uno de ellos, sacando un cuchillo.

Mientras que el otro hombre miraba morbosamente a Enid quien se sentía incómoda y a su vez tenía miedo de que les hicieran daño.

— No tenemos que recurrir a la violencia, pueden darnos lo que "queremos" y luego las dejaremos libres.

—  Prefiero morir antes que meterme con un bastardo como tú.

Eso molesto al hombre que junto a su compañero se acercaron para atacar a ambas chicas pero la reacción de Enid no se hizo esperar.

— ¡¿Pero qué mierda te pasa maldita zorra?! —el hombre retrocedió asustado presionando la palma de su mano contra su mejilla ensangrentada.

Esto le dio ventaja a Wednesday quien se lanzó contra el primer hombre que tenía el cuchillo, utilizando sus habilidades para desarmarlo rápidamente. Enid, aunque asustada, siguió sus instintos acercándose al segundo hombre que seguía sentado y fuera de sí por la herida.

Con ambas manos cogió una barra de metal que se encontraba tirada en el suelo, y terminó por golpearlo fuertemente en la cabeza.

— ¡Vámonos! ¡Vámonos ya! —gritó Wednesday jalando del brazo a la rubia.

Everlong - wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora