Capítulo 36

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Anahí se pasó la noche en vela reflexionando y sobre todo escuchando a su corazón,

como su amiga le había dicho, escuchándolo por primera vez con el coraje

suficiente como para encarar la verdad.

Y la verdad era solo una: amaba a Alfonso con todas fuerzas.

No había más, a pesar de que llevaban poco tiempo juntos, a pesar de su pasado

crápula, a pesar de que era su jefe, a pesar de que estaba de paso por Nueva

York, le amaba y no había nada más que hacer.

O mejor dicho, faltaba por hacer lo más importante que era abrir su corazón a ese

hombre por el que no dejaba de sentir y cada día más profundo.

Por eso, tras darse una buena ducha, desayunar fuerte, arreglar la casa, estudiar

un par de manuales financieros, rematar el informe y almorzar una lubina que le

salió deliciosa, se echó la siesta y se presentó con su mejor sonrisa y el

corazón latiéndole a mil en el gimnasio, dispuesta a sincerarse de una vez para

todas.

Durante la mañana había intentado contactar con Alfonso y no lo había logrado, le había

enviado también unos cuantos wasaps, y solo había recibido un escueto:

Luego hablamos...

Pero Anahí no le dio importancia, porque ese hombre estaba siempre tan atareado que

hasta cierto punto le pareció de lo más normal.

Sin embargo, no lo era porque cuando vio la cara de circunstancias que Alfonso tenía

en la puerta del gimnasio, supo que algo no iba bien.

—Buenas tardes, Alfonso. ¿Pasa algo? —preguntó tras darle un pequeño beso en los labios

que él recibió de una forma extraña, como si lo rechazara.

—Pues sí, Anahí. Pasa algo...

Anahí pensó entonces que tal vez era algo relacionado con la empresa, tal vez

problemas con un proveedor, o alguna contrariedad con un cliente importante...

Algo así...

—Seguro que acaba arreglándose, por mi parte yo vengo con algo muy importante que

decirte —dijo emocionada con una sonrisa enorme.

—Anahí esto que ha pasado es grave —anunció muy serio, apretando fuerte las

mandíbulas.

—No me asustes... —musitó llevándose la mano al corazón—. ¿De qué se trata?

Alfonso se mordió los labios, y con la mirada cargada de tristeza, replicó:

—De ti.

A Anahí le dio un vuelco al corazón, que Alfonso le dijera eso con esa mirada tan

afligida solo podía ser una cosa:

—Ya te has hartado de mí, ¿es eso, no? Es lo que decía mi madre, la cabra siempre

tira al monte. No en vano, es lo que tú dices siempre: las madres siempre

tienen la razón.

Alfonso resopló, se echó el pelo para atrás muy angustiado y, con los ojos llenos de

Love Bites (AyA adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora