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Jay estaba emocionadísimo por la comida con Violeta, al día siguiente del concierto. De camino al restaurante, no paraba de hablar sobre el juego de la Nintendo que le iba a enseñar y los abrazos que le iba a poder dar.

Chiara, que iba con el niño de la mano, se sentía un poco mal por él. Desde la noche anterior, la traductora no había hablado con Violeta. Y menos para confirmarle hora y lugar para la comida familiar. Así que ya estaba mentalizada de tener que usar todas sus estrategias para consolar a Jay por el disgusto de no comer con su ídola.

Para su sorpresa, cuando llegaron al restaurante y pasaron al fondo, donde se encontraba su mesa, cierta pelirroja con gafas de sol en interior ya había tomado asiento.

- ¡Violetta! - se lanzó a ella Jay, como ya era habitual en sus encuentros.

- Hola, my little monkey - Violeta le llenó de besos y le sentó en su regazo.

- No se ha querido poner otra camiseta porque ayer le llamaste así - informó Emma.

- ¡Pero bueno! Jay, te puedes cambiar de camiseta, vas a seguir siendo mi monito igualmente - le hizo cosquillas.

- ¿Cómo sabías que era aquí? - preguntó Chiara, a modo de saludo, ya que no se lo explicaba.

- Me lo ha dicho tu madre, si llega a ser por ti...

- Violetta y yo hablamos mucho por Instagram. ¿Verdad, sweetie? - buscó Emma su complicidad, tras acercarse a darle dos besos.

- ¡Claro! Yo veo todos tus likes. Y me encanta que me comentes.

- Es que mi madre se piensa que es lo mismo que Facebook - explicó Chiara-. Perdón, si algunos comentarios te hacen pasar vergüenza.

- ¿Vergüenza? Para nada. Eres muy amable conmigo siempre, Emma - se dirigió Violeta a ella, dedicándole una sonrisa cálida.

La comida fue agradable. Principalmente, eran Violeta y Emma las que llevaban el peso de la conversación. Chiara estudiaba esa interacción como si fuera un capítulo de una sitcom. Las veía muy cómodas y eso hizo que se fuera relajando, desencorsetando, y acabara participando en la conversación.

Ya en el postre, Jay pidió sentarse en el regazo de Violeta para enseñarle un juego y se enfrascaron en eso. Chiara les observaba de reojo, mientras su madre le comentaba lo ocupado que tenía el mes siguiente y, en consecuencia, todos los temas de Jay de los que la traductora tendría que hacerse cargo.

La pelirroja resultó ser buena jugando a Mario Karts, lo que picó a Jay, que no quería verse superado. Chiara, que en realidad tenía el récord familiar de victorias y puntos, no quiso entrar en competencia. Hasta que escuchó a Violeta jactarse de que era insuperable.

- ¿Me dejas probar a mí?

Violeta le tendió la consola y se arrepintió de haberlo hecho al ser testigo de su increíble manejo. Solo en su primera partida, Chiara había doblado su puntuación. La cantante pensó en soltarle algún comentario, pero por la conversación del día anterior, decidió no hacerlo y cambiar de tema.

- ¿Y qué vais a hacer esta tarde? - preguntó Violeta.

- Tell her, Jay. You are so excited, aren't you? - le animó su madre.

- Vamos al Planetario de Valencia a ver todos los planetas. Mercury, Venus, Mars... ¿Vienes con nosotros? - le puso un pucherito irresistible-. Please, Violetta.

Chiara ya tenía su frase de "seguro que tiene cosas que hacer" preparada, cuando Violeta la miró y alzó la mano para que no hablara.

- ¿Sabes, Jay? - le acarició la cara, dedicándole una sonrisa tierna-. A veces, es un poco aburrido estar de gira, porque todas las ciudades parecen iguales. Hay días que ya no sé ni dónde estoy. Así que está bien hacer otros planes de vez en cuando. Y yo nunca he ido al Planetario...

Starstruck | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora