~ Capítulo 8 ~

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Angel

Mierda.

Mierda, mierda, mierda...

¿Por qué había tenido que hacer eso? La había cagado completamente. Podría haberme incorporado en el mismo momento en el que tocó el suelo. Podría haberme puesto de pie y seguir haciendo los mismos comentarios y bromas que hacía siempre. Podría haber hecho mil cosas. Y no se me ocurrió nada mejor que quedarme ahí, embobado, mirándole fijamente y...

Dios, ¿por qué cojones le miré los labios?

No fue algo que controlara, simplemente pasó, como un pequeño despiste que acabó teniendo grandes consecuencias. Era solo que verlo ahí, sujetándome con tanta firmeza entre sus brazos, sintiendo el calor de su piel, sus manos alrededor de mis caderas para que no me cayera... Y luego lo miré a los ojos y él me estaba mirando a mí, y estábamos cerca, y mis manos en su cuello... todo se sintió diferente. Era como si el tiempo se hubiera detenido, como si todo el universo se concentrara en ese pequeño espacio entre nosotros. Quería decir algo, hacer una broma, cualquier cosa para romper ese momento, pero mis labios no respondían, mi cerebro parecía haberse desconectado.

Notaba el aire caliente de su respiración tras haber hecho ejercicio, sentía su pecho subir y bajar, tratando de recuperar el aliento. Mi corazón latía tan rápido que se me iba a salir del cuerpo, y no sabía distinguir si era por la adrenalina que acababa de vivir o si era por el hecho de ver a Husk así, tan cerca.

Había sido una sensación de lo más extraña. Mis mejillas ardiendo y mi seguridad viéndose completamente derrumbada durante unos largos segundos, sintiéndome pequeño y expuesto. Era como si con unos simples instantes de contacto visual, él pudiera hacer que todas mis barreras desaparecieran. En ese momento quería que me sostuviera más fuerte entre sus brazos, que me abrazara, que me prometiera que nunca me soltaría.

Quería que me besara.

Había besado a cientos de hombres, y no me acordaba del nombre de la inmensa mayoría. Los besos se habían convertido en algo tan normal para mí como un simple apretón de manos. Juntar mis labios con los de otra persona ya no tenía ningún efecto en mí, ni siquiera a nivel emocional. Mi vida había tomado ese rumbo. Yo ya no era capaz de sentir, de que se me revolviera el estómago con una persona, de ponerme nervioso por su simple presencia, de sentirme desnudo incluso llevando toda la ropa puesta, de querer hablar y no poder hacerlo por haberme dejado sin palabras.

¿Entonces por qué Husk había logrado que sintiera todo eso? Mierda... nunca había deseado tanto que alguien me besara. Quería saber cómo se sentirían sus labios contra los míos, mis manos envolviendo su cuerpo para acercarle más a mí. Mi mente estaba confundida, y mis ojos se habían deslizado a su boca de manera casi automática, sin permitirme pensarlo dos veces antes de hacerlo.

Y la había cagado.

Vi el cambio en su rostro. Sabía que se había dado cuenta y que el pánico había invadido cada parte de su cuerpo durante unos pequeños instantes. Había pasado de no poder quitarme los ojos de encima a querer apartarme, haciendo que me alejara de él. Y no podía evitar sentir una gran culpa por haber creado ese momento tan incómodo entre ambos, por haberle puesto en esa situación. Me sentía avergonzado, humillado, como si me hubieran rechazado de la peor de las maneras posibles. ¿Qué pensaría de mí ahora? Me vería como un idiota, como un estúpido que no sabe controlarse.

Lo peor de todo es que estaba cada vez más convencido de que no era mutuo. No sabía exactamente qué era lo que sentía, pero sabía que quería sentirlo. Y ver cómo se apartaba de mí después de aquel momento, me golpeó con fuerza. Sentí como si hubiera cruzado una línea invisible y ahora estuviera en un territorio desconocido y peligroso. Me estaba convenciendo a mí mismo de que le había asqueado la simple idea de que pasara algo entre los dos, de que a mí me gustara de alguna forma. Claro que no quería nada conmigo, a él no le gustaban los hombres, y mucho menos alguien como yo.

𝙃𝙊𝙋𝙀 ❧ 𝐇𝐮𝐬𝐤𝐞𝐫𝐝𝐮𝐬𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora