Capítulo 13

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El señor Herrera después de mucho cavilar durante unos días, decidió que lo mejor era
enfrentarse al problema y descubrir qué era lo que verdaderamente le estaba
pasando con la señorita Puente.

¿Por qué no podía dejar de pensar de ella? ¿Por qué no se la podía arrancar de su
pensamiento? ¿Por qué no podía dejar de desearla a todas horas? ¿Por qué hasta

se metía hasta en sus sueños y eran de lo más tórridos?

¿Acaso estaba sintiendo por ella algo tan fuerte como nunca había sentido por nadie?

Porque lo cierto era que jamás nadie le había provocado todo ese torbellino de
emociones y sensaciones que le tenían en un sinvivir.

Así que para descubrir qué era lo que estaba sucediendo, decidió que lo mejor era tomar las riendas del asunto y empezar la semana encarando directamente la cuestión.

De tal modo, se presentó a la hora en que sabía que Anahí tenía la sesión de
fitness en la sala habilitada como gimnasio, a realizar la sesión de
entrenamiento que normalmente hacía a primera hora de la mañana.

Cuando Anahí le vio entrar en la sala, vestido con ropa de deportiva y su rostro
impenetrable, se quedó estupefacta:

—¿Vienes a entrenar?

—Eso parece —masculló el señor Herrera, arqueando una ceja—. ¿Algún problema?

Anahí que estaba acostumbrada a hacer ejercicio sin más presencia que la de Robert, su entrenador personal, se sintió de repente muy incómoda con la aparición de su jefe, por lo que sin más, decidió ser sincera:

—Prefiero hacer mis sesiones a solas.

Lo que ella ni podía imaginar era que él también estaba dispuesto a serlo:

—Tranquila, que no te voy a molestar lo más mínimo. Yo me dedicaré a hacer mis rutinas, pero necesito pasar algo de tiempo contigo.

Anahí le miró extrañada y le preguntó convencida de que había escuchado mal:

—Perdona, pero has dicho que necesitas ¿qué?

El señor Herrera se echó el pelo hacia atrás, carraspeó un poco porque sobre todo no
quería asustarla y respondió:

—A ver cómo te cuento esto, sin que salgas huyendo.

—Tal y como lo estás exponiendo me están entrando ya ganas de hacerlo.

Alfonso sonrió mientras pensaba que cada día le gustaba más esa mujer que no se parecía a ninguna otra y optó por enseñar sus cartas:

—Mira, estoy sintiendo por ti cosas que no sé bien lo que son y estoy aquí para
descubrirlo.

Anahí tragó saliva porque esperaba cualquier respuesta menos esa y desde luego que de repente se acordó de Michael y sus profecías. ¿De verdad ese hombre estaba empezando a sentir cosas por ella? Porque le parecía imposible, eran de mundos tan diferentes, ella era tan normal, en fin, que en su cabeza no cabía que eso
pudiera ser cierto.

—Creo que puedo provocarte cierta curiosidad porque no tengo nada que ver con la gente de la noche, con las modelos, actrices y demás criaturas con las que
estás acostumbrado a tratar. Pero de ahí no pasa, es imposible que sientas algo
que vaya más allá porque tan solo soy una chica normalita de Chicago, católica, aburrida y convencional.

Alfonso respiró profundo y negó con la cabeza, pues esa chica no tenía ni idea de lo
especial y fascinante que era:

—En mi vida he conocido a nadie como tú, Anahí Puente.

Love Bites (AyA adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora