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Violeta terminó de atender a los que le dijeron que eran los últimos fans que iban a pasar a conocerla. A la cantante le extrañó que Jay no hubiera entrado al Meet & Greet.

Ese niño, y su hermana, habían robado su atención y se había quedado descolocada al no verlos cruzar la puerta de la sala para hablar un poco y hacerse fotos. Así que decidió no quedarse con la duda.

- ¿No falta nadie más para el Meet? - preguntó a María, la chica del staff que se encargaba de irles haciendo entrar.

- No, Vio. Ya estamos.

- ¿Y un niño que venía con su hermana? Ingleses, creo - intentó que les identificara-. No son de aquí, eso seguro.

- No sé - se encogió de hombros la chica-. No me he fijado. ¿Por?

- No, por nada.

Realmente, era por nada. Violeta negó con la cabeza y se concentró en el concierto que tenía que dar ante ese estadio abarrotado.

Cuando sonó la canción que daba inicio al show, Jay pidió a su hermana que le alzara sobre sus hombros para ver mejor. Y Chiara tuvo que aguantar la posición casi todo el concierto.

- Kiki, ¡Violetta me ha tirado un beso! - chilló el niño en la oreja de su hermana, durante una de las últimas canciones.

Chiara lo dudaba enormemente, pues el estadio estaba realmente lleno y ese beso podría ir dirigido a cualquiera, pero tampoco quería romperle la ilusión.

- ¡Qué bien, Jay! Mándale ahora otro tú, que así sabrá que lo has recibido - le animó con ternura.

Cuando el concierto terminó, Chiara estaba reventada. Ni sus pies, ni su espalda, podían más. Jay, en cambio, estaba con la adrenalina por las nubes, con la energía a tope y millones de ganas de ver a su ídola de cerca otra vez.

- Jay, no podemos ir a verla. El concierto ya se ha acabado - explicó Chiara con paciencia-. Además, ya la has conocido. Y le has dado la mano y todo.

- Pero tu me prometiste que tendría una foto y vería la camparta - protestó.

- Y tú me prometiste que te ibas a portar bien y te escapaste - rebatió Chiara.

- Pero ahora me arrepiento - confesó-. Please, Kiki. ¿No podemos esperar a que salga?

- Es muy tarde. Mom is going to kill me if...

- Please, please, please... - le dedicó su mejor cara de chantaje emocional.

Chiara suspiró y, tras pensárselo, tiró de su brazo para dirigirse hacia el lugar por donde habían entrado al backstage.

- Igual no sale por aquí, ¿eh? - avisó Chiara a su hermano, para que rebajara sus expectativas-. Y si no sale en media hora, nos vamos. Okey?

Esperaron junto a un grupito de gente un buen rato. Ya iban por el tercer, y último, alargue de cinco minutos más de espera, cuando Violetta salió rodeada de su staff.

- ¡Violetta! - chilló Jay, entre otros niños y adolescentes, pero la artista por alguna razón le identificó a él, por encima del resto de voces agudas.

El personal de seguridad se encargó de organizar a la gente que esperaba y, en cuanto Jay tuvo oportunidad, se lanzó a los brazos de Violetta.

- ¡Jay! ¿Cómo estás? - le abrazó, y le alzó en el aire.

- ¿Te acuerdas de mi nombre? - se sorprendió el niño, y su hermana, que desde un metro de distancia observaba la escena con ternura, mientras sujetaba la pancarta.

- Pues claro, amor - contestó cariñosa Violeta, y buscó a su hermana con la mirada.

Más que la chica, que ya había llamado su atención durante su breve primer encuentro, lo que captó la atención de Violeta esa vez fue el mensaje en la pancarta que sostenía.

"¿V OLE TA QUI RES S R MI N VIA?"

Ese era el mensaje pegado a la cartulina. El hecho de que le faltaran letras le hizo sonreír. Alzó una ceja, aún con Jay en brazos.

- ¿Que si quiero ser tu novia? - dirigió la pregunta a Chiara-. Bueno, todavía no nos conocemos lo suficiente, diría yo.

La cantante dedicó una sonrisa coqueta a la chica, que soltó una carcajada y la miró cómplice. Jay quiso bajar al suelo y reclamar la atención de Violeta.

- No, Violetta - enfatizó de nuevo la doble t-. La novia de mi hermana, no. La pregunta es si quieres ser mi novia.

Violeta no se podía creer que el niño asombrado e impactado que se había encontrado en el camerino hacía un par de horas fuera el mismo que ahora era lo suficientemente sinvergüenza como para pedirle ser novios a la primera oportunidad.

Se agachó a su altura para contestarle.

- Ah, ¡tu novia! - exclamó Violeta-. Pues, a ver, a ti sí que te conozco un poco, porque ya hemos hablado antes. Así que diría que sí. Quiero ser tu novia, Jay - le sonrió y el niño ensanchó su propia sonrisa a todo lo que daba.

El niño celebró como si le hubiera tocado la lotería y la estrujó en un abrazo apretado.

Chiara sacó el móvil para hacerles infinidad de fotos.

- Vale, Jay. Despídete, que ya le hemos robado suficiente tiempo a Violetta - le apremió Chiara.

Jay hizo caso y se separó de la cantante para acercarse a su hermana. Violeta se los quedó mirando a los dos, especialmente a la hermana mayor de su adorable nuevo novio.

Y se acercó a ellos otra vez, pese a ser reclamada por otros fans. Quería cruzar más palabras con ella.

- Se nota que Jay te quiere mucho. Eres muy buena hermana... - quiso añadir su nombre, pero se dio cuenta de que no lo sabía oficialmente, así que probó con el apodo que le había oído al niño-. ¿Kiki?

- Sí, Kiki. Chiara, en realidad - aclaró.

- Violeta - se presentó la cantante, dándole dos besos, que la otra recibió con sorpresa, sonrojándose por la cercanía-. Violeta con una t, porque con dos es el personaje.

La cantante encontró necesario hacer esa aclaración. No porque no le resultara adorable la manera en que los hermanos pronunciaban la versión artística de su nombre, sino porque quería presentarse como ella misma. No como ídolo infantil, ni estrella de una serie.

- Violeta, entonces. Gracias por el favorazo de atendernos de nuevo - dijo, con sinceridad-. Eres un amor. Y has estado espectacular en el concierto, tienes mucho talento. Estoy segura que hoy ha sido el día más feliz de la vida de Jay.

- ¡Sí! - confirmó el niño-. Te quiero, Violetta.

- Yo también te quiero, amor. ¿Me das un último besito? - se agachó, para que el niño besara con ternura su mejilla.

- ¿Nos volveremos a ver? - preguntó Jay, ilusionado y preocupado de que ese instante de felicidad fuera fugaz.

- Yo diría que sí - contestó Violeta, levantando la mirada para cruzarla con la de Chiara, a quien le dedicó una sonrisa-. Ahora somos novios, tendremos que vernos.

- Sure! - confirmó el niño-. Kiki hablará contigo y me acompañará cuando quedemos. Yo no tengo móvil todavía para pedirte citas.

- Ah... - carcajeó Violeta por su ocurrencia-. Entonces esperaré a que Kiki me pida una cita por ti.

Chiara no dijo nada. Notaba los ojos de Violeta fijos sobre ella, sonriéndole con toda la picardía del mundo y no sabía cómo reaccionar.

- Sí, claro. Te pediré una cita - contestó finalmente, decidiéndose a guiñarle un ojo y devolverle la sonrisa, antes de marcharse.

Si lo hubiera pensado más, Chiara nunca se habría atrevido a decirle eso en tono coqueto, pero no le dio más importancia. Total, Violeta era una estrella internacional que conocía a miles de fans por día, no se iba a acordar de ella, ni mucho menos la iba a volver a ver.

Starstruck | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora