𝙃𝙊𝙋𝙀 ❧ 𝐇𝐮𝐬𝐤𝐞𝐫𝐝𝐮𝐬𝐭

~ Capítulo 6 ~

Angel

"Salir de una adicción es como atravesar un laberinto oscuro y complejo, donde cada paso requiere coraje y determinación. Es un viaje que desafía lo más profundo de nuestra voluntad y nos confronta con nuestras propias sombras. Sin embargo, en medio de esa oscuridad, descubrimos la verdadera fortaleza interior: la valentía de enfrentar nuestros miedos, de romper cadenas autoimpuestas y de renacer con una nueva claridad de propósito. Es un proceso que no solo demanda fuerza física, sino también una profunda conexión con nuestro ser interior y una voluntad inquebrantable de buscar la luz incluso en los momentos más difíciles. En este camino hacia la liberación, cada pequeño paso es una victoria, y cada desafío superado es un testimonio de la capacidad humana para transformar el dolor en poder y la adversidad en crecimiento. Pero, cuando te encuentras a ti mismo, es más fácil de lo que parece."

Lo cerré de golpe, dejándome caer en la almohada y soltando un profundo suspiro. El libro de autoayuda que me había dado Charlie era una mierda. 

Nunca me he considerado un apasionado de la lectura. No soy capaz de entender qué ve la gente de entretenido en deslizar los ojos por un montón de palabras, pasando páginas y páginas, mientras ves que todavía te queda más de la mitad del libro. Ya podía estar el drama muy interesante como para que yo gastara tanto tiempo en ello. 

Ni siquiera tenía tanta capacidad de concentración como para no distraerme absolutamente nada mientras leía. Cada vez que avanzaba con un párrafo me quedaba en blanco y tenía que volverlo a repasar un par de veces hasta entender realmente qué decía. Dios... ¿por qué los escritores se tienen que ir tanto por las ramas? Utilizan un lenguaje complejo y enrevesado, totalmente diferente a como la gente habla en la vida real. 

"Pero, cuando te encuentras a ti mismo, es más fácil de lo que parece." 

¿Qué cojones sabrá el imbécil que escribió ese libro sobre superar adicciones? No tenía ni idea. Encontrarse a sí mismo... qué estupidez. Yo sabía de sobra quién era, y llevaba solo cinco días sin fumar nada y ya me quería arrancar cada uno de los pelos de mi cuerpo. 

En estos cinco días he pasado por cinco fases distintas. 

El primero estaba eufórico, decidido. Me levanté con ganas de comerme el mundo y tiré todos los paquetes de cigarros, bolsas de cocaína, hierba y reservas de crack que escondía en mi habitación. Fui al trabajo, volví y me tomé un refresco. Ni siquiera había prometido dejar el alcohol, pero tenía tanta fuerza de voluntad que me apetecía desquitarme de todo lo que generaba vicio. Me fui a dormir con ganas de un cigarro en la terraza, pero me aguanté y me acosté en la cama con un poco de ansiedad. Al final me quedé dormido rápido y se me pasó. 

El segundo día me agobié. Seguí mi misma rutina, exactamente los mismos pasos que el día anterior, con la diferencia de que pensaba con mucha más frecuencia en fumar.

El tercero me empecé a morder las uñas del estrés y me tomé una copa de vino tinto. Solo fue una copa, no tuvo ningún efecto sobre mi cuerpo, pero me dejó con tantas ganas de más que acabé dando vueltas sobre mi cama hasta las tres de la mañana, imaginando el humo entrando en mis pulmones y el alcohol corriendo por mis venas. 

El cuarto me ofrecieron después del rodaje una raya y casi dije que sí. Mierda... me apetecía muchísimo aceptar. Pero pensé en que sería patético solo haber aguantado 72 horas sobrio y mi orgullo fue más fuerte. Tenía que demostrar que yo tenía el control de la situación, me haría quedar fatal recaer tan pronto. 

Y el quinto... 

El quinto me encontraba ahí, tirado en la cama, abrazando a Fat Nuggets y frustrado por no haber podido avanzar más de dos capítulos. Cada segundo que pasaba era más difícil, pero al menos en el hotel solo tenía acceso al alcohol, y Husk no me dejaría emborracharme. Las drogas, aunque fueran una tentación, no las podía encontrar en esas cuatro paredes.