73. + ANUNCIO

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ROCHEL

Llamé con gritos a Elina. Mis nudillos estaban con heridas de tanto tocar a su puerta y no obtener respuesta.

Había visto a mi abuela enfermarse antes, pero esta vez no supe cómo lidiar con su tos desmesurada y la falta de aire, por lo que sentí un gran alivio al ver a Elina salir con varias infusiones en mano. Fuimos a casa y pasamos el resto de la noche cuidando a mi abuela. Debió de ser solo un ataque. Jenell tenía tan solo sesenta y cinco años, no podía enfermarse de gravedad.

-¿Se pondrá bien? -pregunté.

Elina me dejó unas hierbas en la cocina. No las hubiese aceptado si no estuviera desesperada por la salud de mi abuela.

-Tengamos fe.



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-¿No vendrás esta tarde luego de mi graduación? -pregunté a través del teléfono de casa.

-Cariño, lo lamento. Tengo unos asuntos que atender en la empresa de Gunter, pero iré al día siguiente y organizaremos un almuerzo, ¿te parece? Dile a algún amigo tuyo que te tome muchas fotos, porque moriré por verlas.

Los gritos de Karin acallaron la despedida de Erika. Ya había aprendido a reconocer sus chillidos.

Hubiese querido que mi tía asistiera a mi graduación, pero no podía pedirle que detuviera su vida en Paris solo por mí. Al menos tendría a mi abuela, quien trataba de tranquilizarme mientras yo alistaba en mi bolso lo necesario para asistir a la práctica de la ceremonia. Cuando creí tener todo listo, me pregunté si debía llevar el cabello suelto o amarrado, agregando un problema más a mi lista mental.

Después de mucha indecisión, terminé llevando el cabello suelto con algunas trenzas sueltas.

-¿Estás segura de que quieres ir? -pregunté mientras dejaba una taza de té sobre la mesa-. No quisiera que...

-Estoy bien, Berit. -Jenell puso su mano sobre la mía y me otorgó un leve apretón-. Fue solo una recaída.

Confié en sus palabras y terminamos el desayuno comentando mejores anécdotas.

Tuvimos que atender temprano a la escuela. Como era un ensayo, aún no llevábamos puesta la típica toga y el sombrero que cada uno aventaría al aire. No tenía idea de adónde se habían ido los últimos doce meses, pero fue en un parpadeo que mis últimas semanas escolares estarían por acabar.

Durante la práctica me tocó estar en medio de Dagna y Dennis. Pronto nos llamarían para hacer filas de acuerdo con las iniciales de nuestros apellidos. Una maestra no dejaba de regañarle a Dennis por no caminar correctamente y Dagna le regañaba a él por ser tan terco.

-Nunca entenderé cómo lograste graduarte -comentó ella.

-Habla por ti misma, casi repruebas educación física.

Fue una práctica larga llena de discursos y agradecimientos que me adormecían. El sudor en mi frente tampoco ayudaba. Me preguntaba si era a causa del clima o de mi decisión de llevar el cabello suelto. Debí pensarlo mejor.

La mayoría de los docentes observaban alrededor del teatrín. Patrik estaba sentado en la última fila de las sillas. Aplaudió con una sonrisa inmensa en el rostro cuando la subdirectora terminó de decir sus palabras. Topamos miradas por un par de segundos y deseé que estuviera a mi lado. Durante el resto de la hora solo pensaba en envolverme en sus brazos y embriagarme en su aroma. Y eso planeé hacer. Luego de un par de fotos grupales, me escapé de mis amigos para ir hacia él. Traté de ubicarlo en medio del grupo de personas que se habían amontonado afuera.

Lo vi recostado contra el tallo de un árbol, mirando hacia el sol. Patrik se fijó en mí cuando estuve a unos metros de él. Se quitó las manos de los bolsillos para quitarse los lentes. Se sorprendió mucho al verme tan cerca suyo.

-Rochel...

Me abalancé sobre él para abrazarlo, sin pensar en la gente que podría vernos. Él tambaleó, pero logró sostenerme con fuerza al tiempo que una risa franca escapaba de sus labios.

No quise ser descarada, pero no pude reprimir mis sentimientos. Me acerqué a su rostro y lo besé bajo el labio inferior. Él reaccionó al instante, bastante aterrado.

-Rochel, no deberíamos...

-Juliette me contó todo y se arrepiente. Te alejaste de mí porque no querías que nos descubrieran. -Me liberé de su agarre para explicarle las cosas sin dejarme llevar por el tacto-. No tenías que comportarte así... Creí que había hecho algo malo.

-Y me arrepiento, Rochel. -Me cogió de ambas manos, como si tuviera miedo de que me marchase-. Tuve miedo y no supe cómo manejar las cosas. Lamento no saber quererte como lo merecías.

Nos quedamos en un inesperado silencio que me sirvió para ser consciente de lo que ocurriría. En una semana estaría graduada, Juliette ya no representaba una amenaza y las clases de francés con él quedaron en el pasado.

No quería hablar, quería actuar. Necesitaba tocarlo, sentir sus labios en los míos y que no nos importase todo lo demás.

-Déjame verte hoy en la noche -dijo.

Hubiese aceptado al instante si el llamado de mis compañeros no hiciera eco en mi cabeza.

-Los de mi curso han organizado una fiesta. No puedo faltar -dije lamentada.

-Entonces veámonos antes. A las seis. En la plaza.

Podíamos resolver las cosas en aquel momento, pero decidí ser paciente. Acepté y me alejé de él cuando vi a mi abuela tratando de ubicarme entre la multitud.

-Ahí estaré.

No miré atrás para evitar sentir nostalgia por su lejanía.







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Holii, abro aquí un espacio para informar que pronto subiré el booktrailer de este primer libro en mi canal de Youtube, con el fin de que más personas se sumerjan en la historia. Estuve trabajando en ello los últimos días y por eso recién publico este capítulo. Tengo fe en que el vídeo estará para mañana 🥲 y subiré el link en el próximo capítulo <3

El día que el amor se marchite Pt. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora