~ Capítulo 29 ~

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Husk

No había podido dormir en toda la noche.

La oscuridad se había ido desvaneciendo lentamente, y ahora los primeros rayos de sol empezaban a colarse por las cortinas, iluminando la habitación con un tono suave y anaranjado. Las sombras que habían dominado todo el espacio empezaban a retirarse, pero mi cabeza seguía atrapada en la penumbra. El tic-tac del reloj colgado en la pared me había acompañado toda la noche, cada segundo arrastrándose como una condena.

Llevaba horas sin moverme de la butaca, sin apartarme a más de tres metros de la cama donde yacía el cuerpo del peliblanco, excepto para salir al balcón a fumar. Ya no me importaba lo ético o lo sano del asunto, necesitaba despejarme, y lo único que me daba un mínimo de paz eran aquellos cigarros. No recordaba la última vez que fumé tan compulsivamente, y ni siquiera sabía exactamente el número de colillas que había dejado en el cenicero. Pero la cajetilla que antes llevaba llena, ahora estaba completamente vacía, y ahora solo podía recurrir a dar toquecitos con mis dedos sobre el reposabrazos de mi asiento para mostrar la ansiedad creciente en mi pecho.

Lo observé dormir, su respiración pesada pero constante, el único indicio de que seguía con vida. Doce horas de sueño profundo, pero su rostro no estaba relajado. De vez en cuando se movía, intentando buscar una postura más cómoda. Y al hacerlo le daban punzadas de dolor intensas, haciendo que pusiera una mueca y que desistiera, conformándose con estar boca arriba.

Cada tanto, mis ojos se cerraban por el cansancio, pero la adrenalina me mantenía despierto. Si Angel despertaba, quería estar allí. Quería ser el primero en verle abrir los ojos y asegurarme de que estuviera bien... dentro de lo que cabe.

"Bien". Ni siquiera sabía qué significa eso para él ya.

Susurré una maldición entre dientes, frotándome la cara con las manos. Mis nudillos estaban entumecidos, y el olor a tabaco impregnaba mi piel. Necesitaba salir de esta habitación, necesitaba despejarme, pero no me atrevía a dejarlo solo ni un minuto. ¿Y si se despertaba y yo no estaba aquí? ¿Y si necesitaba algo? ¿Y si...?

Angel siempre ha sido fuerte, más fuerte de lo que nadie le da crédito. Pero esto... esto fue demasiado incluso para él. Lo había visto antes en situaciones complicadas, pero nunca lo había visto tan roto, tan frágil.

Me levanté de la butaca, sintiendo el peso de mi propio agotamiento al ponerme de pie. Cada músculo de mi cuerpo protestó, y mi cabeza daba vueltas, como si el aire en la habitación fuera más denso de lo que debería. Me acerqué a la ventana y corrí un poco más las cortinas, dejando que la luz matinal llenara el espacio. Acababan de dar las ocho y media, y mi turno en la barra ya había empezado, pero no tenía pensado ir. Y el hecho de que Charlie no hubiera pegado a mi puerta para insistirme solo confirmaba que tenía permiso para quedarme ahí. Con él.

Apoyé las manos en la barandilla, mirando hacia la ciudad que empezaba a despertarse lentamente. El bullicio de los primeros coches y las voces lejanas llegaban desde las calles, pero en este piso, en esta habitación, todo seguía detenido. Me llevé una mano al bolsillo por instinto, buscando un cigarro que no estaba. Resoplé frustrado, mis dedos temblando ligeramente.

Todo esto era culpa mía.

Angel nunca debió estar en esta situación. Sabía que salir con él sería una decisión arriesgada. Sabía que si su jefe se enteraba, habría consecuencias, y que él se llevaría la peor parte. Pero cuando lo vi mirarme con esos ojos, después de equivocarse y llamarme por error su novio... Me encantó escuchar esa palabra de sus labios. Joder, me gustó tanto que no pude decirle que no. Fui un egoísta. Debería haber priorizado su bienestar, haber mantenido mi distancia. Angel necesitaba a alguien que lo protegiera de verdad, no a alguien que solo le diera más razones a Valentino para destrozarlo.

𝙃𝙊𝙋𝙀 ❧ 𝐇𝐮𝐬𝐤𝐞𝐫𝐝𝐮𝐬𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora