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Dos semanas en la cabaña y se sentía tan relajada, habían salido unas veces con su bebé al lago, se había relajado con Natasha en el jacuzzi de la habitación, había un columpio en la rama del árbol, a Cassie le encantaba estar ahí, podía balancearse todo el día, también habían hecho picnics, eran unos buenos días.

Se estiró en la cama viendo a Natasha, ni siquiera lejos podían dormir separadas, al llegar entraron a la habitación como si fuera natural que debían dormir juntas, acarició la mejilla de su esposa que aún estaba dormida, era bellísima, quería poder abrazarse a ella y no soltarla jamás.

Desde que hablaron en casa se planteaba en lo lindo que sería tener otro bebé de Natasha, no importaba si era niño u otra niña, pero sí amaría cuidar a dos bebés de su esposa, Cassie sería una gran hermana mayor, estaría feliz de embarazarse con otro de sus preciosos bebés, aunque si traía el tema a colación, Natasha podría pensárselo, pero le diría que el óvulo sea de ella, así que no podía arriesgarse, no le haría daño al mundo trayendo otro Maximoff, tampoco heriría al pobre niño que lastimosamente llevaría su sangre.

Su esposa había sido quien cocinó estos últimos días, le gustaba comer lo que ella preparaba, le gustaba sentirse atendida y querida, en el diario Natasha no lo hacía porque estaba ocupada, pero aquí era todo casi que perfecto, vio el monitor de su bebé y notó que estaba despierta en la cuna, normalmente su bebé lloraba para que vayan con ella, pero en este lugar, Cassie abría los ojos viendo alrededor como si quisiera averiguar dónde estaba, adoraba el día a día en ese lugar, lejos de todo y todos.

— Iré por Cassie y haré el desayuno — Susurró cerca del oído de Natasha, su esposa dormía de manera profunda, besó su mejilla, se levantó con cuidado, le parecía extraño no cocinar para Natasha, era su única muestra de cariño que tenía con ella, ya que no podía abrazarla, besarla, ni ver por ella, por lo que aprovechaba en levantarse temprano para poder ganarle el desayuno

Salió de la habitación con cuidado, entró a la habitación de su bebé, vio a Cassie en su cuna, la pequeña sonrió agitando sus manos de manera emocionada junto a sus pies.

— ¡Mamá! — Exclamó su bebé

— Buenos días, cariño... ¿Cómo amaneciste? — Tomó a su bebé en brazos — Vamos a hacer el desayuno para mami ¿De acuerdo?

— ¿Fresas? — Pidió Cassie con voz aún de bebé que intentaba pronunciar cada vez más palabras y una sonrisa

— Te daré unas fresas mientras preparo la comida para mami — Sonrió

— ¡Sí! — Exclamó emocionada

Wanda bajó con su bebé, el lugar se sentía cálido, veía la naturaleza en cada momento que observaba a través de cualquier ventana, los árboles, las montañas, el césped, las formas caprichosas que tenían los caminos, era precioso, tenían algunas fotos muy lindas, estaba emocionada por volver a casa y colgarlas.

Cortó la fruta para Cassie disfrutando su mañana, le puso un babero y le dio el tazón a su pequeña, estiró la mano de manera rápida tomando un pedazo de fresa; desde la cocina vigilaba a Cassie que comía mientras tenía un juguete en la otra mano.

Pensó en hacerle a su esposa una tortilla, no la condimentaria tanto para poder invitarle a Cassie, pasó algo de café en lo que esperaba que su esposa baje, a pesar de que hacía lo mismo de todos los días sentía que era mil millones de veces mejor.

Escuchó a Natasha bajar las escaleras, agradecía ya tener casi todo listo, sólo faltaba poner la mesa, Wanda vio a su esposa acercarse a saludar a su bebé, sonrió al ver cómo Cassie llevaba un pedazo de fresa a la boca de Natasha, eran demasiado adorables.

— Buenos días — Saludó Natasha

— Buenos días — Sonrió Wanda sirviendo las tortillas en platos

— Se supone que debías despertarme para hacer el desayuno — Se acercó a su esposa

— Quería hacerlo yo, llámalo costumbre o no sé, ayúdame a poner la mesa ¿Sí?

— Está bien — Suspiró tomando los individuales con cubiertos

— Gracias

Wanda sonreía viendo a su esposa e hija, su celular sonó, le pareció extraño tener una llamada, contestó con una sonrisa.

— Buenos días

— Buenos días, señora Maximoff, llamo para confirmar su asistencia el lunes veinticuatro al despacho — Escuchó al otro lado de la línea

— Estaré ahí con mi esposa — Suspiró con tristeza, quería estar con su mujer y Cassie en la cabaña, odiaba que esta paz se terminaría en unas semanas, claro que después de la primera reunión viajarían a Ginebra, quería ver el lado positivo de la situación, estaba realmente emocionada por ir allá, hace mucho que no llegaba a esa casa

— Perfecto, por cierto señora Maximoff, logré agilizar el proceso y ese mismo día ya se le cederá todos los bienes, no habrán más reuniones, así podrá disfrutar las vacaciones con su familia a gusto, disculpe por molestarla, pero era una noticia importante que debía notificarle, hasta luego, tenga buen día

— Usted también, hasta luego — Colgó el teléfono

Sería una gran noticia si no fuera porque al obtener su herencia y Cassie estar asegurada, se divorciaría, no habrían viajes, no más días junto a Natasha, todo había acabado, esos días en la cabaña serían los últimos en su vida de casada.

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Hola!!! Muchas gracias por sus votos, especialmente por sus bellos reviews <3

No sé cuanto tiempo más me tome escribir este fic, la verdad estoy enredada en una parte y espero que se entienda xd 

Bye...

High Infidelity | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora