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En su recorrido de miradas, además de a Chiara y Ruslana, Violeta también se encontró con los ojos atentos del resto de invitados. Pensó que ya era hora de ir a saludar.

- Jay, voy un momento a decir hola a tu familia, ¿vale?

Violeta trató de zafarse de la mano de Jay, para dejarle tranquilamente jugando mientras ella se dirigía a la familia, y en especial a cierta hermana mayor. Pero el niño tenía otros planes y no quiso despegarse de ella.

- Vamos juntos, Violetta - propuso, la pelirroja asintió sonriente, no podía negarle nada a esa carita.

- Hola, tú debes ser la mamá de este niño tan guapo - se dirigió Violeta a Emma-. Yo soy Violeta, nice to meet you.

Chiara sonrió al escucharla dirigirse en inglés hacia su madre. En sus últimas conversaciones, especialmente en las relacionadas con la organización del cumpleaños, le había hablado un poco de los miembros de su familia y le había dado más detalles sobre su ascendencia inglesa por parte materna.

- Yo soy Emma, encantada. Estamos flipando con que estés aquí, Violetta - expresó en español con marcado acento británico, cuando la cantante le dio dos besos.

- No podía perderme el cumple de este pequeñito - le revolvió el pelo a Jay, que soltó una carcajada ante esa muestra de cariño por su parte.

- Es increíble que hayas hecho esto por él, de verdad, Violetta - argumentó también el padre, tras presentarse y saludarla con dos besos.

Era verdad que no era el más presente en el día a día de sus hijos, pero cualquiera que hubiera pasado siquiera un minuto con Jay, sabía que esa chica era lo que más le gustaba en el mundo.

- No es nada - sonrió la cantante, un poco sonrojada-. Chiara me pidió que le felicitara y yo simplemente pensé que esta era la mejor manera. Es un niño muy especial, se nota.

Tras esa explicación, las miradas de Chiara y Violeta volvieron a cruzarse. También hubo contacto visual entre las pelirrojas, por la cercanía de la DJ con Chiara. Se generó un silencio, pues las tres dudaban quién debía dar el próximo paso.

- Hola, Violetta. Yo soy Ruslana - se presentó finalmente, soltando el brazo de Chiara, al que se había agarrado, para darle dos besos a la cantante-. Soy la DJ de esta fiesta.

- Ah - fue lo primero que le salió decir a Violeta, para luego intercambiar de nuevo miradas con Chiara y finalmente volver a centrar la atención en la DJ-. Encantada, Ruslana. Gracias por pinchar mis canciones sin protestar siempre que te las piden.

Al segundo se arrepintió de su respuesta sin filtro, que de alguna manera también hacía referencia a la otra vez que Ruslana pinchó una canción suya. Esa pullita no pasó desapercibida para Chiara, que se quedó aún más tiesa de lo que ya estaba.

- Es un placer. Las canciones de la banda están muy infravaloradas. Cuando esta generación crezca y se acuerden, las valorarán mucho más - argumentó Ruslana, con sincera simpatía hacia la artista.

Chiara seguía callada, observando todos los intercambios como si de un partido de tennis se tratara. Intentado asimilar que ese encuentro entre estaba sucediendo de verdad. No solo Violeta estaba allí con ella, si no que estaba conociendo a todo su entorno.

Jay, aburrido de las conversaciones de mayores, quiso intervenir.

- Violetta, ¿te metes conmigo en el parque de bolas? - pidió ilusionado, como si ese fuera el mejor plan de novios que podían hacer.

- Espera un segundo, que no he venido con las manos vacías. ¿No quieres saber cuál es mi regalo, Jay? - preguntó, agachándose para quedar a la altura del niño.

- ¡Sí! - exclamó, entusiasmado.

- No hacía falta ningún regalo, sweetie - expresó Emma-. Que estés aquí ya es un sueño para Jay.

- Ya lo sé, pero a mí me apetecía traerle uno. Toma, Jay - Violeta le tendió unas entradas, que acababa de sacar de su bolso-. Si no sabes lo que pone, se las puedes dar a tu hermana que seguro que te ayuda.

- ¡Es un concierto! Right, Kiki? - adivinó el niño, y le entregó las entradas para que lo confirmara.

Chiara revisó el regalo y negó con la cabeza con incredulidad.

- Son entradas para el concierto de Valencia - anunció, mordiéndose el labio.

- Eso es. Son entradas para toda la familia. Quiero que vengas a vernos otra vez con tus papis y tu hermana. Incluye hotel y desplazamiento, así que no hay excusa. Tenéis que venir los cuatro - aclaró Violeta, primero dirigiéndose a Jay, pero después a los otros tres.

Jay se lanzó de nuevo a sus brazos, feliz. Incluso los padres de Chiara se deshicieron en halagos y agradecimientos.

La traductora, en cambio, seguía sin palabras. Chiara se sentía observada no solo por Violeta, sino también por la otra pelirroja, que escudriñaba su lenguaje no verbal tratando de entender mejor la situación.

Ya en el fin de fiesta, fue el momento oficial de las fotos. En un photocall con la cara del personaje, la cantante se hizo fotos con todo el mundo sin borrar la sonrisa.

Como no podía ser de otra manera, la sesión más extensa la tuvo con Jay, que proponía mil muecas que dejar inmortalizadas.

Las fotos favoritas de Violeta fueron, en cambio, las que se sacaron los dos junto a Chiara. Casi en todas, Jay se situaba en medio de las dos, o subido a los hombros de su hermana. A la cantante le encantó ser partícipe de la química entre los hermanos.

Chiara evitaba el contacto directo con Violeta. De solo notar su cercanía, su corazón parecía latir con más fuerza y su cuerpo se tensaba. Tras un último vistazo al resultado, dieron por terminadas las fotos. Violeta se derritió con una en que cada una de las chicas sujetaba un pie de Jay, quedando éste boca abajo, mientras ellas se miraban cómplices, con sendas sonrisas asomando.

Violeta anunció entonces que iba a salir a fumar, y enganchó a Chiara del brazo para que saliera fuera con ella.

Si Chiara no se atrevía a romper el hielo, ya se encargaría Violeta de hacerlo por las dos.

Starstruck | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora