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Ante la cercanía de Violeta, que desafiaba su autocontrol y trataba de medir sus ganas, Chiara tuvo que tragar saliva.

Ella también era muy consciente de sus pupilas dilatadas, de que la mirada se le desviaba a los labios de la pelirroja sin poder remediarlo, de que se moría de ganas de acabar con el suspiro que las separaba.

Pero también era plenamente consciente del latido acelerado de su corazón, que hacía que su respiración se volviera desacompasada y las manos le sudaran. La tensión del momento se le posó en el pecho, creándole un nudo que la dejó paralizada. Y supo entonces lo que tenía que hacer.

Por más que hubiera atracción entre ellas, no entraba en los planes de la morena darse rienda suelta. No era de las que se involucraba amorosa o sexualmente con alguien si no tenía una intención detrás o cierta confianza. Chiara necesitaba un espacio seguro y previsible para dejarse llevar y sentía que la situación de Violeta era todo lo contrario.

Había intentado antes navegar en ese tipo de aguas y por poco no había llegado a tierra firme. Así que, cuando notó que su cuerpo se revolucionaba de más, supo que tenía que frenar lo que estaba ocurriendo entre ellas.

- Yo no he querido en ningún momento nada contigo, Violeta - contestó Chiara tajante y la defensiva, dando un pequeño paso atrás, tras unos segundos que fueron eternos.

- Pues bien que me has besado antes - apuntó Violeta, separándose del todo, ligeramente mosqueada.

- Solo he correspondido al beso que tú me has dado. Tampoco soy de piedra - se justificó-. Yo solo quería avisarte de que tu novio te estaba siendo infiel en el camerino de al lado.

- Ah. Muchas gracias, Chiara. ¡Qué buena amiga! - le dijo Violeta irónicamente, mientras se acercaba de nuevo.

- Pues sí. Y creo que es lo mejor. Que tú y yo seamos amigas - decidió la medio inglesa, tratando de mantener las distancias, dando más pasos hacia atrás, hasta que se topó con la pared.

- Yo no quiero ser tu amiga, Kiki - negó con la cabeza Violeta-. ¿O es que no piensas admitir que a través de la pantalla tonteas claramente conmigo? Eso sí, ya veo que es verme en persona y hacer como si nada. ¿Starstruck o un poco cobarde?

- Mira, Violeta, yo no quiero, ni puedo complicarme la vida - sentenció Chiara, intentando que no le temblara la voz por los nervios que estaba pasando-. Perdón si hay momentos en los que he ido más allá. No debería haberlo hecho. Seamos amigas y ya está.

- Ya, pero es que a mí me apetece mucho más que eso. Y sé que a ti también, lo noto - insistió la cantante.

- Con la situación que tú tienes, que pase algo más entre nosotras es inviable para mí - le fue clara Chiara, con un hilo de voz.

- Solo es salir de vez en cuando con mi amigo actor y que nos hagan dos fotos. No lo veo para tanto. Además que él tiene pareja - aclaró Violeta, simplificando la situación.

- Yo sí lo veo para tanto - aseguró la otra, bajando la mirada-. Sé que no podría llevarlo.

- ¿Por qué, Kiki? - alzó su mentón con un dedo, buscando sus ojos, pero Chiara le negó ese encuentro con un movimiento de cabeza.

- Porque me conozco, y sé que me afectaría demasiado. Please, ya está. Dejemos el tema aquí, ¿vale?

La morena miraba hacia la puerta, las manos le sudaban y notaba sus pulsaciones aceleradas por todos lados. Su cuerpo le pedía una salida a ese momento de tensión que le hacía estar completamente revolucionada.

Violeta esperaba que Chiara dijera algo más, en vez de zanjarlo todo de esa manera. Al no hacerlo, la traductora vio en la expresión de la pelirroja cierta decepción. Seguramente por no poder avanzar en su relación, pues Chiara acababa de poner el freno de mano. Se sintió fatal, pero no se permitió echarse atrás en su decisión de no avanzar en su relación, ni reconocerle la atracción que las unía.

- Si te puedo pedir algo, Vivi... Me gustaría seguir hablando contigo como amiga... - pidió, ahora sí mirándola a los ojos con la necesidad teñida de verde.

Realmente la cantante le alegraba los días a Chiara con solo un mensaje. Y se los iluminaba directamente cuando podía escuchar su voz en un audio hablando de cualquier cosa o si hacían videollamada y podía observarla en todo su esplendor. Y la traductora no quería perder también esa parte.

- Pues mira, eso me afecta a mí - rebatió Violeta, lejos de ablandarse-. Si tú crees que yo puedo seguir hablando contigo, contándote mis cosas, sonriendo como una idiota cuando veo notificaciones tuyas que he esperado todo el día, embobada cuando subes fotos en el espejo y escuchando mil veces los audios que me envías... Todo eso y más como si nada y ser tu amiga, estás muy equivocada.

Chiara se quedó sin palabras ante ese discurso. Se sentía muy identificada con los sentimientos que Violeta describía. Aunque lo negara, era consciente de que, si seguían como hasta ahora, la relación entre ellas no iba a hacer más que estrecharse y volverse más profunda. Y Chiara tuvo claro que si eso ocurría, podría llegar a enamorarse de Violeta.

Sabía que podía enamorarse de Violeta y no quería, porque tenía claro que no iba a salir bien, pues habían demasiados obstáculos a sortear también por su parte. Por eso, prefería ponerse la tirita antes de la herida. Y sobre todo antes de hacerlo mal y decepcionarla.

Violeta no había apartado la mirada de sus reacciones ni un segundo, como intentando adivinar sus pensamientos. Esperaba haberle podido abrir los ojos con su confesión. Pero Chiara le parecía completamente hermética en ese momento.

- Vivi, lo siento, pero creo que entonces lo mejor es que no seamos nada - habló finalmente Chiara, en un susurro. Por supuesto, no pudo mirarla a los ojos para decírselo. Y al pronunciar esas palabras, sus propias piernas le temblaron.

- ¿En serio? ¿Eso es todo lo que me vas a decir? - flipó Violeta, ofendida, ante lo mucho que la traductora estaba minimizando su relación-. Vale, pues no seamos nada, Chiara.

La medio inglesa asintió y dejó la copa de vino en una mesa, para dirigirse a la puerta.

Violeta, pese a estar enfadada por su decisión y especialmente por su aparente frialdad, le agarró el brazo en un impulso, dispuesta a desafiarla.

- Por lo menos, podrías despedirte, si no vamos a ser nada - susurró en su oído, desde atrás, erizándole la piel a la otra.

Chiara se giró y, de repente, estaban tan cerca que sus respiraciones se entrelazaban.

La morena acarició con los dedos las facciones de Violeta, como si quisiera guardarlas en la memoria de su piel. Poco tardó en posar sus ojos sobre los labios de la otra. Violeta tragó saliva ante la intensidad de su escrutinio.

Chiara la agarró de la cadera y la pegó a su cuerpo para luego atrapar su labio inferior entre los suyos, lentamente.

Violeta aprovechó para pasear sus manos por el cuerpo de la morena. Acarició su espalda de abajo arriba y posó las manos en su cuello, dejando infinidad de caricias en esos segundos que duró el beso.

- Adiós, Violeta - musitó Chiara, justo antes de escabullirse y desaparecer por la puerta de la habitación.

Una vez en el pasillo, la traductora se llevó la mano al pecho, donde su corazón latía completamente desbocado, haciéndole temblar hasta las pestañas.

Sabía que, aunque era doloroso, zanjar el asunto como había hecho era su mejor manera de protegerse.

- Perdón, Vivi - susurró al aire, con un hilo de voz.

Su error había sido caer en ese último beso, que inevitablemente la perseguiría, cuestionando su decisión, en todas sus próximas noches de insomnio.

Starstruck | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora