Capítulo 25

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Ya sentados en la mejor mesa del restaurante que Jack, el dueño, había reservado

para ellos, Anahí le comentó divertida:

—No dejas de sorprenderme, ¿de verdad que tú eres el canalla del que todo el mundo

habla? Lo que has hecho por esa chica, cómo la has tratado, todo, dice mucho de

ti.

—He hecho lo que haría cualquiera, no tiene la menor importancia.

—Para mí sí que la tiene, me gustan las personas consideradas, las que respetan el

trabajo de los demás y tienen la empatía suficiente como para darle un billete

de cien pavos para que lleguen antes a casa un día de frío.

—Repito que...

—¡Alfonso! ¡Qué sorpresa! ¡Qué alegría verte por aquí! —exclamó eufórica Leslie Sinclair,

una actriz que Anahí reconoció al momento porque trabajaba en una serie malísima que su madre no se perdía por las tardes.

Era una mujer rubia, de impresionantes ojos azules, boca sugerente y unos pechos

operados enormes, que poseía un escaso talento para la interpretación, pero que

tenía un desparpajo que le hacía comerse el mundo a bocados.

—Buenas noches, Leslie. He venido a cenar con Anahí, ella es Anahí Puente...

Anahí estrechó la mano pequeña y fuerte de la actriz que la miró de arriba abajo y

con cara de desprecio.

—¿Tu secretaria? —preguntó Leslie, echándose la melena rubia abundante hacia atrás

de un manotazo—. No te pega para nada, Alfonso, te tengo por un hombre de más estilo.

—Perdona la grosería y la mala educación de la señorita Sinclair —se disculpó Alfonso, cogiendo

la mano de Anahí—, que por supuesto ahora mismo va a retractarse de sus palabras.

—¿Cómo dices, Alfonso? —preguntó mirando alucinada las manos enlazadas de ambos.

—Que te disculpes con la señorita Puente por haber sido tan impertinente y que acto

seguido desaparezcas de mi vista.

Leslie con los labios fruncidos y echando chispas por los ojos, soltó muy enojada:

—Cuánta razón tienen las que hablan pestes de ti, Alfonso Herrera. Eres una mierda de ser

humano, que manipulas y engañas para salirte siempre con la tuya. Nos seduces

con tus malas artes, juegas con nuestros sentimientos y luego nos tiras como si

fuéramos colillas. Eres despreciable y desde luego no mereces que una dama como yo te mire siquiera a la cara...

Alfonso se echó a reír y le dijo sin soltar la mano de Anahí:

—Aquí yo solo veo a una dama y es con la que voy a pasar la mejor velada de mi vida.

¡Y ahora haznos un favor a todos y piérdete!

Leslie más enojada que nunca gritó en voz alta:

—¡Cabrón asqueroso! Bien que te gustaba correrte en mis tetas... ¡Te la va a volver a

chupar tu puta...!

Antes de que pudiera terminar la frase, dos personas de seguridad la cogieron del

Love Bites (AyA adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora