Love Bites (AyA adaptación)

Capítulo 22

Anahí acudió a su sesión de gym dispuesta a que pasara lo que tuviera que
pasar, pero no sucedió nada.

Es decir, no pasó nada que no pasara los días anteriores al encuentro en el
reservado. El señor Herrera la saludó y se puso a conciencia con su rutina,
mientras ella hacía lo mismo sin entender absolutamente nada.

Después de lo que había pasado el día anterior, reconocía que esperaba algún guiño, un beso furtivo en los labios quizá, alguna palabrita especial, pero no recibió
nada de eso.

Todo transcurrió como un día normal, hasta que Robert el entrenador personal se
marchó cuando acabó la clase y ellos dos se quedaron a solas en tanto que
terminaban de recoger las cosas en sus bolsas de deporte, antes de irse a las
duchas.

—¿Todo bien? —le preguntó Alfonso a la vez que cerraba la bolsa de deporte.

—Sí, muy bien —respondió ella, echándose su mochila al hombro.

El señor Herrera carraspeó un poco y tras coger su bolsa le preguntó un poco
nervioso:

—Mañana es tu día libre y me preguntaba, si no tienes un plan mejor, si querrías salir
a cenar...

Anahí se quedó perpleja porque no esperaba para nada la invitación y quiso saber con una sonrisa enorme:

—¿Es una cita?

Alfonso temió que declinara la invitación si reconocía que se trataba de una cita, así
que prefirió mentir y decir:

—No, en absoluto. Es el restaurante de un amigo, lleva tiempo invitándome y como
siempre estoy tan ocupado, en fin... Mañana tengo un tiempo libre y me preguntaba
si tal vez a ti te apetecería conocerlo también. Está muy de moda, es cocina de
vanguardia por un chef con varias estrellas Michelin, y seguro que vas a ver a
muchas caras famosas.

A Anahí no tendría que haberle molestado, pero la respuesta de Alfonso no le gustó
mucho. Tal vez por eso, dijo:

—Lo de las caras famosas me da lo mismo, ya veo unas cuantas en el local cada
noche.

—Y menos mal que las ves, eso significa que no lo estamos haciendo mal.

—Jajajaja. En eso tienes razón, te agradezco mucho la invitación pero yo es que soy muy
convencional, a mí la comida de vanguardia es que...

—¿Convencional? —le interrumpió Alfonso, mirándola de una forma que ella se sonrojó.

Anahí sintió tanta rabia de haberse ruborizado por esa tontería que replicó muy seria:

—La cocina moderna es que no me va para nada...

—Creo que podrías disfrutarla mucho. Pero si no te apetece...

Anahí la verdad es que ni tenía planes para el día siguiente, ni nada en la nevera. Y
bueno, que aquello no fuera una cita bien mirado le quitaba presión al asunto,
podía acudir sin más, sin agobios y sin pensar en las consecuencias que pudiera
tener la cena...

—No es que no me apetezca cenar con un amigo...

A Alfonso no le gustó para nada escuchar la palabra amigo, pero lo disimuló muy
bien diciendo con una sonrisa irresistible:

—Me encanta escuchar eso.

—Es la verdad, no tengo plan ninguno. En la ciudad solo conozco a la gente del
trabajo y con los que mejor me llevo nunca libran cuando yo. Así que para mí
sería un gustazo poder salir a cenar con alguien y tener una conversación
estimulante, aunque sea delante de unos platos de construidos que sepan a plástico.