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Cuando el timbre de casa de Violeta sonó, esta se lanzó desesperada a abrir. Esperó con la puerta abierta a que Chiara subiera los cinco pisos.

La morena salió del ascensor y se dirigió a la puerta con una expresión impasible. La conversación con Martin la había dejado completamente tocada y no tenía fuerzas para enfrentarse a Violeta.

La pelirroja la recorrió con la mirada de arriba abajo para comprobar que se encontraba sana y salva.

- ¿Dónde estabas? - le espetó, con desesperación y los ojos rojos de haber llorado-. ¡Llevo llamándote una hora, Chiara!

- Tenía el móvil apagado - contestó sin mirarla.

Chiara sabía que evitar el contacto visual era la clave para no derrumbarse. Necesitaba mantenerse tranquila para no perder el control y montar una escena.

La traductora trató de pasar por al lado de Violeta para entrar al piso, pero esta la agarró del brazo para impedirle que avanzara. El contacto de los dedos firmes de la pelirroja en su piel le hizo estremecerse y dar un respingo.

- ¿No me vas a decir dónde estabas? ¿Por qué te has ido así? Ni siquiera has dejado una nota y has apagado el móvil, Chiara. Estaba muy preocupada - repitió la artista, nerviosa.

La morena trató de respirar hondo, antes de soltarse del agarre de Violeta suavemente.

- Estoy bien. Voy a recoger mis cosas - se dirigió a la habitación, cada paso se convertía en una lucha contra el impulso de enfrentar la situación.

Chiara empezó a meter su ropa en la maleta con las manos temblorosas. Cuando se dio cuenta de ese movimiento involuntario, se esforzó por disimularlo. Mantener la calma y acabar cuanto antes, ese era el mantra que se repetía en su cabeza.

- ¿Te vas? Estoy flipando. ¿Tú te estás viendo? ¿Qué ha pasado para que estés así? - continuó Violeta, que la había seguido.

Chiara siguió callada y con la vista fija en sus pertenencias. Hablar solo empeoraría las cosas para ella, lo sabía bien.

- Contéstame, joder - puso Violeta las manos encima de la maleta de la traductora, para que no pudiera cerrarla.

Chiara sintió cierta presión en su pecho, cerró los ojos con fuerza y suspiró antes de hablar con la voz más firme que pudo. Mantener la calma y acabar cuanto antes. Pase lo que pase, no cruzar miradas. Esa era la cantinela que sonaba en su cabeza.

Se concocía y sabía que acceder a una conversación abriría una caja de Pandora que luego Chiara no podría cerrar. Además, no podía exponer su parte más vulnerable a alguien que le había mentido.

- Déjame cerrar la bolsa, por favor - dijo Chiara en un susurro apenas audible-. No quiero hablar contigo, solo quiero irme. Necesito irme.

- Dame una explicación, Chiara. No puedes irte así - insistió Violeta, alzando la voz-. No entiendo nada.

La morena tragó saliva. Sentía su corazón latir desbocado, mientras que centraba sus esfuerzos en ocultar su estado de intranquilidad. Lo último que quería era que la otra lo notara. No podía dejar que lo notara.

- No hay nada que entender, Violetta - enfatizó la doble t, para que la pelirroja dejara de insistir.

- ¿Violetta? ¿En serio, Chiara? - se llevó las manos a la cara la artista, tratando de contener las lágrimas-. La que se ha despertado sola después de la noche de ayer soy yo, ¿sabes? Yo debería estar enfadada contigo, en todo caso. No al revés.

Chiara no contestó y se dirigió hacia la puerta cuando lo tuvo todo listo.

Esa aparente frialdad estaba desquiciando a Violeta, que se sintió tocada y hundida al escucharla usar el nombre del personaje. No pudo evitar soltarle todo lo que le pasaba por la cabeza y el corazón en ese momento.

Starstruck | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora