Knowing me, knowing you

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Este capítulo solo se centrará en Enid, así que, si estas leyendo esto, no olvides comer y tomar agua porfavor, eres importante y te quiero mucho.
TW: TCA.
(Si eres sensible ante esto no hay problema, puedes saltarte el cap). 

"Me gustan las personas que sonríen, cuando alguien se acerca y me sonríe, me hace sentir que le caigo bien, puede que, me guste un poco la aprobación de los demás, me gusta agradar a los demás, si, ya me dijeron que es un problema".

Enid Sinclair había nacido en una familia de lobos, para todas las personas esto podría ser algo "cool", ya que los lobos son animales fuertes, depredadores, etc etc etc. Pero para la rubia era todo lo contrario.
Desde muy pequeña había sido considerada como el miembro más "débil" de la manada y todo esto dicho por su propia progenitora.
Con el paso del tiempo, Enid notaba cierta "preferencia" que tenía su madre con sus hermanos, pues a diferencia de ella, sus hermanos no solían recibir comentarios "pasivo agresivos" la mayoría del tiempo.

Su madre era realmente una persona demasiado fría con ella, su padre demostraba su cariño por su hija pero también estaba ausente.
Apenas era una niña y ya estaba siendo sometida a dietas estrictas, sintiendo incluso que iba a desmayarse en cualquier momento. Si quería estar al nivel de los demás, tenía que sacrificar todo, incluso su salud tanto mental como física.

— ¿Vas a comer todo eso? —preguntó Esther mirando a su hija con desagrado.

— Si, es que tengo hambre...

— No puedo creerlo Enid, ¿De verdad no te preocupa para nada tu físico? ¿Ya te viste al menos al espejo?

— ¿Qué tiene de malo mi cuerpo? —preguntó Enid un poco confundida.

— Te ves horrible, ¿Sabes lo que dirán los demás? ¿Por qué no puedes ser como tus hermanos?

— Yo...

— Me avergüenzas.

Enid tenía solo 10 años cuando escucho esas palabras salir de la boca de la mujer que "supuestamente" debería amarla, protegerla, comprenderla. Ella veía como las otras madres solían tratar bien a sus hijas, incluso si fallaban en algo pero esto no sucedería, al menos no en su núcleo familiar.
Esas palabras se habían quedado grabadas en su cabeza, sentía como su corazón se partía en dos y como las lágrimas empezaban a resbalarse por sus mejillas.
Ir a la escuela tampoco era una lugar en donde podría mantenerse a "salvo" los otros niños eran crueles con ella, la molestaban al punto de hacer que la pequeña lobo ya no quisiera ir a estudiar. Todo eso a los 10 años...

El tiempo se había pasado rápido y ya Enid era una adolescente, se había acostumbrado a escuchar los insultos por parte su madre y el hecho de ver a su padre muy pocas veces, pero las dietas estrictas aún seguían en pie y no se había dado cuenta que ya había desarrollado un transtorno.

Enid había dejado de comer, la poca comida que se le daba en el almuerzo solía arrojarla a la basura, a veces comía demasiado rápido y luego lo vomitaba todo, su rutina era verse todos los días en el espejo para ver cuanto había bajado, la rubia había adelgazado demasiado, incluso se notaba un poco el como sobresalían sus huesos pero debido al transtorno que había adquirido durante todo este tiempo, ella no se veía así.

— ¿Por qué me sigo viendo mal? No lo entiendo... —la chica lobo se miraba al espejo, tocando un poco su abdomen y sintiéndose mal con su cuerpo.

Pero este no era el único problema que Enid tenía, habían 2 problemas más que la atormentaban.
El no poder enlobarse y el prácticamente tener que cargar con una "cosa" entre sus piernas, dos cosas más por la cual su madre la rechazaba.
Cuando la rubia había nacido, se le había informado a sus padres que su hija al parecer era "intersexual". Aunque esto era "extraño" para algunos, para la rubia no fue un impedimento, no era molesto al menos. Claro que las burlas y el rechazo podrían estar presentes si alguien se enteraba de esto, afortunadamente nadie lo sabía.

Everlong - wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora