Violeta se encontraba en su camerino, sentada frente al espejo. Los chicos de maquillaje y peluquería habían hecho los últimos retoques y se habían marchado para darle algo de intimidad, previo al Meet & Greet que iba a tener lugar justo antes del concierto número veinte de esa larga última gira.
Barcelona siempre le había encantado y estaba segura de que iba a ser una noche muy especial. Sorprendentemente, Violeta no se cansaba de cantar una y otra vez las canciones de la serie. Había compañeros de profesión, cantantes en su mayoría, que le habían aconsejado distanciarse cuanto antes del personaje juvenil que suponía Violetta, si después tenía pensado seguir en la música.
Ella no lo veía tan así. Consideraba que cada etapa tenía lo suyo y que ésta, que ocupaba su vida desde hacía más de dos años, debía disfrutarla al máximo hasta el final.
A Violeta no había nada que le llenara más el corazón que la ternura de los niños y preadolescentes que se volvían locos con ella y con las canciones que interpretaba. Solo por esas sonrisas, ella era capaz de salir motivadísima a darlo todo en cada concierto.
Por supuesto que soñaba con dar los próximos pasos bajo una identidad propia, pero no le suponía demasiada carga por el momento el hecho de ser una figura más dirigida a los jóvenes.
Estaba perdida en sus pensamientos, cuando la puerta del camerino se abrió y se cerró casi al instante.
Violeta se dio la vuelta y tuvo que bajar la mirada para encontrarse al culpable.
Con la espalda pegada a la puerta por la que acababa de entrar y una cara de fascinación absoluta, se encontraba un niño demasiado pequeño para ir solo.
- ¿Hola? - preguntó Violeta, frunciendo el ceño.
Se levantó de su silla y se dirigió al crío. Con cada paso que daba en su dirección, las pupilas del niño se dilataban más y más y sus ojos casi se le salían de las órbitas del shock, si eso era posible.
- Hola, guapo - repitió Violeta, con dulzura, y se agachó al llegar a él-. ¿Te has perdido?
El niño negó con la cabeza. No se había perdido en absoluto, pues había entrado a esa estancia después de ver la foto de su ídola impresa en la puerta, como indicando que se encontraba allí. Y había acertado.
- ¿Cómo te llamas, cariño?
- Jay - dijo con un hilo de voz, todavía sin reacción.
Violeta pensó que podía estar asustado, y consideró que era buena idea presentarse ella también. Así que le tendió la mano.
- Me encanta tu nombre. Yo soy Violeta - le sonrió.
- Violetta - repitió Jay, enfatizando la doble consonante, cosa que hizo que la chica ampliara su sonrisa.
Le pareció adorable. Y aún más cuando Jay se secó la mano en el pantalón, posiblemente eliminando un inexistente rastro de sudor y le estrechó la suya, con fuerza.
- ¿Has venido al concierto?
- Sí - asintió, todavía con mucha timidez-. Y también al Meet & Greet.
- ¿Has venido solo? - quiso saber Violeta, aunque era evidente que no.
- He venido con Kiki. Es mi hermana mayor - explicó, todavía sin soltarle la mano a Violeta. De hecho, había entrelazado los dedos, provocando una carcajada en su ídola.
- Ah, ¿y dónde está tu hermana? Debe estar muy preocupada por ti, Jay...
Jay no contestó, porque se había quedado sin palabras de nuevo al escuchar a Violeta pronunciar su nombre. Estaba derretido de amor. Y Violeta derretida de ternura.

ESTÁS LEYENDO
Starstruck | Kivi
FanficNo hay nada que haga más feliz a Jay que conocer a Violetta, su artista favorita. ¿Qué pasará cuando Chiara, su hermana mayor, le ayude a cumplir su sueño?