Capítulo 10

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Tres horas después, en la sala de descanso, Anahí se encontró con que Michael también
había hecho una parada para cenar algo del catering que la empresa ofrecía:

—Voy a zamparme como dieciocho de estas mini hamburguesas porque hoy estoy
hambriento. Supongo que será el estrés —comentó Michael mientras cogía una
hamburguesa tamaño mini.

—No me hables de estrés que Linda me tiene harta, creo que me tiene manía.

—Puede ser —replicó Michael después de zamparse la hamburguesa en dos bocados.

—¿Cómo que puede ser? —inquirió con gran curiosidad, al tiempo que cogió un poco de sushi.

—Todo el mundo sabe que Linda está enamorada del señor Herrera —soltó Michael y se metió otra hamburguesa en la boca.

—¿Qué? —dijo a punto de atragantarse con el sushi—. Pero si ella misma me advirtió de
que ni se me ocurriera enamorarme de él.

—Claro porque lo quiere solo para ella, pero lo lleva claro porque Alfonso pasa totalmente.

—No me puedo creer lo que me estás contando —habló Anahí, tras abrir una botella de agua y dar un trago largo.

—El señor Herrera tiene como norma no relacionarse sexualmente con la gente del
trabajo, pero contigo sé que haría una excepción.

Esta vez Anahí estuvo a punto de escupir el agua de la impresión de escuchar esas
palabras:

—Michael por favor no me tomes el pelo, anda.

Michael cogió un sándwich de pollo y, tras darle un buen mordisco, reconoció:

—He visto cómo te mira, y lo hace todo el rato, tú ni te das ni cuenta, pero yo lo
veo todo, y no te quita ojo de encima.

—Venga, tío, ya vale, deja de decir tonterías —exigió apuntándole con la botella de
agua.

—Estoy hablando totalmente en serio, me paso el día observándole porque mi Peter se
pasa el día a su lado y como estoy loco por ese hombre, no pierdo detalle de nada. Y créeme que es cierto, te come con la mirada, pero no con su lascivia habitual, no, contigo es otra cosa.

Anahí cogió un trozo de pizza de espinacas y se echó a reír porque aquello era demasiado:

—¿Lascivia habitual?

—El señor Herrera es muy sexual y sé perfectamente la cara que se le pone cuando tiene enfrente a alguien que le gusta para sus juegos. Contigo pone esa cara, pero en su mirada veo mucho más. Le pones, nena, le pones mucho, pero no solo eso. Lo que siente por ti va más allá y eso es lo que Linda ha pillado al vuelo, por lo
que te está fastidiando todo lo que puede.

—Todo esto me suena a chino, ¿de verdad que no es una broma? —preguntó negando con la cabeza.

—Soy muy bueno para las cosas del corazón, Anahí, está mal que yo lo diga, pero soy un crack. Así que cuídate mucho de Linda, porque es una pantera y va a defender con uñas y dientes lo que considera que más pronto que tarde será suyo.

—Pero si yo paso del señor Herrera, por mí como si se lo come con patatas.

—Uy eso quisiera ella, comérselo con patatas, pero eso no va a ser jamás. El señor
Herrera es de primeras impresiones, si no le entra por los ojos, no le entra. No hay más. Y tú le has entrado por todas partes, eso es obvio para cualquier buen observador.

—Debo ser una observadora pésima porque yo lo único que veo es que me trata de una
forma borde y cortante. Vamos, que no puede ser más antipático conmigo.

Love Bites (AyA adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora