Angel
El sonido de mi teléfono indicando que me había llegado un mensaje me despertó, haciendo que pegara un pequeño bote sobre la superficie de mi cama. Me revolví entre las sábanas, soltando pequeños gruñidos de molestia y toqueteando la superficie de mi mesita de noche, tratando de buscar el móvil. Conseguí ver el nombre de Cherry en la pantalla y una pequeña sensación de alivio me invadió el pecho al saber que nadie me escribía por temas de trabajo. O mejor dicho, que él no me escribía por temas de trabajo.
No contesté, al menos no tenía la intención de hacerlo justo en ese momento. Vi a Fat Nuggets sentado en los pies de mi cama y le acaricié con cariño detrás de las orejas, mientras trataba de acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana.
Habían pasado cuatro días desde que jugué a las cartas con Husk. Cuatro días desde que se abrió un poco conmigo y me habló de su pasado. Tampoco me dio muchos más detalles de los necesarios, sabía de sobra que no teníamos ese tipo de relación. Pero fue agradable saber que detrás de ese gato gruñón había una historia que contar, aunque seguía sin saber muy bien por qué decidió compartirla conmigo.
Husk era... atractivo. Se lo hacía saber cada vez que podía, a pesar de que él no se lo tomara realmente en serio. Sabía que él no iba a corresponder a mis coqueteos, ni seguirme la corriente. Ya me había hecho la idea hacía mucho tiempo de que incluso un simple beso entre los dos era algo irreal. Ni siquiera sabía si le iban los tíos. Pero era gracioso molestarle para ver su reacción, ver hasta dónde llegaban sus límites. No estaba colado por él ni nada del estilo, pero tenía que admitir que más de una vez había imaginado cómo sería un lío de una sola noche, y no era una imagen desagradable, para ser sincero.
Me froté los ojos, todavía un poco adormilado y puse a Fat Nuggets con cuidado sobre el suelo para poder levantarme y dirigirme al baño. Me miré en el espejo y ahí estaban: mis ojeras.
La noche anterior fui de fiesta. No fue precisamente porque a mí me apeteciera, pero Val iba y, como de costumbre, yo también. Me utilizaba como trofeo, para presumir de que él poseía a la estrella porno más famosa de todo el infierno. Me obligaba a besarle y sentarme sobre su regazo para que todos nos vieran. Me obligaba a ponerme ropas ajustadas para despertar el deseo de sus acompañantes y su frustración al no poder tenerme como lo hacía Valentino. Me obligaba a hacer bailes eróticos y a ser el centro de atención. Y, si soy sincero, ya ni siquiera me molestaba. Estaba acostumbrado, había asumido que esta era la vida que iba a vivir hasta el fin de mis días, y no tenía sentido seguir quejándome.
Cuando no habían golpes ni amenazas de por medio, mi trabajo no era tan espantoso como la gente pensaba. Me gustaba sentirme deseado, ver cómo los demonios se peleaban por quién tendría mis servicios primero, saber que había personas que fantaseaban con tenerme aunque fuera por media hora. En cierto sentido me hacía sentir... especial. Hacía años que no experimentaba la sensación de ser amado, pero con el tiempo dejé de echarla de menos. No necesitaba sentir que se me acabara el aire de los pulmones al ver a esa persona. No necesitaba tener la piel de gallina con un simple roce, ni que me brillaran los ojos al conectarlos con otras pupilas. El amor no estaba hecho para mí, y yo había dejado de estar hecho para él.
Me puse algo de base correctora bajo mis ojos y me arreglé el pelo. Me hice la línea del ojo y me puse un poco de labial. A pesar de que ese día no trabajara, ya se había vuelto una costumbre dar una buena imagen. Ser atractivo era lo único que se me daba bien, y sin eso no era nadie.
Bajé las escaleras y me encontré a prácticamente todo el hotel despierto en la cocina. Charlie y Vaggie compartían unas tostadas mientras charlaban animadamente. Niffty corría de un lado a otro limpiando cada miga de pan que caía al suelo y preparando con prisa el café. Alastor se encontraba de pie, junto al marco de la puerta, sonriendo como siempre. Su espalda tan rígida y recta, mientras sus manos sujetaban su bastón con tanta firmeza. Imponía bastante respeto.
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𝙃𝙊𝙋𝙀 ❧ 𝐇𝐮𝐬𝐤𝐞𝐫𝐝𝐮𝐬𝐭
FanfictionEl hotel está yendo cada vez peor, y Charlie ya no sabe qué hacer para arreglarlo. Tras una reunión con la Junta en el cielo, los ángeles proponen lo siguiente: aceptarán el proyecto como método oficial de redención si Angel Dust, la famosa estrella...