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La semana siguiente fue rara. Chiara se dio cuenta de que Violeta, además de no iniciar sus conversaciones por WhatsApp, como ya se había convertido en habitual entre ellas, apenas interactuaba con lo que subía a redes. No es que hubieran dejado de hablar, pero habían bajado significativamente la intensidad de sus conversaciones.

Y Chiara no podía evitar echarla de menos.

Intentó contenerse y no decir nada al respecto de ese cambio. Seguramente estaría más ocupada, o simplemente no le apetecía tanto que hablaran. O estaba pasando tiempo con su novio. Ninguna de las opciones tenía por qué ser un drama.

De hecho, Chiara pensó que tras las fotos románticas que habían salido publicadas por todos lados, sus ganas de seguir charlando con Violeta quizás disminuirían. Pero, muy a su pesar, no había sido así. No eran pocas las veces que se encontraba a sí misma desbloqueando el móvil una y otra vez, como invocando el mensaje de la pelirroja.

El día de la traductora no había sido el mejor. Jay tenía planeado pasar la tarde con su madre en el parque y estaba enfadado porque finalmente ésta se había quedado trabajando y no había podido llevarle.

Chiara odiaba cuando eso pasaba. No había nada que le doliera más que cuando sus padres le prometían a Jay pasar tiempo con él y luego no podían. Ella lo había vivido en su propia piel años antes, por lo que sabía lo que se sentía y cuánto afectaba.

- No le digas que vas a venir si no vienes, mum. Te estaba esperando con su pelotita preparada. ¿Y tú doblas turno? ¿No ves que es importante? Poor Jay - le recriminó Chiara a su madre por teléfono.

- I am sorry, Chiara, honey. No me acordaba que se lo había dicho. Tell Jay I am sorry y que iremos otro día. El domingo - aseguró Emma, disculpándose.

- No le voy a decir eso, por si al final no lo cumples - contestó la traductora, seria.

Jay escuchó la conversación entre ellas y le supo mal haber hecho que su hermana discutiera con su madre por él.

- No pasa nada, Kiki. Podemos ir otro día. No te enfades con mum, ¿vale? - le dijo el niño, intentando tragarse su malestar y forzando una sonrisa.

Chiara se puso aún más tensa al ver al niño contener su tristeza y restarle importancia.

- Jay, es normal que estés triste, ¿vale? Puedes estarlo. No me digas que no pasa nada - le acarició un moflete.

- Bueno, I am a little bit sad, entonces - confesó el pequeño.

Solo era una simple salida al parque, pero a Chiara le despertaba muchas cosas que quería evitarle a su hermano. Por eso, sintió la necesidad de compensarle al niño su disgusto y devolverle la sonrisa sincera.

- It's ok, little boy. ¿Quieres que vayamos tú y yo al parque? Seguro que te meto diez goles - propuso Chiara, haciendo que el niño quisiera replicar esa afirmación.

Estuvo en el parque con él hasta que anocheció, aunque eso le supuso aún más estrés, porque tenía muchas entregas de traducción pendientes.

Por eso, cuando pudo revisar el móvil, antes de intentar dormir, le afectó especialmente ver que seguía sin noticias de Violeta.

En ese momento vio aún más claro cuánto echaba de menos su intensidad normal con ella, que siempre conseguía cambiarle el humor y evadirla de su rutina. Fue en un impulso que Chiara se atrevió a sacar conversación con lo primero que se le ocurrió.

"Hola Vivi, ¿viste mi historia de ayer?"

"Hola, Kiki. ¿Qué historia? No he estado muy atenta al móvil estos días"

Starstruck | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora