Husk
Puede que mis horas de sueño generalmente no tuvieran la mejor calidad del mundo, pero dormía en cantidad. En mucha cantidad. Me daban hasta las cuatro o cinco de la mañana y al día siguiente, si nadie me despertaba, era capaz de seguir acostado sobre la cama hasta las dos o las tres de la tarde. Muchas veces me obligaba a mí mismo a incorporarme, pero si no tuviera nunca nada que hacer, puede que la mitad del día me la pasara tumbado. Sonará triste, pero es la verdad.
Normalmente nunca se me olvidaba cerrar las cortinas. Era mi rutina antes de irme a dormir, cerrarlo todo para que ni un solo rayo de luz me molestara cuando comenzara a amanecer. Pero claro, mi rutina no estaba acostumbrada a verse alterada, y mucho menos por el chico de cabellos blancos que ahora estaba tumbado junto a mí.
La luz a través de los cristales me comenzó a molestar, y me moví un poco entre las sábanas, tratando de acomodarme. A lo mejor, si me acostumbraba a la iluminación, podía echar otra cabezada más. Pero cuando mi brazo chocó con el cuerpo de alguien debajo de las mantas, caí en la cuenta de lo que pasó la noche anterior. Sentí el calor del cuerpo de Angel junto al mío, abrazándome y con su cabeza escondida en mi clavícula, y no pude evitar sonreír levemente. Me gustaba poder volver a experimentar la sensación de despertarte junto a una persona por las mañanas, lo de estar cerca de alguien y compartir momentos así, de esos que daban tanta paz.
Me giré un poco, lo justo para intentar hacerme más espacio sin despertarlo. Pero, al abrir los ojos, lo primero que vi fue su cara. Estaba despierto. Y sonriéndome.
- ¿Qué miras? - dije, mi voz todavía áspera por el sueño. Sus brazos intensificaron más el abrazo, como si hubiera querido hacerlo desde hacía rato pero no se hubiese atrevido para no despertarme.
Angel soltó una risita baja.
- A ti.
Nos quedamos en silencio unos segundos, mirándonos, y yo analicé cada facción de su cara. Puede que esa fuera la primera vez que lo veía así, desmaquillado, con las mejillas hinchadas por estar recién levantado y el pelo alborotado. Angel siempre salía de su habitación por las mañanas después de haberse arreglado por completo, con base, la línea del ojo hecha y su peinado perfectamente colocado. Pero después de haberse dado una ducha la noche anterior, ahora no quedaba ni rastro de todo lo que se había puesto esa misma mañana. Y sinceramente, me encantaba. Puede que muchos pensaran que la intimidad con una persona se reducía únicamente al sexo, pero para mí eso era algo muy secundario. Sabía que a Angel le costaba mostrarse sin una sola pizca de maquillaje, porque era lo que le habían enseñado en todos esos años que llevaba ahí abajo. Y el hecho de que estuviera así conmigo, confiando en que me iba a dar igual su imagen, me parecía mucho más íntimo que cualquier otra cosa.
Soltó una pequeña risita mientras ensanchaba su sonrisa.
- ¿Por qué sonríes tanto? – pregunté, arqueando una ceja, entre divertido y confundido.
Se mordió el labio inferior, intentando contener una carcajada. Le encantaba darle suspense a cualquier tontería.
- Estabas ronroneando.
Se me cortó la respiración durante unos instantes. ¿Que yo estaba qué?
Mierda.
- ¿Qué dices? Yo no ronroneo. - Mentí.
- Pues sí, lo hacías. Mientras dormías. Ha sido adorable. - siguió riéndose, casi como si le hiciera gracia ver cómo intentaba negarlo.
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𝙃𝙊𝙋𝙀 ❧ 𝐇𝐮𝐬𝐤𝐞𝐫𝐝𝐮𝐬𝐭
FanfictionEl hotel está yendo cada vez peor, y Charlie ya no sabe qué hacer para arreglarlo. Tras una reunión con la Junta en el cielo, los ángeles proponen lo siguiente: aceptarán el proyecto como método oficial de redención si Angel Dust, la famosa estrella...