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ROCHEL

Estuve un poco más animada durante las siguientes clases de arte sabiendo que la maestra tenía una buena impresión de mí, pues todo el tiempo había creído que secretamente me detestaba. Tampoco me importó Juliette. ¿Me miraba? Sí, como siempre lo hacía, pero tenía a Thomas a mi lado, burlándose de su propio dibujo, y aquello me animaba. Más de la mitad de su lienzo estaba sin pintar y cada vez que la maestra pasaba por su lado le regañaba, pero él seguía escuchando música y conversando conmigo con tal de no avanzar.

-Berit, no te lo quería preguntar por inseguridad, pero ¿por qué tu dibujo es diferente al de los demás?

Lo miré avergonzada. Nunca le conté que la maestra me había permitido cambiar el dibujo y tenía miedo de que pensara que me tenía como preferencia, pero fui honesta.

-Ella me dijo que podía modificarlo. No sé la razón.

-Es que eres muy buena para esto. Quizá quería potenciar tus habilidades. Además, está quedando mejor que el original.

Sonreí ante el cumplido.

-Todos los dibujos son buenos. Quizá el autor quería reflejar algo diferente.

-¡E incluso eres modesta! Deberían nombrarte la mejor artista de la década.

Thomas hizo silencio al notar la presencia de alguien más por detrás suyo. La maestra Kendall le miraba con su característica mueca torcida, luego posó su mirada en mí y en mi cuadro. Se quedó en la misma posición por lo que pareció una eternidad. Tenía miedo de que me regañase por haber culminado mi trabajo antes de tiempo o que me dijera que mi dibujo estaba horrendo, o que...

-Le esperan cosas buenas, señorita Berit. Nunca deje de pintar.

Se alejó de nosotros y por fin pude respirar otra vez.

-Te lo dije. Eres muy buena -susurró Thomas.

Y después de mucho tiempo, me lo creí.

Era buena. No por la técnica, o el empeño, sino porque amaba lo que hacía y porque mi arte era lo único que conocía como honestidad.

Estaba tan feliz que lo primero en que pensé fue en Patrik y en lo contento que se pondría si le contase lo que la maestra me dijo, quizá mucho más que yo misma. Así que él sería la primera persona en presenciar mi entusiasmo.

El día que el amor se marchite Pt. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora