~ Capítulo 13 ~

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Valentino

Lo iba a matar.

Juraba por mi vida que en cuanto lo viera entrar por la puerta iba a hacer que sufriera como nunca lo había hecho. Me importaban una mierda sus excusas, lo que acababa de ver no tenía justificación ninguna.

Me dolían los puños de apretarlos tanto, incapaz de contener mi ira. Le daba permiso para hacer lo que quisiera con quién quisiera. Podía liarse con siete personas al mismo tiempo y meterse mano en una discoteca si así lo deseaba. Podía follar día si día también, incluso repetir polvo con el mismo tipo dos veces o participar en una puta orgía. Me daba igual lo que hiciera, me daba igual con quién se besara o de quién fuera la polla que tuviera en la boca.

Pero jamás le permití traicionarme de esa manera.

Desarrollar sentimientos hacia un bastardo así era lo que más se acercaba a ser infiel. Me estaba traicionando en todos los sentidos: en cuerpo y en alma. Yo era el único que podía hacerle sentir algo más allá del placer. El único que podía acelerar sus pulsaciones, el único que podía dejarlo sin respiración. El único al que podía mirar de esa manera.

Y verlo a través de la ventana con ese alcohólico imbécil, mirándolo con cara de embobado...

Lo. Iba. A. Matar.

Acababa de salir de dirigir el último rodaje del día de Tiffany, una de mis mejores modelos y actrices. Su talento era despampanante, al igual que su aspecto. La joven era alta, algo que llamaba la atención de la mayoría de hombres. Su cabello rubio resaltaba el tono violeta de su piel, y cualquier prenda que se pusiera se ajustaba perfectamente a la figura de su cuerpo, con pechos firmes y suaves caderas. Había tenido el gusto de poder experimentar sus servicios en primer plano, y era una de las mejores en su campo. A estas alturas estaba empezando a pensar que era incluso mejor que Angel. Aunque, a decir verdad, en ese momento cualquier persona me parecía mejor que ese sucio traidor.

Cinco minutos. Tan solo cinco minutos de descanso que me permití tener para que mi personal despejara el plató y lo preparara para el siguiente rodaje: el del peliblanco. Pedí que me sirvieran una copa y me senté tranquilamente a mirar las vistas desde los ventanales de mi habitación, mientras inhalaba aquella dosis de humo rosa que tanta paz me generaba. El paisaje, aunque a muchos pudiera parecerles desolador, para mí era una maravilla.

Me gustaba el tono rojizo del cielo y que las estrellas fueran sustituidas por cenizas. El hecho de que en las calles hubiera caos a donde quiera que mirara, era una indicación de que ahí abajo había verdadero libre albedrío. La vida humana era aburrida, llena de normas y castigos. Las normas sociales marcan las conductas de cada persona, provocando que muchos repriman sus verdaderos pensamientos y deseos. Nadie puede ser uno mismo, y todos se mueven con la esperanza de ser aceptados por los demás algún día. Ahí abajo, eso no era un problema. Todos habíamos pecado, algunos más que otros, pero nos unía el hecho de que nuestras mentes eran lo suficientemente perversas como para tener que convivir. Un lugar sin prejuicios, donde podíamos dejar salir a nuestro verdadero yo. ¿Por qué avergonzarme del lugar donde vivía? A decir verdad, estar muerto no era para tanto.

Pero aquel paisaje que normalmente encontraba bello fue interrumpido por la imagen de Angel Dust caminando al lado del antiguo overlord de las apuestas. Ambos cabizbajos, como si sintieran vergüenza por estar cerca. Miradas de reojo. Mejillas sonrojadas. Sonrisas de despedida... Era absolutamente repugnante.

Pegué un fuerte golpe en el cristal en cuanto me di cuenta, haciendo que la copa que sostenía en mi mano se hiciera añicos en cuestión de segundos. Una de mis sirvientas se acercó a mi espalda con la intención de limpiar el desastre.

𝙃𝙊𝙋𝙀 ❧ 𝐇𝐮𝐬𝐤𝐞𝐫𝐝𝐮𝐬𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora