Love Bites (AyA adaptación)

Capítulo 12

Desde la barra en la que estaba trabajando a destajo, Anahí se percató de que las tres
mujeres salieron del reservado con los pelos revueltos, muertas de risa y
cogidas del brazo, mientras que el señor Herrera iba detrás con cara de circunstancias.

Y sintió tanto asco que, cuando él pasó a su lado, no pudo evitar mirarle con todo el desprecio y la repugnancia que le daba la gente que hacía algo así.

Cómo no fue de reprobatoria su mirada, que el señor Herrera bajó la vista y se marchó hacia la zona que conducía a su despacho en tanto que las tres mujeres
continuaron con la fiesta, bailando como locas en la pista, frotándose entre
ellas y contoneándose de forma lasciva.

—¿De nuevo perdiendo el tiempo, señorita Puente? —le preguntó su jefa, que parecía
que no tenía nada más que hacer que estar todo el día controlándola.

Sin más, Anahí siguió trabajando y decidió olvidarse de aquella panda de depravados,
hasta que concluyó su jornada y cuando estaba cambiándose de ropa, Michael
apareció y no pudo evitar hablar sobre lo sucedido.

—¿Qué tal ha estado tu día? —preguntó Michael mientras se quitaba el traje.

—Psss. Pues un día más... —contestó Anahí despojándose del vestido.

—Uy, uy, uy, a ti te pasa algo. ¿Te vuelto a incordiar Linda?

—¿Vuelto? Tío, no para de tocarme las narices.

—Eso es porque no soporta que el jefe esté perdiendo la cabeza por ti.

—¡Déjate de chorradas, por favor! No me hagas más perder el tiempo con esas tonterías, Michael —exigió Anahí a la vez que se ponía una sudadera rosa.

—Te digo la verdad. Es más esta noche ha pasado algo muy raro, cuando he entrado a
llevarle el champán, el señor Herrera estaba...

Anahí, que no quería saber nada de lo que ese crápula hacía en su cuartito del vicio,
le pidió muy seria a Michael:

—No me interesa para nada lo que haga esa gente. Es más, me produce una repulsión
absoluta.

—Chica, sé un poco más abierta de mente. Es solo sexo.

—Que hagan lo que les dé la gana, a mí no me interesa para nada saber más. No me des detalles por favor...

Michael, que estaba ya en ropa interior y que por cierto tenía un cuerpo espectacular,
musculado, duro y bien trabajado, insistió:

—No, si solo ha sido un momento. He abierto la puerta y me he encontrado a dos de las chicas comiéndose el...

Anahí se tapó los oídos y le exigió más que ofuscada:

—¡Michael que me importa una mierda! ¡Cállate de una vez! ¡No quiero saber lo que hacían esas cerdas ahí dentro!

—Jajajajajaja. Mira que eres remilgada, señorita Puente, esto es Nueva York y estamos en el siglo XXI, la gente practica el sexo con alegría y libertad.

—Perfecto. Pero yo no quiero saber nada. ¿De acuerdo?

Michael se puso un jersey de lana gruesa gris y siguió contando a pesar de los reparos de su amiga:

—Sí, pero hay algo que te interesa. Escucha, por favor, y no te hagas la monjita.

—¡Soy una monjita! —gritó tapándose los oídos con las manos.

—Anda, escucha, que tienes que saber algo...

Anahí bajó las manos y se resignó porque Michael no podía ser más pesado: