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— Ven aquí — Tomó a su esposa haciendo que se siente en su regazo, acarició su largo cabello castaño, preferiría estar en casa consolando a Wanda, pero ya había leído la carta — Lamento que hayas pasado por esto, sé que es difícil por lo que atraviesas con tu familia, no puedo decir que te entiendo, pero me alegro de que tú seas quien esté aquí, conmigo — La tomó de la mejilla limpiando sus lágrimas con el pulgar — Eres una excelente madre para Cassie, aunque suene egoísta estoy feliz de que de toda tu familia tú seas quien siga aquí, sabes que jamás me ha importado tu fortuna, ni tu apellido, me importas tú — Acariciaba su mejilla notando cómo se relajaba entre sus brazos

— Gracias por estar a mi lado a pesar de todo — La voz se le quebró en esa última parte — No me imagino atravesar todo esto sin ti — Hablaba cerca de su boca, no quería alejarse, quería sentirse amada que Natasha correspondía ese amor, que no la dejaría por nada del mundo, que podría olvidar todo lo malo y sólo concentrarse en que su matrimonio pueda prosperar, quería sentir todo eso por más que no sea real

— No sé que dirá en la carta, pero estoy para ti, sin importar que pase entre nosotras, tenemos una hija y cómo madre no has fallado, jamás te dejaré de lado ni te haré ningún daño, porque sería hacérselo a Cassie y quiero que sepas que es importante para mí que así cómo nuestra hija quiero que tú estés bien y me veas como un apoyo independientemente de lo que pase entre nosotras — Ver a Wanda tan dependiente de ella, hablando encima de sus labios, pudiendo acariciarla y abrazarla, el corazón se le estaba apretando a más no poder, quería besarla en ese momento, de algún modo dejar todo atrás y tener a Wanda sólo para ella, claro que en la realidad Wanda no era suya, quizás jamás fue así

— Láska, sé que no te tocó nada de la herencia directamente, pero...

— No, Wanda — Negó rápido queriendo separarse de su boca, pero no podía, peor aún que la sostenía de las mejillas, la acariciaba, la tenía encima suyo, le era imposible alejarse hacia un lado — Ese dinero es tuyo y de Cassie, yo no voy a hacer lo que todo el mundo espera, no voy a aprovecharme de tu fortuna, porque yo no me casé contigo por tu dinero, si hubiera sabido que el vestido que usabas la noche que nos conocimos costó más de cinco mil dólares, creo que ni siquiera me hubiera acercado a hablarte — Rio con suavidad queriendo aligerar el momento, no podía ver a Wanda triste, le dolía en el alma que esté así, ella era una mujer muy feliz, la luz de sus días

— ¿Por qué? — Emitió con tristeza, tenía las manos en la cintura de Natasha, la acariciaba con suavidad, no quería hacer ningún movimiento en vano para que se aleje

— Porque eres muy rica para mí — Bromeó acariciando sus labios con los de ella mientras hablaban

— ¿A qué te refieres? — Preguntó divertida queriendo besarla, pero resistiéndose al máximo

— No eres la clase de chica que hubiera elegido, eres una niña privilegiada y mimada, yo no sé de comida de alta clase o lugares finos a los cuales ir o cómo se consigue una membresía en el club, tú me enseñaste todo eso

— Me gusta ser tu chica, gracias por haberme elegido ese día, pero yo jamás pensé que querrías mi dinero o lo que sea, tampoco me fijé en tu condición social o económica, yo me enamoré de ti, me gustaste desde el primer momento que te vi, no creí que sería serio para ninguna de los dos, pero nos casamos y tuvimos una hija, quisiera que mis papás y Pietro te hayan conocido, sé que te hubieran amado — Sonrió con añoranza, la vida se encargaba sólo de arrebetarle a las personas que más amaba ¿Quién sabe si en algún futuro su propia hija encuentre ese vídeo de la infidelidad en internet y la odie también?

— Tú los conoces mejor que nadie — Suspiró sintiéndose incómoda de repente, Wanda la engañó, ese recuerdo estaba más que presente estos últimos días, no paraba de tenerlo en mente, como si alguien se encargara de que no lo olvide — Bien... ¿Vamos a casa? Ya quiero ver a Cassie — Bajó las manos de sus mejillas y se estiró al lado contrario para tomar su celular, no quería empujar a Wanda, pero no debían estar tan cerca, ya confundió las cosas una vez por esa misma situación

Wanda bajó de su regazo poniéndose de pie en el piso, no habría más abrazos o besos en la mejilla ni en el cabello, volvían a su normalidad en la que Natasha era fría con ella, no podía culparla, pero eso no hacía que doliera menos. 

High Infidelity | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora