Angel
El Infierno parecía más sombrío que nunca esa noche. Las calles, normalmente bulliciosas y saturadas de una vida infernal frenética, estaban ahora desoladas y silenciosas a mis oídos, ignorando los murmullos de la gente que me rodeaba. Las luces de neón, con sus colores chillones y decadentes, parpadeaban con un brillo enfermizo, proyectando sombras distorsionadas en las paredes cubiertas de grafitis y escombros. La atmósfera estaba cargada de un aire denso y polvoriento, y el sonido distante de una maquinaria infernal resonaba en el fondo, un eco lúgubre de la industria que nunca dormía.
Mis pasos eran pesados y erráticos, cada uno resonando en el pavimento desgastado como si buscara una señal en la oscuridad. Me movía sin rumbo, guiado solo por un dolor abrumador que me paralizaba. Las sombras de los altos edificios parecían encogerse a mi alrededor, envolviéndome bajo la luz de la estrella de cinco puntas, que resplandecía en lo más alto del cielo con aquel color rojo sangre intenso. Las cenizas caían sobre el suelo, como siempre. Algunas completamente apagadas y otras con un pequeño rastro rojizo que indicaba que el calor seguía presente. Y no me importaba en absoluto que cayeran sobre mi piel desnuda, quemándola levemente a su paso.
Tenía frío. Mucho frío.
Con las prisas y la intensidad del momento no había tenido tiempo de coger un abrigo. Y ahora me estaba arrepintiendo. Sentía el aire helado golpear mis hombros y mis brazos de arriba a abajo, colándose también por mis costillas expuestas por culpa de aquel estúpido top de manga corta. Mis piernas tampoco se libraban. Aunque llevara medias negras hasta la altura de mis rodillas, los pantalones vaqueros cortos exponían parte de mis muslos, haciéndome temblar.
Estaba tiritando, con los brazos encogidos buscando calidez en mi propio abrazo, mientras cada paso que daba se hacía más pesado que el anterior. No sabía a dónde estaba yendo, había dejado de prestarle atención a las calles desde hace rato, y sinceramente, no me importaba.
Mi mundo entero se acababa de desmoronar en menos de treinta minutos. Todo en lo que creía, todo lo que me hacía tener la suficiente fuerza para levantarme al día siguiente, había desaparecido. Podría haber soportado una mentira por parte de Charlie, podría haber soportado que Vaggie me engañara en frente de mis narices, y Alastor, incluso la puta serpiente.
Pero viniendo de Husk... no sabía cómo asimilarlo.
Husk no era solo un amigo, al menos para mí. Había sido un soplo de aire fresco, un recordatorio de que siempre hay algo bueno en el mundo por lo que luchar. Se había convertido en la persona a la que admiraba, la persona que me hacía sonreír, la que hacía que mis ojos brillaran incluso en una sala totalmente oscura. La persona que me había hecho sentir vivo de nuevo incluso estando muerto.
La persona de la que me estaba enamorando.
Había tenido las dos mejores semanas de mi puta vida desde que llegué al infierno. Joder, me despertaba contento, con la ilusión de que cada segundo que pasaba quedaba menos. Iba al trabajo y soportaba a Val con más paciencia de la normal con la esperanza de que dentro de diez días sería mi último rodaje. Las cosas que más me molestaban del infierno estaban comenzando a parecerme soportables, recordándome que ya mismo me despediría de las calles mugrientas y los escombros. Incluso había empezado a construir en mi mente cómo sería el reencuentro con mi madre y con mi hermana, imaginando los posibles diálogos y la sensación de abrazarlas de nuevo después de tantos años. Me sentía protegido al saber que dentro de nada estaría a salvo, en un lugar seguro. Con Husk.
Por algún motivo, había empezado a imaginar un futuro con él. Sabía que era irreal, que ni siquiera tenía una respuesta sobre sus sentimientos y que probablemente él me hubiera acabado diciendo que no eran mutuos. Sabía que me estaba haciendo ilusiones demasiado pronto y que acabaría decepcionándome. Pero no me esperaba que esa decepción llegara tan pronto, y de esa manera.
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𝙃𝙊𝙋𝙀 ❧ 𝐇𝐮𝐬𝐤𝐞𝐫𝐝𝐮𝐬𝐭
FanfictionEl hotel está yendo cada vez peor, y Charlie ya no sabe qué hacer para arreglarlo. Tras una reunión con la Junta en el cielo, los ángeles proponen lo siguiente: aceptarán el proyecto como método oficial de redención si Angel Dust, la famosa estrella...